Los agentes sociales -patronales y sindicatos- continúan en negociaciones con el Gobierno para cerrar un acuerdo sobre la reforma laboral antes del 31 de diciembre. Tras largas sesiones en la mesa de diálogo social en los últimos días, este jueves los agentes sociales dan un paso más y reúnen a sus órganos ejecutivos ante un acuerdo que podría alcanzarse en las últimas horas, para ratificarse la semana que viene en el último Consejo de Ministros del año.

La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) ha convocado a su ejecutiva “a primera hora de la mañana”, mientras que parece que los sindicatos lo harán a lo largo de la mañana. Tanto CCOO como UGT han citado a sus comisiones ejecutivas para trasladar la última propuesta sobre la mesa. Unas consultas que se realizarán esta mañana, aunque UGT todavía no matiza el horario, para llegar a la reunión con el Gobierno, previsiblemente con una decisión tomada, a las 16 horas.

La mesa de diálogo social ha intensificado sus encuentros en los últimos días, pasando incluso a reuniones diarias, con el objetivo último de cumplir con los plazos prometidos, tanto en el propio acuerdo de Gobierno como con Bruselas, para tener un acuerdo tripartito antes del 31 de diciembre. Una promesa que ha reiterado la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, semana tras semana.

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De hecho, Díaz ha asegurado este miércoles que espera cenar este jueves en su casa de Galicia, lo que deja entrever que el acuerdo por la reforma laboral está muy cerca de ser una realidad, “en el tiempo de descuento”, según las palabras de la propia vicepresidenta segunda. La responsable de Trabajo, y principal parte de la negociación desde el Gobierno, ha prometido una reforma “profundamente ambiciosa”.

El objetivo de la ministra es que la nueva normativa sobre la reforma laboral aparezca publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE) antes del 31 de diciembre, cumpliendo con el compromiso con Bruselas para la recepción de los fondos europeos. Esto supondría que, de acuerdo con las fechas, la reforma laboral tendría que pasar por Consejo de Ministros el próximo martes 28 de diciembre, en la última convocatoria prevista antes de final de año.

¿Cuál es la propuesta que está sobre la mesa?

Tras varios meses de negociaciones, sindicatos y patronal debaten los últimos flecos de la propuesta del Gobierno, presentada hace apenas unos días. El último texto, según fuentes de la negociación, toca algunos aspectos del Estatuto de los Trabajadores como son la contratación y la negociación colectiva. El centro de la reforma laboral estaría, tal y como han pedido desde todas las partes, en la reducción de la alta temporalidad del mercado laboral en España.

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Es por esto que el Ejecutivo ha presentado una propuesta en el que el contrato de trabajo ordinario será el indefinido y solo ofrece dos posibilidades de contratos temporales: el estructural y el formativo. En el primero de los casos, tendrá que responder a dos únicas causas: circunstancias de producción o bien, la sustitución de otro trabajador con reserva de puesto de trabajo, debidamente justificado.

El contrato por circunstancias de la producción solo podrá concertarse por aumentos ocasiones imprevisibles de la producción o variaciones de la demanda, por un plazo máximo de seis meses, que se ampliarán a 12 si así lo establece el convenio sectorial de turno. Un contrato que está pensado para situaciones previsibles como campañas de Navidad o del sector agrícola, con un periodo máximo de 90 días al año no consecutivos.

Otro de los grandes cambios en el mercado laboral sería la reducción del plazo de encadenamiento de contratos, hasta los 18 meses, para convertirse en un trabajador indefinido. Es decir, ya no habría que trabajar 24 meses en un periodo de 30 para pasar a ser considerado como trabajador indefinido, sino que bastaría con 18 meses en un periodo de 24, el equivalente a un año y medio.

Además, el incumplimiento de estas normas supondrá que el trabajador se considere indefinido y para ello, aumentarán las sanciones dispuestas en la Ley de Infracciones y del Orden Social (LISOS) por el uso fraudulento de la contratación temporal, con multas por cada situación fraudulenta y no por empresa, como ocurre a día de hoy.

Contratos formativos y temporales: solo cuando sean necesarios

En el caso de los contratos formativos, la propuesta pretende reforzar la definición y causalidad con dos tipos diferentes: el de formación en alternancia, combinando trabajo y formación, y el contrato para la adquisición de la práctica profesional. El contrato de formación dual se limitará hasta los 30 años de edad, con un tutor obligatorio, y una duración de entre tres meses y dos años.

En el otro caso, el contrato de obtención de práctica profesional tendrá que realizarse dentro de los tres años siguientes -cinco años para personas con discapacidad- por un periodo de entre 6 y 12 meses, estableciéndose en el convenio del sector qué puestos de trabajo, actividades, niveles o grupos profesionales pueden contar con este tipo de contrato.

Por otro lado, la propuesta del Ejecutivo contempla la utilización del contrato fijo discontinuo para los trabajos más estacionales o actividades de temporada. Así, podrán acogerse a esta modalidad aquellos empleos en contratas administrativas o mercantiles, con la antigüedad reconocida en todo el periodo de la relación laboral, y no solo en los periodos trabajados. Además, el texto que está sobre la mesa incluye la derogación de la disposición adicional que permite llevar a cabo despidos objetivos y colectivos en las Administraciones Públicas.

Quizás uno de los puntos más críticos entre patronal y sindicatos ha sido la negociación colectiva, una línea roja para los segundos, que no iban a dejar pasar. Así, la última propuesta modifica la reforma laboral de Rajoy para recuperar el equilibrio en la negociación colectiva, con la ya famosa ultraactividad, para que los convenios colectivos se prorroguen hasta que sean sustituidos por otros nuevos, sin límites de tiempo.

En esta línea, el convenio de sector volverá a quedar por encima del convenio de empresa y podrá regular la elección entre abono o compensación de horas extras, el horario y la distribución del tiempo de trabajo, la adaptación de la clasificación profesional y las medidas de conciliación familiar, pero no la jornada laboral.

Los ERTE, más allá de la pandemia

El otro gran protagonista de la negociación es la figura del ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo). Aquí parece haber más acuerdo, con todas las partes a favor de mantener esta medida de flexibilidad interna para evitar despidos colectivos, tras probar su efectividad durante la pandemia. Así, quedarán los ERTE por limitación o impedimento de la actividad, tan utilizados en los últimos dos años.

Las condiciones de los ERTE serán similares a las que conocemos hoy y, durante los periodos, ya sean por fuerza mayor o por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción, no podrán realizarse horas extras, establecerse nuevas externalizaciones ni concertarse nuevas contrataciones laborales.

Por otro lado, los nuevos ERTE estructurales, aquellos denominados Mecanismo RED de Flexibilidad y Estabilización del Empleo, tendrán dos modalidades. Por un lado, una modalidad cíclica, con una coyuntura macroeconómica que aconseje la adopción de instrumentos de estabilización y una duración máxima de un año.

Por otro lado, una modalidad sectorial, a la que podrán acogerse las empresas cuando un sector aprecie cambios que generen necesidades de recualificación y de transición profesional. Esta modalidad de ERTE tendrá una duración máxima de un año y podrá prorrogarse dos veces, durante seis meses cada una. Es decir, se alcanzaría un total de 24 meses. Además, las empresas que contraten trabajadores incluidos en esta modalidad podrán acceder a bonificaciones en la cuota de la Seguridad Social del 50% en un plazo de seis meses.