En España, son millones de personas las que conviven cada día con enfermedades crónicas o graves que afectan a su salud, su estabilidad emocional y, en muchos casos, a su capacidad funcional. Una cifra que supone que más de la mitad de los adultos, según los expertos, padezca alguna patología crónica. Una realidad silenciosa que rara vez se refleja en el ámbito laboral, donde el miedo al estigma o a posibles repercusiones profesionales sigue llevando a muchos trabajadores a ocultar su situación. En este contexto, la Asociación Española de Directores de Recursos Humanos (AEDRH) ha dado un paso decisivo al presentar su Protocolo de Actuación en las Empresas para Enfermedades Crónicas (Cáncer y Otros), una herramienta concebida para transformar la cultura organizativa y situar el cuidado de las personas en el centro.

La entidad, a través de su Comunidad de Salud y Bienestar, propone un modelo de acompañamiento que reivindica entornos más humanos, empáticos y sostenibles. Tal y como trasladan, no se trata de una medida puntual, sino de asumir que el bienestar y la salud son pilares esenciales de la sostenibilidad empresarial. En sus palabras: "Cuidar también es trabajar".

De esta manera, el protocolo que marcan se estructura en tres fases que abarcan todo el recorrido de un empleado con enfermedad crónica: desde el momento del diagnóstico hasta la reincorporación tras un proceso de baja o tratamiento. En la primera etapa, cuando el trabajador decide comunicar su situación, la empresa activa un sistema de acompañamiento totalmente confidencial. El objetivo es ofrecer seguridad y claridad en un momento emocionalmente difícil. En muchos casos, la falta de un marco formal es lo que frena a los profesionales a compartir su diagnóstico, generando incluso más estrés o aislamiento.

La segunda fase se centra en el acompañamiento durante la baja laboral o tratamiento médico, evitando que el trabajador se desconecte emocionalmente del equipo y cuidando de que reciba apoyo constante, adaptado y respetuoso. Esta conexión, tal y como señalan los expertos, puede convertirse en un factor clave para reducir la ansiedad y facilitar una recuperación más positiva.

La tercera etapa aborda el regreso al trabajo, uno de los momentos más delicados para quienes conviven con enfermedades crónicas. El protocolo establece la creación de planes personalizados que pueden incluir flexibilidad horaria, teletrabajo, reducción de carga temporal o incluso reubicaciones, siempre bajo criterios de equidad y respeto. Además, contempla medidas específicas para familiares que ejercen como cuidadores, reconociendo el impacto que estas responsabilidades tienen en su vida laboral.

El papel de los departamentos de Recursos Humanos resulta aquí fundamental. AEDRH sitúa a estos equipos como garantes de la confidencialidad, la comunicación y el respeto, pero también como promotores del cambio cultural. El protocolo define roles claros para cada actor interno, siendo estos dirección, mandos intermedios, servicios médicos y prevención de riesgos, y pide un compromiso firme de formación para managers, que suelen ser la primera línea de relación con los empleados vulnerables.

Las voces implicadas en la elaboración del documento coinciden en que se trata de una herramienta imprescindible. Daniela Silva Silva, E-health Medical Manager en Cigma Healthcare España, recuerda que “más de la mitad de los adultos españoles tienen una enfermedad crónica”, una cifra que evidencia la urgencia de actuar. Para ella, implantar este protocolo es “una ganancia para las empresas”, una oportunidad de reforzar su responsabilidad social y generar entornos más humanos.

También lo subraya Raquel Sualdea Rincón, de AON, quien destaca que el documento “da a los empleados la confianza de poder comunicar su situación” y pone el foco en la salud mental, un aspecto a menudo invisibilizado. Por su parte, Sonia Jadraque, fundadora de IM-PACIENTE, remarca que estas políticas no pueden depender de la sensibilidad individual de un manager: “Debe ser una decisión de compañía”. Solo así, explica, se garantiza equidad y se evita que el acompañamiento dependa del azar.

Ágata Sanz, directora de Personal en GB Corporation, apunta que “es fundamental que los valores de la compañía hagan sentir cobijado al empleado para que pueda comunicar su situación”. En ese clima de confianza, señala, todos salen ganando: la persona y la empresa.

Con este protocolo, AEDRH reconoce una realidad que ya forma parte de las organizaciones y que exige respuestas claras. Acompañar a quienes viven con enfermedades crónicas no es solo una cuestión de humanidad, sino también un compromiso con la igualdad, la diversidad y la dignidad en el trabajo. Una apuesta por un modelo laboral donde las personas, todas, tienen espacio para cuidarse y ser cuidadas.

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