Los préstamos con garantía hipotecaria (también llamados HEL, por sus siglas en inglés, que corresponden con Home Equity Loan), que cayeron mucho en los peores años de la crisis financiera global que empezó en 2008, han tenido un repunte en los últimos años, aquí, en España, está ocurriendo lo mismo.
Según el mercado inmobiliario se va desperezando, estos tipos de préstamo en los que se ofrece una vivienda como garantía van ganado popularidad de nuevo. Muchos propietarios los consideran como una opción más para conseguir financiación para afrontar algún tipo de gasto.
¿Qué es un préstamo con garantía hipotecaria?
Los préstamos hipotecarios son aquellos en los que se recibe una cantidad de dinero utilizando un inmueble como garantía. La propiedad actuará como un aval, otorgando derecho a la entidad financiera a ejecutar un derecho de propiedad sobre la vivienda en caso de que se produzcan impagos en base a las condiciones acordadas.
La vivienda sigue siendo de plena propiedad excepto en el caso de incumplimiento de pago. Generalmente, a cambio de esta garatía se recibe como préstamo una cantidad fija de dinero con un interés fijo añadido.
¿Cuales son sus ventajas?
Una de las principales ventajas de este tipo de préstamos es la posibilidad de recibir una cantidad mayor de dinero al aportarse una garantía de un alto valor y seguridad. Por lo general, la suma dependerá del valor de la propiedad a hipotecar, pues normalmente el límite de la concesión del prestamo se establece en el 80% del valor de tasación de dicha vivienda.
Además, en estos prestamos se puede obtener una tasa de interés más asequible que en los préstamos al consumo. Puede ser fija o variable, dependiendo de las condiciones, aunque si la pretensión es realizar un pago regular, la mejor opción es obtener un tipo fijo.
A parte de las entidades bancarias, estos préstamos puede obtenerse mediante financieras privadas que suelen tener unos requisitos más flexibles y un proceso más acelerado que los bancos tradicionales. Incluso se puede optar a ellos a pesar de estar incluído en alguna lista de impagos.
Otra de las características de estos préstamos es que pueden solicitarse aún cuando no se ha terminado de pagar la hipoteca de la propiedad. Además, el uso de la propiedad puede seguirse disfrutando de manera absoluta, hasta el punto que puede venderse la vivienda antes de la finalización del préstamo.
Por otro lado, los plazos de amortización suelen ser equiparables a los de los préstamos hipotecarios, de entre 5 y 30 años.
¿Cuales son los inconvenientes?
Básicamente, los de solicitar cualquier préstamo. En caso de no poder hacerse cargo de las cuotas, se comenzarán a acumular intereses o se llegará a perder la propiedad garantizada como aval.
Como cualquier otro producto financiero de estas características, ha de ser analizado minuciosamente y, a poder ser por un asesor profesional, para no verse atrapado en un crédito que no se puede permitir y que lleve a la pérdida de la vivienda.
¿Estamos ante una nueva burbuja inmobiliaria?
Durante el pasado año 2017, se cerraron 310.096 contratos hipotecarios. En el caso de los préstamos con garantía hipotecaria, también se observa ese crecimiento. Con los antecedentes de hace no muhcos años, surge la pregunta: ¿Podemos estar ante otra burbuja inmobiliaria como la que provocó la crisis financiera?
Aunque este crecimiento se observa con escepticismo desde algunos sectores, lo cierto es que aún estamos muy lejos de los picos alcanzados en 2007 (con más de un millón de préstamos hipotecarios concedidos en nuestro país).
Aun así, hay que estar pendiente de estos movimientos del mercado y evaluar el riesgo antes de decidirse a solicitar alguno de estos préstamos pues, como ya sabemos, no existe una inversión totalmente libre de riesgos.
Siempre existe la posibilidad de una pérdida de valor que ponga la vivienda en riesgo, si no es es capaz de afrontar los pagos del préstamo. Por ello, es importante un estudio concienzudo de la situación económica y recibir asesoramiento por parte de un profesional. De este modo pueden evitarse situaciones comprometidas o desagradables y salir perjudicados por solicitar un préstamo de modo apresurado.