Antonio Brufau, presidente de Repsol, ha aprovechado su discurso emitido durante la Junta General de Accionista de 2024 para responder a las críticas que la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, dirigió al otro peso pesado de la multienergética, Josu Jon Imaz. “Negacionismo” y “retardismo” fueron los dos calificativos que utilizó en enero la ahora candidata del PSOE para las elecciones europeas para referirse a unas declaraciones del consejero delegado. Este viernes, Brufau ha salido en su defensa.

El intercambio de hostilidades se detonó con una consideración de Imaz, que apuntó en el Foro de Davos que el abordaje europeo de la descarbonización estaba fundamentado en “una aproximación ideológica” y llamó a “repensar” la estrategia. Esto no gustó nada a Ribera, que criticó a Imaz por asumir “una manera clásica de negacionismo y retardismo”, haciendo, a su vez, “un uso perverso de la información”. Además, cargó contra su exigencia de una “especie de neutralidad tecnológica como si cupieran tecnologías que siguieran emitiendo gases de efecto invernadero sobre la base de quema de combustibles fósiles”.

Son precisamente esta neutralidad tecnológica y la apuesta por una transición ecológica inseparable de la industrial las que han compuesto el discurso inicial de Brufau, que ha sido contundente con Ribera: “No somos ni retardistas ni negacionistas, somo absolutos activistas en la lucha contra el cambio climático y lo demostramos cada día con todo lo que estamos haciendo desde una óptica industrial para convertir la industria, en este caso la de Repsol, en una industria muy descarbonizada”. El problema señalado por el presidente, en sentido contrario, es el “mantra de la electrificación.

El mandatario de Repsol ha defendido que entender que la transición ecológica llegará de la mano única de la electrificación “es un auténtico error” y más si esta consideración la hace la legislación. Además, este camino elegido en Europa, para Brufau, renuncia al principio de neutralidad tecnológica, otro error, dado que la reducción de emisiones de efecto invernadero “solo pasará si dejamos jugar a toda la tecnología”. Todo ello, ha señalado, para que “no se haya conseguido” una reducción a nivel europeo. "Si esto es así y si llevamos tanto tiempo insistiendo en electrificar todo, ¿no nos estaremos equivocando de camino?", se ha preguntado.

Regulación y competitividad: contra el impuesto extraordinario

El otro ámbito que ha copado el discurso del presidente ha sido la “excesiva” regulación y el lastre que esta supone para la competitividad de Europa, que ha perdido peso sobre la economía mundial en los últimos 14 años. “Europa pierde peso por la excesiva regulación, es un continuo pasar de una a otra que muchas veces son incoherentes, excesivas, no tienen la valoración económica y tienen su base fundamental en propiciar la sostenibilidad, pero se olvidan de otros aspectos como la seguridad de suministro y sus costes asociados”, ha introducido.

Para ejemplificar lo que considera un error de planteamiento estratégico, Brufau se ha referido al impuesto extraordinario del Gobierno a las energéticas, el cual considera "una desventaja competitiva" frente a otros países. Además, ha pedido una unidad de mercado real, llamando a "definir" las ayudas públicas de Estado en "un nivel equilibrado", dado que la legislación actual permite a cada país decidir qué tipo de ayudas públicas va a dar a aquellas empresas que "crea que son importantes para la descarbonización".

“No se les escapa que los países ricos van a tener más posibilidades de ayudar a sus empresas que aquellos países que tienen un problema de déficit o un problema de deuda. Por tanto, también aquí estamos creando un mercado único europeo. Evidentemente, basta ya de tener 27 sistemas financieros, basta ya de tener 27 regulaciones bancarias y centrémonos en tener más tamaño a nivel europeo", ha instado en la antesala de las próximas elecciones europeas, que se celebrará entre el 6 y el 9 de junio.

No obstante, se ha mostrado optimista con la marcha del viejo continente porque "finalmente hablamos en voz alta y los políticos hablan en voz alta sobre los desafíos que tenemos”. “Los desafíos que tiene Europa frente a sí, y no solo los desafíos en la reducción de emisiones, porque el planeta no está siguiendo las directrices europeas", ha trasladado. “Estamos en el buen camino y nuestro plan estratégico va a coincidir con el camino que afronte Europa. Es necesario cambiar las políticas europeas y españolas porque energía e industria van juntos, por tanto, la transición energética tiene que ir acompañada de la transición industrial”, ha zanjado el presidente de Repsol.