La asociación de trabajadores anarcosindicalistas, CGT, ha convocado una huelga en Inditex para el próximo sábado 7 de enero, primer día de las rebajas de enero, a la que llama a todos los dependientes de la compañía de la Comunidad de Madrid. Así, el sindicato continúa tensando la situación después de la manifestación que tuvo lugar este jueves frente al Zara de plaza de España (Madrid), uno de los más emblemáticos de la marca. Un centenar de trabajadores se congregaron ante sus puertas para exigir subidas salariales, reivindicación que continuarán sosteniendo con el anuncio de la huelga.

No obstante, la convocatoria no es compartida por el conjunto de sindicatos, lo que está produciendo una guerra de acusaciones cruzadas. Los dos sindicatos mayoritarios a nivel nacional, también dentro de Inditex, CCOO y UGT, han rechazado la huelga y han ensalzado el acuerdo alcanzado con la compañía de Amancio Ortega la pasada semana. Por el contrario, CGT, sindicato mayoritario de Zara, Pull&Bear, Lefties y Kiddy's Class en la Comunidad de Madrid, no prevé frenar sus protestas y considera el acuerdo firmado como insuficiente. Situación similar a la que se ha dado en A coruña, donde la Confederación Intersindical Gallega (CIG), también sindicato mayoritario de la marca en su territorio, ha mantenido las protestas a pesar del acuerdo firmado.

"Son sindicatos que no salen a la calle y no le dan ningún problema a Inditex", revela Anibal Maestro, responsable de CGT en Zara, a ElPlural.com. De hecho, señala que la intenciones de Inditex, dando ahora este incentivo que ya existía, son cuestionables, pues prosiguen con su acuerdo marco a través del cual, "atribuyéndolo a la digitalización, están cerrando tiendas productivas y dejando en la calle a trabajadoras". Además, asegura que las indemnizaciones no se corresponden a un cierre de tiendas que, recalca, "son productivas". 

Si no se sientan a negociar”, advierte Maestro, "la huelga seguirá adelante". Además, asegura que se coordinarán con el resto de sindicatos que están elevando el nivel de sus reclamaciones. La reivindicación es clara: “subidas salariales reales”, no una paga de 1.000 euros que “se abona de una vez”. “El salario base de las dependientas es el mínimo, lo que plantea problemas de cara a solicitar hipotecas o préstamos”. Por ello, exigen una subida salarial de 400 euros que pueda responder al aumento del precio de nivel de vida motivado por la elevada inflación y la subida de tipos.

Acuerdo que no convence a todo el mundo

El pasado viernes, Inditex alcanzó un acuerdo con CCOO y UGT basado, básicamente, en incentivos por venta. Después de múltiples negociaciones, las organizaciones sindicales definieron puntos comunes con el gigante de la moda, que ha aceptado ofrecer incentivos ligados a las ventas, que ya existían en las tiendas de la marca, pero fueron eliminados con motivo de la pandemia. Ahora se recuperan y doblan su cuantía hasta los 1.000 euros. Además, el acuerdo contempla una mejora del plus sede, que solo afecta a los dependientes de A Coruña.

Más allá, Inditex ha asumido el compromiso de implicarse en el desbloqueo de los convenios autonómicos y provinciales, ya que la compañía negocia por territorios y no por sector, y la actualización de los salarios. No obstante, esto no convence ni a CGT ni a CIG, que piden subidas reales de los salarios y mejoras de las condiciones, no incentivos ligados a las ventas o pluses. Según datos de los sindicatos, el 57% de la plantilla de Inditex está acogida a un convenio sin renovar, lo que congela sus salarios.

Por su parte, CCOO defiende lo conseguido y asegura que los incentivos establecidos “palian los efectos” de la pérdida de poder adquisitivo. “Es un conflicto ficticio. Se está negociando el convenio en estos momentos”, apunta a este periódico Ángeles Rodríguez, representante de CCOO en materia de comercio, en relación con el conflicto de A Coruña. Sobre Madrid, asegura que el convenio textil sigue vigente, aunque “se acaba este año y el año que viene habrá que negociarlo”.