El sector del ocio y las celebraciones ha sido, sin ninguna duda, uno de los más afectados por la irrupción del coronavirus en marzo de 2020. Con el estado de alarma y el confinamiento domiciliario decretados el 14 de marzo, el sector vio paralizado todos sus eventos de repente, con continuas cancelaciones o aplazamientos que, a día de hoy, todavía no se han recuperado.

El ocio engloba decenas de actividades diferentes, que pueden ir desde practicar o ver deportes a celebrar una fiesta con amigos. De todos estos subsectores, hay uno que se ha visto especialmente mal parado por las restricciones, ya sean de movilidad, de horarios o de aforo. Hablamos de las bodas, un subsector que mueve hasta 5.000 millones de euros al año en España.

Con la irrupción de la pandemia, los futuros novios decidieron cancelar, o bien aplazar, las celebraciones. Hay que tener en cuenta que una boda es una celebración en la que lo habitual es reunir a varias decenas, o incluso centenares, de personas cercanas, ya sean amigos o familiares. Además de la cantidad de gente en un mismo espacio, tienen un marcado carácter sentimental o emotivo que podría quedar empañado con la mascarilla y la distancia social.

Es por eso por lo que la mayoría de las parejas decidieron aplazar la celebración, tal y como asegura Isaac Amselem, presidente de la Asociación de Profesionales de Bodas en España (APBE). En cifras, el 80% de las bodas previstas se retrasaron y solo el 20% restante se celebraron, con mucho menos aforo y algunas de ellas con solo la celebración, ya fuera religiosa o civil.

Las pérdidas económicas son claras. El sector pasó de facturar 5.000 millones de euros anuales a facturar alrededor de 800 millones de euros en 2020, con consecuencias nefastas para el empleo. La celebración de bodas emplea a 3 millones de personas de forma directa al año, y otras 2 millones de forma indirecta, según los datos de la asociación. En esta línea, tampoco han contratado a personas con formación específica para mantener la seguridad sanitaria, sino que se ha formado a personal dentro de la empresa.

"Queríamos que la normativa no cambiara cada semana"

Sin embargo, las críticas al Gobierno no son en materia económica. Al contrario, se centran en la incertidumbre y la falta de información. “Hemos pedido más ayuda y más información. No queríamos ayudas económicas, preferíamos trabajar y tener información y reducir la incertidumbre. Queríamos que la normativa no cambiara cada semana ya que entendemos perfectamente las medidas por la crisis sanitaria”, justifica Amselem.

Con este panorama, a solo unos días de terminar el estado de alarma (el próximo 9 de mayo), el sector no puede anticipar qué va a pasar después. El presidente de APBE reconoce que afrontan la temporada dependiendo de las restricciones en las diferentes comunidades autónomas, pero con un nexo común: la incertidumbre ante lo que pasará tras el final del estado de alarma.

“En Madrid esperamos bodas pequeñas pero, por ejemplo, en Galicia no, porque el aforo está limitado o están prohibidas y no se pueden hacer”, reconoce Amselem, que asegura que el aforo de las celebraciones se ha reducido de las 150 personas habituales a las 75 actuales. Ante esto, tiene una petición clara al Gobierno: diseñar un protocolo de desescalada que les ayude a prepararse para la vuelta de las bodas.

Y es que son optimistas con respecto a los próximos meses y creen que las parejas van a seguir adelante con su boda. “Muchas vienen aplazadas desde el año pasado. Este año dicen sí o sí me caso, con 20 o 30 personas” -explica el presidente- “Esperamos que sea un año bueno para las bodas. Todavía nos queda mucho recorrido. Estamos viendo que este año las bodas van a ser mucho más pequeñas”.

Además, recalcan que solo se han detectado tres focos de contagio en la celebración de 28.000 bodas, un porcentaje ínfimo en comparación con otras actividades. “Si no ha habido focos, ¿por qué no nos dejan hacer una boda? El sector de las bodas ha hecho un protocolo específico sobre cómo hacerlo” -reclama el responsable- “Lo bueno es que en una boda se sabe quién está en todo momento. Si hubiese un foco sería muy fácil de controlar”.

¿Es rentable celebrar bodas con restricciones?

Con bodas más pequeñas, y con menos servicios que prestar por las restricciones, la pregunta es clara: ¿es rentable para las empresas que se dedican a ello? “No” -responde Asemlem- “Pero siguen adelante porque tienen que seguir cobrando algo. Hay gente que desde 2019 no ha hecho nada, son sectores muy especializados que solo hacen bodas”.

Uno de los cambios más curiosos que ha vivido el sector por la pandemia es la menor planificación de un evento como este, quizás por la opción de contratar muchos menos servicios o invitar a muchas menos personas al evento. Cambios a los que tanto parejas como profesionales tienen que adaptarse. Y esto es precisamente lo que han hecho, según asegura el experto.

“Por ahora la gente que se ha casado se ha adaptado, no es lo ideal, pero se están adaptando, se resignan para poder celebrar de alguna forma. Lo están viviendo de otra forma. Son bodas maravillosas que ganan otras cosas. Está cambiando el objetivo principal de la boda, ya no se celebra una fiesta, se celebra el amor”, explica.

Otra de las novedades derivadas de la irrupción de la pandemia fue la popularización de las bodas online, eventos a través de videollamada que las parejas hacían con sus invitados, con el envío de un pequeño detalle para celebrar de alguna forma el enlace. Ante esto, reconoce que “son opciones que están surgiendo para que los novios sigan ilusionados y quieren seguir contando con amigos o familiares en otras provincias”. No obstante, el impacto económico es nulo: “No es una solución ni un parche”.

Con todo esto, esperan conocer la nueva normativa en breve y poder recuperarse, en línea con el resto de la economía. Para ello se remiten a la experiencia piloto en el concierto de Love of Lesbian: “Cojamos eso bueno y lo traigamos a todo”. En el lado negativo, también denuncian la polémica boda que se celebró en el Casino de Madrid y que se viralizó rápidamente, en la que los invitados no llevaban mascarilla.

“Desilusionaron mucho a las parejas, no estaba bien hecho y eran momentos muy puntuales. Nos hizo mucho daño, ese tipo de imágenes no ayuda al sector porque no es una realidad. No hay sitios donde se permita hacer esas cosas”, justifica el presidente de APBE.