Una de las consecuencias políticas de la crisis económica es que los Estados miembros de la Unión Europea, y concretamente los países del euro, han cedido soberanía nacional a las instituciones comunitarias como nunca se hubiera imaginado. Sirva como ejemplo que los países tienen que enviar sus Presupuestos a Bruselas antes que al Parlamento Nacional y la Comisión puede introducir cambios en esos presupuestos. Para salvar el euro y que Alemania autorizada la compra de deuda de países en apuros (como España) por parte del BCE, hubo que ceder el 'control' de las cuentas nacionales. Ya antes de eso los países tenían que enviar sus previsiones económicas bianuales y cuatrienales, lo que se conoce como el Plan Nacional de Reformas. El enviado por el Gobierno de Rajoy ya ha sido examinado, y de nuevo le suspenden.

Ni se cree las cuentas ni las ganas de reformas
Para resumir, Bruselas no se cree algunos números del Gobierno y cree que anuncia reformas pero no las lleva a cabo. En cuanto a los números, no solo insinúa que no se los cree, sino que plantea dudas de que se hayan maquillado los datos reales sobre déficit por parte del Ministerio de Hacienda. En definitiva que el 'trile' de Montoro de pasar las facturas de diciembre (incluida la paga extra de los funcionarios) a enero del año siguiente tampoco cuela allí. Bruselas pide más contundencia a la hora de combatir el déficit, exige una "reducción sistemática del gasto" y no se creen ni las previsiones de crecimiento de la economía ni las de reducción del déficit.

En cuanto a las reformas, lisa y llanamente Bruselas está cansada de que se aprueben en el Consejo de Ministros y que nunca se ejecuten. La Comisión pide que entre en vigor de una vez la reducción de modalidades de contratos y que reforme la administración tal y como Rajoy anunció.

Sorprende la dureza
La respuesta de la Comisión está en un documento de diez páginas titulado "Recomendación del Consejo relativa al Programa Nacional de Reformas de 2014", causó sorpresa entre políticos, el mundo económico y también entre los periodistas porque es uno de los documentos más duros que el ejecutivo comunitario ha hecho público en los últimos meses. Los conocedores del lenguaje extremadamente cuidadoso y diplomático que se utiliza en Bruselas constatan que es la respuesta más dura que se ha dado a uno de los países del euro.

Ni bajada de la prima ni fin del rescate
A Mariano Rajoy no le sirve en Bruselas el mensaje que si coloca en los medios de comunicación españoles. Aquí, prensa, empresarios, banqueros y todo el PP exhibe la bajada de la prima de riesgo y la salida del rescate bancario como principales exponentes de que hemos salido de la crisis. Lo que ocurre es que toda la Comisión Europea y que todo el Consejo Europea sabe que la prima de riesgo española ha bajado al igual que la griega, la italiana, la portuguesa y la irlandesa por la intervención del Banco Central Europeo (BCE), y que no se puede vender como logro la salida de un rescate bancario porque tenemos que pagar, vía déficit, 40.000 millones de euros que nos prestaron nuestros socios comunitarios. Pero sobre todo lo que tiene las alarmas encendidas en Bruselas es la altísima tasa de paro, que a pesar del buen dato de mayo, sigue siendo el segundo peor de Europa solo por detrás del griego.