Los cambios en el sector bancario español están a la vista. Oficinas que no ofrecen servicio de caja, horarios muy limitados para realizar cualquier trámite y dificultades para encontrar una oficina bancaria cercana. Una realidad que se agudiza en el mundo rural y que ha provocado el rapapolvo del Banco de España a través del gobernador y la subgobernadora pidiendo evitar la exclusión bancaria y exigiendo que aún se atienda a una parte de la población que no ha llegado ni llegará a la digitalización.

La transformación digital de los servicios bancarios, la fortísima concentración con la práctica desaparición de las cajas de ahorros y la euforia de comienzos de este siglo han dado lugar a unas cifras realmente curiosas: Al cierne de 2020, el número total de sucursales en España se había reducido a 22.271, tras cerrar desde 2008 un total de 23.391 locales bancarios. Es decir, se han cerrado en poco más de dos décadas más oficinas que las existentes ahora. Una realidad que se completa con los Expedientes de Regulación de Empleo (EREs) que día a día salpican las páginas de los periódicos y que abocará este mismo año a más cierres de sucursales.

La falta de rentabilidad de las oficinas explica esta transformación de la banca, unido a la competencia que viene de las Fintech que aprovechan su reciente nacimiento y la tecnología para poner contra la pared al negocio tradicional bancario. Pero dentro de este caos, sobre todo para la España rural, están surgiendo algunas iniciativas que permitan no dejar en la estacada a los clientes bancarios que ven imposible la cotidiana operativa de ingresar o sacar dinero de sus cuentas corrientes.

Banco Santander y Correos ya permiten la retirada e ingreso de efectivo a través de las oficinas de Correos con la presentación de su tarjeta del banco cántabro y su DNI, con la posibilidad incluso de que el cartero haga la transacción a domicilio. Dos operaciones al mes serán gratuitas para el cliente. Con las 2.393 oficinas de Correos y los 2.282 puntos de atención rural, el banco abarcará el 66% de la población que hasta ahora no disponía de un servicio de efectivo en su municipio. El modelo se ha basado en el del Reino Unido que ha tenido una buena acogida. Asimismo, esta entidad también está captando agentes financieros para dar servicios en la España rural. Actualmente cuenta con 949 agentes y espera superar el millar a final de año para lo que busca personas con experiencia en el ámbito financiero.

La otra iniciativa más importante ha venido rodada desde Francia a través de la entidad BNP Paribas que cuenta en el país vecino con un banco llamado Nickel que recientemente ha sido autorizado para operar en España. Mediante una tarjeta con un coste anual de 20 euros, los clientes podrán sacar o ingresar dinero en su cuenta corriente en estancos, tiendas de loterías e, incluso, en otros establecimientos comerciales. Salvo poblaciones muy pequeñas, es habitual que exista alguna de estas tiendas en la España rural, lo que permite nuevamente que las operaciones bancarias más básicas puedan realizarse, evitando así la exclusión financiera.

La fórmula ha tenido mucho éxito en Francia y los responsables en España de este nuevo banco también confían en un rápido desarrollo en el mundo rural para lo que se han reunido con representantes de las comunidades autónomas que han recibido bien la iniciativa, tras la aprobación del Banco de España.

El ingreso o retirada de dinero tiene un coste de 0,5 euros para el cliente, pago que se queda para el punto de venta (estanco, loterías…), así como un pago de 3 euros por la apertura de la cuenta y de un 1 euros al año por cuenta abierta a partir del segundo año. Unos costes muy bajos y competitivos en relación con la reciente política de comisiones de las entidades financieras de elevar estos pagos.