El 8 de agosto de 2009, el RCD Espanyol se encontraba en Coverciano, Italia, dispuesto a continuar con su pretemporada. Sin embargo, un trágico suceso sacudió no solo la preparación del cuadro perico, si no a todo el fútbol europeo. El capitán del equipo catalán, Dani Jarque, falleció a los 26 años de forma repentina en el hotel víctima de un paro cardiaco. Jarque, acababa de ser nombrado capitán del Espanyol y esperaba un hijo con su compañera sentimental. Una noticia que caló hondo en la familia blanquiazul y dejó una cicatriz en todo el fútbol nacional. 16 años después de aquello, su figura sigue presente en cada partido, en cada gol y en cada latido de la que fue su afición durante toda su carrera.

Una vida como perico

Nacido en Barcelona en 1983, Dani Jarque llegó al Espanyol con 12 años. Era un chico del barrio de San Blas que soñaba con defender el escudo del equipo de su vida. Su ascenso fue lento, sin estridencias, forjado a base de entrenamientos, disciplina y una humildad que le caracterizó siempre. Debutó en el primer equipo en 2002 y fue creciendo temporada tras temporada, convirtiéndose en un central jerárquico, de los que transmiten seguridad más por su serenidad que por gestos grandilocuentes.

En 2006 levantó la Copa del Rey y jugó la final de la UEFA en Glasgow, dejando claro que su carrera estaba destinada a marcar una época en el Espanyol. En el verano de 2009, el club le entregó el brazalete de capitán, sustituyendo en la función a Raúl Tamudo. Una distinción que apenas pudo disfrutar en vida, pero que sería eterna tras su muerte.

Dani Jarque, siempre con nosotros

La noticia de su marcha conmocionó a todo el mundo del fútbol, tanto a compañeros y aficionados como a rivales. En aquel momento, lógicamente, no importaron los colores: el deporte entero se tiñó de luto. Se dieron múltiples homenajes en su honor. Uno de los más emotivos ocurrió al día siguiente de su fallecimiento, cuando más de 50.000 aficionados rindieron tributo a Jarque en el estadio de Cornellá, acompañados de un silencio solemne, que alternaron con aplausos y cánticos en memoria del futbolista.

Pero el gesto más recordado fue el que se dio en 2010, durante la final del Mundial de Sudáfrica. Andrés Iniesta, tras marcar el gol más importante de la historia de España, se quitó la camiseta y mostró un mensaje escrito a mano que quedó grabado en la retina de todos los aficionados: “Dani Jarque, siempre con nosotros”. Un acto que fue símbolo de la amistad que ambos futbolistas compartían.

En el corazón del estadio de Cornellá, la grada de animación lleva su nombre y su dorsal se retiró hasta el año 2016, cuando el club perico anunció que, para agrandar su figura, el número 21 volvería a la plantilla, siempre siendo lucido por un futbolista de la casa “que comparta la estima y la pasión por el Espanyol que tenía Dani Jarque”. Ese mismo número aparece en el brazalete que han llevado todos los capitanes del equipo desde entonces y, además, cada encuentro en Cornellá se detiene en el 21’ para que la afición recuerde que Jarque continúa capitaneando al equipo desde el cielo.

Homenaje en Cornellá

Con motivo del decimosexto aniversario del fallecimiento de Dani Jarque, como no podía ser de otra manera, el RCD Espanyol ha realizado un sentido homenaje al que fue su capitán. Pese a tener un amistoso por la tarde frente al Newcastle en Inglaterra, los catalanes han cuadrado su agenda para poder acudir a la Puerta 21 del RCDE Stadium.

En ella, la plantilla, liderada por los capitanes del equipo, Javi Puado, Leandro Cabrera, Pol Lozano y Edu Expósito, realizó una ofrenda floral a los pies de la estatua de Jarque, ubicada en el interior del estadio. Al acto también acudieron los padres del eterno 21, su representante y amigo, Xavier Màgic Díaz y miembros de la federación de peñas.

Súmate a El Plural

Apoya nuestro trabajo. Navega sin publicidad. Entra a todos los contenidos.

hazte socio