Es de esperar que la prima de riesgo y el coste de la deuda bajen lo que no es poca cosa y parece que suficiente para que Mariano Rajoy pueda mantenerse en su estado de espera permanente.

Los problemas de fondo siguen inalterados tras esta reunión y quizás inalterables durante algún tiempo. A la entrada a la reunión de los ministros de Economía e la Zona Euro, Luis de Guindos ha formulado unas declaraciones maravillosas.

Insinúa el ministro que la economía española no se recuperará hasta que se recobre la confianza en el euro. Comprendo que a falta de verdaderas noticias el ministro se vea tentado a tirar por elevación.

Es posible que España no se recupere hasta que no se recupere la confianza en el euro pero quizás es más pertinente reconocer lo contrario:

Es difícil que se recupere la fe en el euro mientras España siga enferma y hoy, hay que aceptar con todo dolor que España, cuarta economía de la Unión, es el gran enfermo de Europa.

Recuerda The Economist que Mariano Rajoy se enfrenta a "dos grandes riesgos gemelos", que son "la ruptura del euro y la ruptura de España", en referencia a Cataluña.

Lo cierto es que Ángela Merkel mandó parar la iniciativa acordada en junio hacia la unión bancaria europea que era el paso más espectacular que se había dado hacia una mayor integración europea. Y ayer reiteró su postura.

Me refiero a la conversión del Banco Central Europeo en un verdadero banco central europeo, o sea en garante último de la banca. Algo parecido a como actúa la Reserva Federal en Estados Unidos y el Banco de Inglaterra en el Reino Unido.
El acuerdo está adoptado oficialmente y es por tanto obligatorio pero su entrada en vigor, prevista entonces para enero, queda aplazada sine die, la tradicional forma diplomática de anular un compromiso.

Ángela Merkel, apoyada en la triple alianza, la triple A de los países más solventes, Alemania, Holanda y Finlandia, se resiste a que la Unión Europea llegue demasiado lejos.

Lo ha dicho, como acostumbra, en términos y tono aparentemente positivos, diplomáticamente, al sostener la necesidad de “más Europa en lo que sea necesario”.

En este contexto las palabras pronunciadas ayer por el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, suenan a recochineo: "España no necesita ningún programa de asistencia financiera. Eso es lo que el Gobierno español ha dicho reiteradamente y deberíamos confiar en él”.

Como dice The Economist: Francia está diciendo al Ejecutivo español que "coja el dinero", a lo que Alemania responde "que no lo haga", mientras que Rajoy quiere "asegurarse de que Alemania no cerrará esta puerta pillándole los dedos.

No le interesa a Merkel romper el euro que es con lo que los socios compran sus Mercedes y BMW. Pero quiere que suframos la dura penitencia por las alegrías pasadas.

José García Abad es periodista y analista político