Parece que José María Aznar ha pasado a formar parte de los políticos desmemoriados, de aquellos que pese a haber defendido durante toda su carrera una cosa, con el paso del tiempo, se convierten en abanderados de la contraria.

Después de haber protagonizado oposiciones durísimas, después de representar la derecha conservadora, después de arremeter contra Podemos como normal vital; llega Aznar y critica a Mariano Rajoy por enfrentarse a Podemos y “polarizar” a los españoles de cara a las elecciones del 26J.

Él, que se ha enfrentado a todos los partidos e incluso a los miembros del suyo (porque no ha dudado nunca en criticar públicamente al que un día fue su elegido), ahora apuesta por la concordia para evitar un “descarrilamiento histórico” de España. "Creo que no es necesario que les diga que yo mantengo algunas opiniones políticas propias", ha dicho en su discurso, y no es ninguna mentira.

Así, el ex presidente del Gobierno ha puesto este jueves en cuestión la estrategia de campaña de Mariano Rajoy con la que pretende "polarizar y radicalizar" a los españoles antes de acudir a las urnas. Si finalmente Rajoy sigue por esta línea, Aznar piensa que sólo hay un final posible: que ganen siempre los mismos, "los peores".

A mi juicio, eso implica abandonar de inmediato cualquier tentación de polarizar, de amedrentar, de extremar, de excluir, de radicalizar, de dividir, de enfrentar a unos españoles contra otros. Porque en esa competición siempre ganan los mismos, que son siempre los peores. Y siempre pierde la convivencia. Hay abundante experiencia acerca de esto.

¿Qué por qué puede criticar la campaña de Rajoy? Pues, según sus propias palabras, porque su dedicación pública pasa por "alentar y alertar", siempre pensando en lo mejor para este país.  

Las enseñanzas de la Segunda Guerra Mundial

Aznar lo tiene claro. Hay que "abandonar de inmediato cualquier tentación de polarizar, amedrentar, extremar, excluir, radicalizar, dividir o enfrentar a unos españoles con otros". 

¿Por qué? Porque según ha lamentado, hemos olvidado las enseñanzas de la Segunda Guerra Mundial y de la Guerra Civil y, por ello, estamos volviendo a desarrollar esas ideologías totalitarias que ya fueron vencidas.

Cada día tenemos menos presentes las enseñanzas de esos acontecimientos y, por ello, la vigencia social de ese conjunto de valores, de instituciones y de actitudes está decayendo. Tanto nuestra Constitución como las de los países europeos, y el proyecto europeo mismo, se asientan en la amarga experiencia del conflicto violento y en la voluntad de erradicarlo para siempre.   

Necesitamos hoy traer de nuevo a la luz pública toda esa experiencia y todo ese patrimonio cívico, para afrontar con garantías los problemas que tenemos ante nosotros.   En esta casa lo explicamos incansablemente. Constituyen la base del único orden nacional e internacional disponible.

Frente a los choques ideológicos, él apuesta por la convivencia, esa que ha llevado a España a ser lo que es. "En suma, implica hacer cuanto se necesite para defender de modo efectivo y duradero el marco de convivencia que nos ha proporcionado los mejores años de nuestra historia".

Porque los radicalismos, populismos y nacionalismos excluyentes, así como la banalización de la política, la transgresión de la institucionalidad como costumbre y los desafíos a la convivencia son expresiones de una misma actitud. "Una actitud lo bastante vulgar como para que se pueda generar la idea de que es sofisticada, y lo bastante antigua como para que pueda pasar por avanzada y nueva ante quienes no conocen bien su propio pasado", ha añadido.

A continuación, puedes leer la intervención de Aznar de forma íntegra: