Las empresas familiares representan casi el 90% del total del tejido productivo de España. Según datos del Instituto de Empresa Familiar son el mayor empleador privado de nuestro país, generando el 67% del empleo, con un total de 6,58 millones de puestos de trabajo. Estos negocios familiares, la mayoría centenarios, generan el 57,1% del PIB del sector privado por lo que su papel será clave en la reconstrucción.

La empresa familiar sobrevive una media de 33 años frente a los 12 de las no familiares

Transmitidas de generación a generación, se han convertido en las empresas de mayor longevidad, sobreviviendo una media de 33 años frente a los 12 de las no familiares. En tiempos de crisis han demostrado una mayor capacidad de resiliencia y solidaridad, también durante la emergencia sanitaria provocada por el coronavirus.

Muchas de estas compañías se han unido en la iniciativa cooperativa Damos la Cara para poner en valor el compromiso de la empresa familiar y sus trabajadores con proveedores, clientes y, en general, con toda la sociedad.

Más de 1.400 empresas familiares se han sumado al movimiento ciudadano ‘Damos la cara’

En total, más de 1.400 compañías forman ya parte de este movimiento ciudadano, social y no-partidista que busca recuperar el terreno perdido durante la crisis.  “Queremos dar a conocer ante la opinión pública la importante labor y esfuerzo que llevan a cabo las empresas familiares en cualquier rincón de España, y la importancia de su contribución desde el punto de vista económico y social”, aseguran en su página web.

Entre los empresarios que forman parte de este movimiento ciudadano está Justino Corchero, cuarta generación al frente de Jacoliva. Esta centenaria empresa  familiar está ubicada en Pozuelo de Zarzón (Cáceres) y lleva desde 1868 produciendo aceite de oliva virgen. Como actividad esencial, pudieron seguir trabando durante la cuarentena aunque tuvieron que echar mano de imaginación y coraje para superar el miedo. No olvidaron tampoco su responsabilidad social, poniéndose a disposición del Ayuntamiento para ayudar en lo que fuera necesario.

 

Los hermanos Jon y Nuria Lekue, al frente del concesionario Autonervión, son conscientes de que sólo vamos a poder salir de este “desastre económico” unidos y remando todos en la misma dirección. “Si se acaba el mundo, seremos los últimos en hundirnos”, aseguran dispuestos a luchar contra el mazazo económico que ha supuesto para ellos la suspensión de la actividad ya que durante la cuarentena sólo han podido mantener un pequeño retén en el taller. “Un paso atrás ni para tomar impulso, como decía nuestro padre”, concluye Nuria.

Leire Alemán es la tercera generación al frente del hotel Maisonnave, que abrió sus puertas como fonda en 1883. Sus abuelos se hiceron cargo del establecimiento en 1945, ya como hotel. El coronavirus les ha obligado a cerrar por primera vez en su historia. Sin embargo, esta familia emprendedora hizo de la necesidad virtud y el hotel se habilitó como alojamiento para sanitarios. “Me impresionó toda esta solidaridad, que se ha vivido. Han venido empresas, autónomos, bomberos voluntarios que estuvieron forrando los colchones”, recuerda. Ahora con la reapertura, conservarán su esencia de siempre a pesar de la distancia obligada: “Seguiremos dando un trato individualizado y personalizado a cada cliente”.

Justino, Jon, Nuria y Leire forman parte de esos más de 1.400 empresarios familiares que se han sumado a Damos la cara, que nació al inicio de la crisis del COVID-19 y desde entonces no ha dejado de crecer. La iniciativa, que sigue abierta a nuevas adhesiones y se ha deplegado también en redes sociales, donde están compartiendo todo tipo de historias e iniciativas para avanzar en el camino de la reconstrucción.