El Covid 19 ha puesto a prueba el proceso de transformación digital en España. El cierre de los negocios y las restricciones a la movilidad, así como el distanciamiento físico han obligado a los empresarios españoles a reinventarse.

En nuestro país, apenas un 5 por ciento de la población activa teletrabaja habitualmente, según  descifra la Encuesta de Población Activa (EPA). Un porcentaje muy inferior al que en estos días está realizando su jornada habitual confinado desde sus hogares.

“Podríamos decir que el teletrabajo masivo ha llegado a la fuerza, pero ha llegado para quedarse. No será un teletrabajo como el que estamos realizando actualmente, ni por el contexto, ni el entorno, sino que se tratará de un trabajo en remoto que incorporará nuevos procesos y nuevos modelos de productividad y dirección. Respecto al impacto en el empleo, esté vendrá, como ocurría con anterioridad a la pandemia, como consecuencia de la transformación digital y la inevitable eliminación de los puestos asociados a actividades rutinarias de fácil automatización. Lo que ha ocurrido es que está crisis ha acelerado, en muchos casos, esos procesos de transformación. No obstante, en este ámbito de la transformación, están apareciendo permanentemente nuevas ideas y negocios que generan nuevas ocupaciones y por lo tanto nuevas oportunidades de trabajo”, explica a El Plural, Adolfo Ramírez, exdirector general adjunto del Grupo Santander desde el 2013 y autor del libro Digitalízate o Desaparece.

Nuevos tiempos y nuevos retos

Sin embargo, las previsiones económicas hacen temer lo peor. El impacto del Covid 19 en los mercados y en la evolución en los países afectados por la pandemia, sitúa en stand-by los proyectos que hasta ahora lideraban la agenda política de los gobiernos, como es el caso de la transición digital.

Según el exdirector adjunto del Banco Santander,  la que viene será una crisis de gran impacto pero “la podríamos considerar ‘coyuntural’, mientras la anterior (2008) fue estructural al afectar de manera profunda a las instituciones, además creo que en este caso, vamos a estar todos mucho más alineados para mitigar su impacto desde todos los puntos de vista: económico, social, sanitario, etc. Se ha producido un shock sin precedentes, del cual nos estamos recuperando, y que nos va a obligar a revisar las estrategias de las empresas, pero soy optimista y creo que una vez que se vayan recuperando los ritmos de actividad en los distintos mercados y sectores; y las empresas, seguramente con una forma distinta de trabajar,  recuperen su pulso como organización, se incrementaran los esfuerzos e iniciativas para paliar los efectos de la crisis”. De hecho, asegura a este periódico que “el coronavirus ha cogido más fuerte a la banca que hace 10 años, en liquidez, solvencia y capital, lo que les permite tener la capacidad para ayudar con préstamos a las empresas y apoyar financieramente a los particulares con plazo de carencia o ampliando el plazo de los crédito. Es la gran oportunidad de la Banca para recuperar su imagen, todavía dañada desde la anterior crisis”.

Un panorama que no parece fácil y para el que se requiere el inestimable apoyo de Europa, el colchón sobre el que yace España y que ahora mismo se debate entre la histórica confrontación entre los países del Norte, austeros, y la ribera sur de Europa (Grecia, Italia, España y Portugal) golpeados con mayor contundencia por el virus.

Según Ramírez “necesitamos, ahora más que nunca, una verdadera Unión Europea, que adopte medidas rápidas y contundentes que ayuden a superar la crisis a sus países miembros. Desde luego en nuestro caso, con los niveles de deuda actuales, lo necesitamos”.

La desescalada digital

Pero mientras llega esa ayuda, España entra de lleno en el plan de desescalada por fases, supeditado a la evolución de la crisis sanitaria y el comportamiento cívico de los ciudadanos. Muchas empresas tendrán que mantener el teletrabajo hasta que la situación se estabilice y se hayan superado con éxito todos los tramos establecidos por el Gobierno. Se trata, no obstante, de una situación que obliga a los empresarios a plantearse si, en este periodo, compensa reactivar su actividad o, por el contrario, buscar nuevas oportunidades en el entorno digital.

Cierto es que nuestro país no ocupa un lugar relevante entre el grupo de países líderes (China, Taiwán, Japón y Corea, junto a Estados Unidos) en cuanto a digitalización. De hecho, según el informe “España Nación Digital”,  el Estado figura en el puesto 27 a escala global y en la posición 18 en Europa, únicamente por delante de Italia entre los grandes países europeos. Es por ello que, en los últimos meses, la patronal reclama al ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital consenso. Concretamente la CEOE reclama un acuerdo nacional sobre el Plan Digital 2025, a través del cual se pretenden crear 250.000 empleos. Pero, ¿es esto posible? 

“Durante estas últimas semanas, creo que, nos hemos dado cuenta entre otros temas muy importantes relacionados con la digitalización, primero, qué es imprescindible digitalizarse y segundo, que todas las posibilidades que nos ofrece en términos de eficiencia, productividad, comercialización y movilidad”, explica a este periódico el exdirector adjunto del Banco Santander.

La banca es uno de los sectores que, irremediablemente camina, desde hace tiempo, hacia este sendero digital. Durante el primer trimestre del año, marcado por el impacto del Covid 19 en los mercados y en la sociedad, el Banco Santander ha aumentado sus clientes digitales en 1,5 millones y alcanzado el 43 por ciento de las ventas remotas.

Además, durante estos días los servicios centrales de las entidades bancarias se han deslocalizado y los empleados realizan sus funciones, a excepción de la primera línea de caja, en remoto.

Esta pandemia podría servir de simulacro para plantear el teletrabajo y la flexibilidad horaria como las grandes ventajas estables a futuro. “Sin lugar a duda, las empresas, con independencia de su tamaño que habían avanzado en su transformación digital, han estado mejor preparadas para abordar la pandemia, porque han podido dar continuidad al negocio que es lo que en este momento se necesita. Ahora, lo importante es mirar hacia el futuro y abordar lo que podríamos denominar como una ‘segunda oportunidad digital’, y analizar nuestro mercado y el nuevo comportamiento de los clientes para revisar nuestra estrategia de negocio e incorporar todas las posibilidades digitales, que las hay y muchas”, asegura Ramírez.