Este fin de semana, la selección española se mide ante Georgia. De ganar ese partido, España ya estaría practicamente clasificada para el próximo Mundial que se disputará en Estados Unidos, Canadá y México. La gente está pendiente de embrollo por la desconvocatoria de Lamine Yamal, pero no todo el mundo conoce que el actual presidente georgiano, Mikheil Kavelashvili, muy criticado por su ideología anti europeista y prorusa, tuvo un pasado como futbolísta llegando incluso a representar a su país.

Su carrera como futbolísta

Mikheil Kavelashvili, nació en Bolnisi, Georgia, cuando aún el país balcánico pertenecía a la URSS. Como cualquier jugador que nacía en esta época y este lugar, su sueño era jugar en la Premier League rusa. Mikheil lo logró y pudo jugar en la mejor liga rusa. Llegó en 1995 al Spartak Vladikavkaz, donde se proclamó campeón de la Premier League rusa y firmó 12 goles decisivos. Poco después, el Manchester City llamó a su puerta, en una etapa en la que los ‘Sky Blues’ eran un club modesto, acostumbrado a pelear por no descender y siempre eclipsado por el poderoso United de Ferguson.

Comenzó a entrenar el 1 de marzo de 1996, pero no pudo ser inscrito hasta el día 28, al no disponer todavía del permiso de trabajo necesario para debutar. Más allá del tanto que logró en su estreno, nada menos que ante el temido United en el viejo Maine Road —un derbi que terminó 2-3—, Kavelashvili acumuló 28 partidos con la camiseta celeste. Solo cuatro fueron en la Premier League, mientras que el resto llegaron en la Nationwide League Division One (la actual Championship), donde el equipo acabaría descendiendo al término de esa misma temporada.

La siguiente temporada, disputó 24 partidos en segunda división anotando tan solo dos goles. El conjunto de Manchester, al ver que el nivel del georgiano no era el esperado, decidieron no renovar su permiso de trabajo, por lo que Mikheil Kavelashvili tuvo que abandonar las islas inglesas. Tras su paso por Inglaterra, puso rumbo a Suiza, donde recorrió muchos de los equipos del país de los Alpes. Fue campeón de liga con el Grasshoppers en 1998. Pasó por Lucerna, Zúrich, Sion y Aarau antes de colgar las botas en el Basilea durante la temporada 2005-2006, en la que apenas disputó 14 partidos. Además, fue internacional con Georgia entre 1991 y 2002, periodo en el que acumuló 46 encuentros y anotó 9 goles con su selección.

Del fútbol a la política

Romario, Pelé o George Weah, son ejemplo de futbolístas que tras colgar las botas decidieron integrarse en los panoramas políticos de sus países. En el caso de Mikheil Kavelashvili, trató de presidir la Federación de fútbol de Georgia, pero su petición fue anulada por el entonces presidente de la UEFA, Michel Platini, ya que no contaba con estudios superiores. Ante esta negativa, entró como parlamentario en 2016 en el partido 'Sueño Georgiano'.

En 2022, Kavelashvili, acompañado por otros dos parlamentarios, impulsó la creación de Poder Popular, un partido satélite de Sueño Georgiano. Esta formación abrazó un discurso populista y abiertamente antioccidental, acusando a la oposición de estar controlada por congresistas del Partido Demócrata estadounidense y actuando como altavoz de la retórica rusa, promoviendo leyes inspiradas en el Kremlin para limitar la libertad de expresión y los derechos LGBTQ+.

Ahora, Kavelashvili se convertirá en el segundo futbolista que alcanza la presidencia de su país. El primero fue George Weah, Balón de Oro 1995 y mejor futbolista africano en 1989 y 1995, quien gobernó Liberia entre 2018 y enero de 2024. A diferencia del georgiano, Weah compitió en varios procesos electorales —perdiendo dos antes de ganar—, se involucró en labores sociales y ejerció como embajador de UNICEF, además de promover campañas contra el sida, programas de alfabetización y la prohibición del uso militar de niños.

También en 1994 asumió la dirección del Junior Professionals de Monrovia, un club que acogía a jóvenes con pocos recursos. Allí no solo aprendían fútbol, sino que tenían la obligación de continuar con sus estudios: la única norma para permanecer en el equipo era no dejar el colegio, de modo que día y mañana pudieran mostrar un diploma cuando se lo exijan.

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