Este fin de semana, un amigo me comentó que, sin querer hacerme ningún spoiler, tenía que ver los capítulos que me faltaban de El libro de Boba Fett. Le dije que sí, que tenía pendientes los dos últimos y trataría de hacerlo en cuanto terminara con mi maratón de “revisiones”, que incluye nada menos que Breaking Bad, Mr. Robot y Peaky Blinders, así que ando con poco tiempo para más cosas. “Deja las demás y ve esto”, me presionó. “Hay un personaje que te va a volver a interesar”, añadió. 

Así que, dicho y hecho, me puse a ver los dos episodios en cuestión y… vuelve a aparecer Luke Skywalker. Tan creíble -o incluso más- que en The Mandalorian. Un Luke Skywalker indistinguible de Mark Hamill, el actor que lo ha encarnado durante todo este tiempo, hasta la llegada del CGI: la generación de imágenes por ordenador [computer generated imaging, en inglés]. 

Atrás quedan las “resurrecciones” bastante poco creíbles de la princesa Leia tras el fallecimiento de Carrie Fisher o los más que criticados rejuvenecimientos de El irlandés [The Irishman], protagonizada por unos más que maduros Robert de Niro, Al Pacino y Joe Pesci.

Mark Hamill no ha participado en ningún momento en la creación de este Luke Skywalker

Polémica

La polémica en esta ocasión, sin embargo, es muy diferente. Una cosa es utilizar ordenadores para modificar el aspecto de un actor que físicamente está haciendo su trabajo y otra muy distinta es que la persona en cuestión ni aparezca por el set de rodaje. Porque este Luke Skywalker se parece a Mark Hamill, es indistinguible del verdadero Mark Hamill [cuando era más joven, por supuesto] y, sin embargo, Mark Hamill no ha participado en ningún momento en su creación. O, como sucedió con Carrie Fisher, que ya había fallecido.

Si dejamos de lado las discusiones de Hollywood, centradas en cuestiones artísticas, pero siempre con un trasfondo económico, en la utilización de CGI subyace una cuestión mucho más profunda y cuya respuesta es casi imposible de consensuar. ¿Debemos permitir que se siga desarrollando este tipo de software?

Si usas CGI, los efectos están predeterminados por las ideas que se han plasmado en el software

Más allá de los escenarios

Durante mucho tiempo, la CGI se había ceñido a la construcción de escenarios y objetos. En el otro lado de la barra se encuentra Inception, en la que vemos, por ejemplo, cómo se pliega toda una ciudad sobre sí misma y, sin embargo, se utilizó muy poca CGI en la creación de la película. De hecho, para crear esa curvatura de París y muchas otras escenas se utilizaron efectos visuales o especiales, si prefieres. 

Como explicaba Paul Franklin, máximo responsable de ese aspecto de la película a Wired, “si usas versiones CGI de escenas de acción complicadas, como edificios que caen, explosiones o ciertos efectos de iluminación, esos efectos están predeterminados por la naturaleza del software y las ideas que se plasmaron en él. En el mundo de los efectos, todavía queda un montón de aleatoriedad útil de las físicas del mundo real”.

Imagina que alguien pudiera construir una imagen tuya y crear un vídeo en el que cometas un crimen

Del cine al deep fake

Pero la cuestión que se debate ahora no tiene que ver con ciudades que se pliegan, ni siquiera con héroes jedi que vuelven a la vida o parecen haber encontrado la fuente de la eterna juventud. El problema es que el desarrollo de la CGI tiene un impacto directo en el deep fake.

Imagina por un momento que alguien pudiera construir una imagen tuya y crear un vídeo en el que cometas un crimen. La imagen es tan realista, que es indistinguible de ti. Incluso tu voz suena igual. 

Ya es real

Esa posibilidad ya existe hoy en día. Si no, que se lo digan a Tom Cruise. En TikTok hay una cuenta, deeptomcruise, dedicada por entero a vídeos falsos del actor. En Corea, la presentadora de informativos Kim Joo-Ha fue sustituida por CGI [previo aviso a la audiencia] y, aunque no ha perdido su trabajo de momento, el canal MBN ya ha expresado su intención de continuar utilizando la versión digital de la periodista. 

Incluso, Collider llegó más lejos y creó una mesa redonda deepfake en la que supuestamente participan Robert Downey, Jr., George Lucas, Tom Cruise, Ewan McGregor y Jeff Goldblum. Te lo dejamos aquí para que aprecies la calidad de la recreación.

 

El mundo político ha sido también uno de los objetivos. Tanto Donald Trump como Barack Obama han “protagonizado” vídeos deep fake. Algo que también ha sucedido con el mismísimo Salvador Dalí

Barnaby Francis, que trabaja con el pseudónimo Bill Posters, ha llevado el deep fake a su máxima expresión en el entorno del arte. En sus vídeos están presentes desde Mark Zuckerberg, Jeff Bezos, Elon Musk o las Kardashian, hasta figuras de la política o de la economía. 

Hoy en día cualquiera puede crear rostros en minutos y gratis

Para el bien o para el mal

Como siempre, la respuesta correcta debería ser que la tecnología, en sí misma, no es ni buena ni mala. Es el uso que hagamos de ella lo que la define. Sin embargo, no cabe la menor duda de que este software ya está al alcance de cualquiera. Incluso tú lo puedes intentar con herramientas gratuitas como ArtBreeder, en la que no es fácil “copiar” el rostro de alguien real, pero sí crear tus propios personajes en apenas unos minutos. 

Por tanto, es imposible controlar quién las va a utilizar. Y la experiencia nos demuestra que, en el sector tecnológico, como en tantos otros, si algo se puede usar para el mal, alguien lo va a hacer. ¿Significa eso que debamos detener el desarrollo de la CGI? Tú, ¿qué opinas?