El barrio barcelonés del Raval ha sido el escenario de un despliegue de dignidad, solidaridad de clase y resistencia que no se olvidará. Cuatro familias compuestas por más de una decena de personas, entre ellas menores, se han enfrentado este miércoles a un macrodesahucio que les ha dejado en la calle. El operativo de los Mossos d’Esquadra ha sido inmenso, pero enfrente se ha encontrado la respuesta del Sindicat Habitatge Raval, que ha conseguido frenar dos de los cuatro desahucios. Más de una centena de sindicalistas y vecinos han contenido la actuación policial durante más de tres horas, pero finalmente la resistencia pacífica ha cedido ante la fuerza desmedida.

En la puerta del número 106 de la calle del Carme la resistencia se contaba por decenas. Los militantes se agarraban entrelazando los brazos y apiñándose, para dificultar la actuación de los Mossos, que han necesitado renovar efectivos y emplearse con dureza para poder retirar, uno a uno, a todos los allí congregados. La acción de las Fuerzas del Orden ha dejado múltiples heridas entre los defensores de las familias, llegando dos de ellos a perder el conocimiento como consecuencia de las cargas policiales. Los servicios de emergencias han tenido que intervenir, mientras los antidisturbios continuaban a lo suyo.

Gritos de dignidad y denuncia han sido la banda sonora de una historia que ha culminado, como tantas otras, con un dramático final. El fondo buitre estadounidense, Cerberus, ha vuelto a salirse con la suya. A través de su filial en España, Optimum RE Spain, había adquirido las viviendas en 2015 y disparado su precio de los 700 a los 1.400 euros, con la intención de desalojar a los inquilinos y comerciar con ellas. Las sentencias judiciales, la permisión del Ayuntamiento de Barcelona y la actuación policial han dejado en la calle a una decena de vecinos.

Un desahucio retransmitido en directo y que ha dejado imágenes a las que señalan los sindicalistas para reseñar la violencia policial. “Frente al giro represivo del Estado que unifica casos para atacar los derechos y libertades políticas de los sindicatos, frente al humo que vende la socialdemocracia en materia de leyes; organización y alternativa socialista”, trasladaban desde el Sindicat en plena actuación, denunciando la agrupación de cuatro desahucios en un solo operativo como arma contra la militancia que practica alguno de los desalojados.

Varios heridos

Durante las actuaciones policiales varios defensores del derecho a la vivienda pública, gratuita y de calidad han sufrido golpes y contusiones. Sin embargo, las escenas más dramáticas las han protagonizado dos activistas que han perdido la consciencia. Sobre las 13:00 horas, el primero de ellos se ha desvanecido tras una carga policial y ha tenido que ser trasladado en ambulancia. “Un compañero nuestro ha quedado inconsciente durante media hora sin ser atendido por negativa de los Mossos. Solo después de insistir se le han llevado a urgencias, aunque no nos dicen dónde”, ha denunciado el Sindicat.

La violencia y la represión está siendo enorme”. Menos de una hora después, cuando los que resistían ya eran menos, otra activista del sindicato ha perdido el conocimiento frente a la puerta y ha sido arrastrada por los agentes unos metros más allá. “Otra compañera ha quedado inconsciente después de que la policía le golpeara la cabeza. Son ya dos personas las que han tenido que ir a urgencias para defender las condiciones de vida de la clase trabajadora”, han expuesto. “Contra el ataque de policías, políticos y empresarios organización de clase”.

A las 06:00 horas de la madrugada llegaban los primeros sindicalistas a defender a las familias. A las 09:00 horas ya eran cientos los allí congregados. Dos horas después, los Mossos d’Esquadra han comenzado a cargar, pero no ha sido hasta tres horas y media después que han conseguido su objetivo. Finalmente, la puerta se ha abierto para que por última vez salgan de ella los vecinos que hasta este miércoles encontraban en el 106 de la calle del Carme su hogar. La nota positiva la deja el aplazamiento de dos de los desahucios, conseguido gracias a la fuerza del Sindicat.

“Tras cargar y provocar que varios compañeros hayan tenido que recibir atención médica, los Mossos han tardado media hora en abrir la puerta del portal teniendo la llave. Está claro que tuvieron que dedicarse a ser Mostos porque no les quedaba otra opción”, se despechaban ya a gusto desde el sindicato, después de una lucha y un nivel de resistencia que no se recordaba.  “Vergüenza” es la última palabra con la que han cerrado una cobertura dramática. Mañana otro desahucio azotará Barcelona, o Madrid, o cualquier otra ciudad en la que los sindicatos y movimientos por la vivienda son el único dique de contención frente a la especulación.