España se encuentra en el camino hacia una transformación energética sin precedentes. Con los recursos naturales, tecnológicos e industriales que posee, nuestro país tiene en sus manos la oportunidad real de alcanzar la independencia energética y convertirse en referente internacional en energías renovables, hidrógeno verde y biocombustibles de nueva generación. Así lo revela el informe Energy Insight 24, elaborado por Moeve, que describe un escenario de cambio ambicioso, posible y lleno de oportunidades para el crecimiento económico, la creación de empleo y la soberanía nacional.

Aunque en 2023 la tasa de dependencia energética fue del 68%, aún superior a la media europea, los avances en generación limpia y electrificación, junto con un despliegue estratégico de tecnologías verdes, marcan el inicio de una nueva etapa: la de una España energética, autónoma y climáticamente neutra.

Energía limpia: de promesa a realidad

Las energías renovables ya representan un 57% de la generación eléctrica nacional, gracias al liderazgo de la solar fotovoltaica y la eólica, dos sectores donde España brilla por su innovación y capacidad instalada. Este avance, impensable hace apenas una década, supone la base sobre la que se construirá la independencia energética.

El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) ha fijado metas claras y ambiciosas: alcanzar un 81% de generación renovable para 2030 y electrificar el 35% del consumo final. Moeve subraya que España no solo puede cumplir estos objetivos, sino que tiene todo lo necesario para superarlos.

El hidrógeno verde: un nuevo motor industrial

España está llamada a liderar la revolución del hidrógeno renovable en Europa. Con abundantes recursos solares y eólicos, una red energética robusta, estabilidad institucional y una posición geoestratégica privilegiada, el país es uno de los enclaves más atractivos del mundo para desarrollar esta tecnología clave para la descarbonización de la industria y el transporte pesado.

El informe reconoce que, aunque actualmente contamos con 37 MW de capacidad de electrólisis, el horizonte es prometedor: el objetivo de alcanzar 12 GW de electrolizadores en 2030 ya moviliza inversiones y proyectos industriales en todo el territorio.

Biocombustibles: un recurso estratégico nacional

Otra gran baza de España es su potencial en biocombustibles de segunda generación, como el biogás, el diésel renovable o los combustibles sostenibles para aviación (SAF). Gracias a la riqueza de residuos agrícolas, forestales y urbanos, España podría consolidar una industria nacional puntera, capaz de cubrir gran parte de la demanda actual de combustibles líquidos sin necesidad de nuevas infraestructuras.

Actualmente, la producción nacional cubre solo el 5% de la demanda, pero las condiciones están dadas para multiplicar esa cifra y situarse en la vanguardia de esta nueva economía circular.

Soberanía, empleo y crecimiento: las grandes recompensas

El salto hacia la independencia energética no solo fortalecerá la seguridad del suministro, sino que tendrá un impacto económico transformador. España destina más de 4.600 millones de euros al mes a importar energía. Reducir esa factura permitirá reinvertir en tecnología nacional, reducir el déficit comercial y blindar la economía frente a crisis internacionales.

Las cifras que destaca Moeve hablan por sí solas: hasta 700.000 nuevos empleos podrían generarse con el desarrollo de energías limpias y tecnologías verdes, y el PIB peninsular podría crecer un 15%. Solo el ecosistema de “moléculas verdes” promete 180.000 empleos directos en 2040.

España, ejemplo europeo de resiliencia energética

Con voluntad política, visión a largo plazo y un esfuerzo conjunto entre administraciones y sector privado, España puede pasar de ser un país dependiente a un líder energético europeo. El informe de Moeve no solo lanza una advertencia sobre las debilidades actuales, sino una invitación clara al optimismo.

El momento es ahora. España tiene todo para lograrlo: recursos, talento, tecnología y ambición. La independencia energética ya no es una utopía. Es una meta alcanzable. Y cada paso dado hoy acerca al país a un futuro más sostenible, justo y soberano.

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