El Fondo Monetario Internacional (FMI) hace saltar las alarmas. De hecho, las predicciones del organismo no son nada halagüeñas para el contexto político internacional. La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, ha asegurado hoy durante su intervención en el Foro Económico de Davos, que “la incertidumbre es el mayor obstáculo para el crecimiento global, al que también afectan las disputas comerciales y el cambio climático”.

Horas antes de estas declaraciones, el organismo rebajó sus previsiones de crecimiento global al 3,3 por ciento en el año 2020 y al 3,4 por ciento para el 2021, es decir una décima por debajo de lo previsto en el mes de octubre. ¿Las razones?

Entre las más destacadas se encuentra una desaceleración mayor a la esperada en la India - donde destaca la debilidad de la demanda interna, una significativa caída del crédito y desequilibrios del sector financiero- así como en otros mercados emergentes como México y Sudáfrica y en desarrollo como en Brasil, China y Rusia además, del impacto de un malestar social creciente en el globo. Sin embargo, existen más sombras tras las declaraciones de la directora del FMI.

El informe Perspectivas Económicas Globales, publicado por el organismo, hace hincapié en economías emergentes estresadas y de bajo rendimiento pero también señala, en este contexto, a las tensiones geopolíticas entre EEUU e Irán, que acaba de anunciar su posible retirada del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares o el conflicto comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea, también afectado por la crisis en Oriente Medio, especialmente después de que la administración norteamericana amenazara a sus socios con imponer aranceles del 25 por ciento a los vehículos importados de Europa.

La administración que preside Donald Trump exigía a sus socios que denunciaran a Irán tras anunciar su retirada del Acuerdo Nuclear, a pesar de que fue Estados Unidos quien incumplió el pacto en el año 2018. Finalmente han sido Reino Unido, Alemania y Francia, las tres potencias económicas y políticas que actualmente se encuentran en entredicho en el seno de Europa, quienes un “Si bwana” a las ante las amenazas de posibles sanciones.

Por otro lado, China es la otra gran incertidumbre a la que señala el FMI. El país continuará su tendencia decreciente, que a pesar de todo registra cifras muy superiores a los países occidentales.  En el año 2019 su actividad creció un 6,1 por ciento, la tasa más baja desde 1990. 

Pero, ¿son todo malas noticias o también existen elementos positivos? La tensión respecto al conflicto comercial entre Estados Unidos y China, parece haberse rebajado y por ende los mercados. También existe cierta calma respecto a la tensión provocada por las altas posibilidades -cada vez menores- de la ejecución de un Brexit Duro. Por ello, la economista jefe del FMI, Gita Gopinath, ha realizado un llamamiento a los países con mayor margen fiscal a invertir en capital humano e infraestructuras ‘verdes’. Es decir, ha hecho un llamamiento a la unión económica y fiscal. “Los objetivos principales siguen siendo desarrollar la resiliencia financiera, afianzar el crecimiento potencial y fomentar la inclusividad”, matiza el informe.

¿Y respecto a España?

El Fondo Monetario Internacional ha rebajado la previsión de crecimiento de España para el año 2020, como adelantamos en ElPlural.com, hasta el 1,6 por ciento. Es decir, dos décimas menos de lo que preveía en el último trimestre de 2019 y uno de los mayores recortes entre los países que integran la eurozona.

De hecho, el Banco de España, advirtió en esas mismas fechas que España estaba experimentando una desaceleración gradual que podía perdurar hasta el año 2022 y restaba entonces una décima de crecimiento económico del Gobierno.

Los datos, ponen de manifiesto que nuestro país experimentará su crecimiento más bajo desde el año 2014. La tendencia se mantendrá, según el organismo en 2021. Pero, ¿Por qué es importante este dato? Menos empleo, más impuestos y menos dinero para el sector público. En esto puede traducirse la alerta del FMI. Un pronóstico que no contenta a un recién configurado Ejecutivo que prevé realizar una fuerte inversión en gasto público. De hecho, Bruselas lleva meses alertando a España en este contexto de la necesidad de realizar ajustes para cumplir la senda del Déficit, de nuevo negociada por el presidente Sánchez.

“Se han revisado a la baja las proyecciones para España debido a las secuelas de una desaceleración más marcada de lo previsto de la demanda interna y de las exportaciones en 2019”, señala el FMI.  ¿Podrá el nuevo Gobierno capear el temporal de la desaceleración?