El precio de las materias primas lleva meses protagonizando alzas constantes a nivel internacional. El cierre de los mercados durante los peores meses de la pandemia, con el consiguiente desabastecimiento, provocaron un boom de demanda no previsto en el momento de la apertura, todavía parcial.

El precio de las materias primas como el cobre, el acero o materiales semiconductores se ha disparado a nivel mundial, lo que se traduce en un fuerte aumento de los precios industriales, tal y como ha desvelado el Instituto Nacional de Estadística (INE) en España, con el Índice de Precios Industriales (IPRI) en máximos de hace más de tres décadas.

En el caso del cobre, los países productores han sufrido un fuerte impacto de la pandemia de coronavirus y además, un retraso en el ritmo de vacunación. Dos problemas que juntos han puesto en peligro el abastecimiento mundial. Asociaciones de automoción como Sernauto alertan todavía del desabastecimiento de chips y otros componentes clave para la fabricación de coches.

Por otro lado, el aumento de las exportaciones de acero ha provocado el aumento del precio de la propia materia y algo similar ocurre con los semiconductores, imprescindibles para la fabricación de electrodomésticos y electrónicos. Esto, sumado a que la pandemia sigue haciendo estragos en el comercio internacional, y que China ha limitado las exportaciones para favorecer el suministro interno, provoca subidas en cadena.

El FMI registra una subida de más del 20% en el precio de las materias primas

A día de hoy, el índice mundial de precios de las materias primas del Fondo Monetario Internacional (FMI) se sitúa más de un 20% por encima de los niveles prepandemia. Y no solo eso, sino que se encuentra en máximos registrados de los últimos siete años.

El paso siguiente al encarecimiento de las materias primas es, inevitablemente, el aumento de los precios industriales que, en el caso de España, han repuntado un 12,8% en abril, más de un 6% que lo registrado en marzo, y la mayor subida registrada desde junio de 1984, hace más de tres décadas. Dentro del sector industrial, los precios de la energía aumentan su tasa anual en un 33,1%, la cifra más alta desde diciembre de 1981.

En el caso de los bienes intermedios, destinados a la fabricación de productos finales, la subida es del 9,9% en abril, más ligera que en el caso de la energía, pero un 2,5% más en tasa mensual. En este caso, la subida corresponde al aumento de los precios de la fabricación de productos químicos básicos. El INE asegura que también aumentó el precio de los bienes de consumo no duradero, en un 2,9%, por la subida de los precios de la fabricación de aceites y grasas vegetales y animales principalmente.

La subida del 33,1% en el precio de la energía tiene una consecuencia clave que afecta a todos los consumidores: subidas en el precio de la electricidad, es decir, un aumento de la factura de la luz, más allá de la entrada en vigor del nuevo modelo el 1 de junio.