Convertir el lugar de trabajo en un entorno sostenible y responsable no solo resulta beneficioso para el medio ambiente, sino que aumenta la implicación de los empleados, el orgullo de pertenencia a la empresa y, según algunos estudios, también tiene un impacto positivo en la creatividad, la productividad y la eficiencia.

Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) un trabajador de oficina produce una media de 100 kilos de residuos al año. Colocar contenedores para separar residuos, reducir el consumo de papel o aprovechar al máximo la luz natural para ahorrar energía son algunas de las medidas que están tomando las compañías para ser cada día un poco más verdes.

Un ejemplo es la Ciudad Financiera del Grupo Santander (CGS) en la localidad madrileña de Boadilla del Monte, que acoge a más de 6.000 empleados. Esta sede es uno de los mejores centros corporativos del mundo y uno de los proyectos más ambiciosos e innovadores emprendidos por una empresa española, tanto por sus dimensiones como por sus exigencias operativas. La Ciudad se construyó en 2004 bajo la premisa de respetar al máximo el medio ambiente. Con una superficie de 250 hectáreas, solo se ha edificado en el 30%, mientras que el 70% restante está destinado a espacios verdes en los que se ha realizado una cuidada reforestación y repoblación con especies arbóreas autóctonas.

También los consumos energéticos son de la máxima eficiencia, destacando el ahorro de agua, electricidad y papel, así como la maximización de los procedimientos y sistemas de reutilización y reciclado. Pero, además, cuenta con el compromiso de todos los que forman parte del banco, empezando por su presidenta. “Tenemos que hacer nuestra actividad de forma impecable y de forma Sencilla, Personal y Justa. Santander tiene un sólido historial como banco responsable. Ahora nuestra ambición es ir aún más lejos”, ha señalado Ana Botín.

Actualmente, la CGS tiene una dotación de 1.000 unidades de contenedores repartidos en todos sus edificios, que permiten segregar diariamente 32 tipos de residuos distintos. Durante el año pasado se gestionaron 1.040 toneladas de residuos, de los cuales el 96,78% fueron reciclados y recuperados. Para realizar un correcto reciclaje de los residuos, se disponen de contenedores diferenciados en cinco clases: el amarillo para plásticos, latas y bricks; el azul para papel y cartón; el verde para el vidrio; el naranja/marrón para residuos orgánicos y el gris para otros residuos como utensilios de cocina, la cerámica o la arena para animales de compañía. También hay otros contenedores como los destinados para el reciclaje de medicamentos o pilas, así como puntos limpios que tratan objetos como aparatos tecnológicos sin funcionamiento.

infografia reciclaje

Otra de las mejoras implantadas recientemente ha sido la incorporación de una nueva aplicación tecnológica que simplifica la gestión diaria y el control documental. Esta herramienta permite la geolocalización de los puntos de recogida e inventario de todos los contenedores tanto en la CGS como en edificios corporativos. La aplicación permite al personal optimizar las rutas de recogida de residuos, reduciendo las emisiones de CO2.  Cuando los camiones llegan a su máxima carga van a descargar al punto limpio, tanto en las cajas como en los autocompactadores. La compactación permite reducir el número de viajes a la planta de tratamiento, con lo que, al transportar más kilos de residuos en menos viajes, se reduce la huella de carbono.

Durante los últimos años, el banco cántabro ha impulsado numerosas iniciativas enfocadas a reducir el impacto medioambiental, como sustituir todos los plásticos de un solo uso por alternativas biodegradables, eliminar todas las botellas de plástico e instalar fuentes de agua filtrada en todas las áreas de vending y comedores. Asimismo, se han adaptado las máquinas de vending para la utilización de tazas propias y neveras, en lugar de máquinas de refrescos para facilitar el consumo de estas bebidas en cristal. Gracias a todas estas medidas, en 2019 la entidad fue el primer grupo financiero en España en conseguir la certificación Residuo Cero de AENOR, lo que garantiza que más del 90% de los residuos que se generan han sido incorporados nuevamente a la cadena de valor.

El grupo financiero realiza desde 2001 la medición, el cálculo y el control de los consumos, residuos y emisiones de gases de efecto invernadero derivados de sus instalaciones en todo el mundo. Gracias a esto, se han podido poner en marcha distintos planes de eficiencia, con los que se ha logrado reducir el consumo eléctrico y las emisiones. “Las empresas son una pieza clave para llevar a cabo esta transición ecológica y lograr que cambien las cosas. Para convertirnos en uno de los motores de ese cambio, nos hemos propuesto conseguir, antes de 2025, que el 100% de la electricidad que se utilice en todas nuestras sedes provenga de fuentes renovables”, señalan desde el banco.  De hecho, ya ha conseguido que todos los edificios del Santander en Alemania, España y Reino Unido empleen el 100% de la energía verde.

Una de las últimas iniciativas de la entidad para reducir la huella ambiental de su actividad es la instalación de un centro de procesado de alimentos en su centro corporativo de Madrid. Esta innovadora instalación, inaugurada a finales de 2021, da cobertura a los restaurantes de la Ciudad Financiera, además de los centros Alhambra y Montepríncipe adyacentes. La entidad ha realizado una adecuación de las infraestructuras con tecnologías vanguardistas que permiten tratar las materias primas, cocinarlas y ofrecerlas con la máxima calidad. Con ello, se puede hacer una trazabilidad desde el productor hasta el consumidor. 

Además, todos los servicios de restauración de la empresa Sodexo que dan servicio a la CGS obtuvieron la certificación Ecocook Restaurante Sostenible nivel 3, que es conocida como la Estrella Michelin de la sostenibilidad, y reconoce las prácticas sostenibles y los compromisos de Sodexo y Santander con la salud de las personas y con el medio ambiente.