El Banco de España ha presentado este lunes su informe sobre el impacto de la crisis del coronavirus, con nefastas previsiones sobre las principales previsiones económicas para este y el próximo año. En el caso del PIB, el organismo prevé una caída que iría desde el 6,6% hasta el 13,6% en función de lo que dure el estado de alarma.

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En el ámbito empresarial, el Banco de España publica una encuesta en la que casi el 80% de las empresas españolas declara haber sufrido una reducción de la actividad como consecuencia de la crisis del coronavirus. Del total, un 40% presenta caídas superiores al 60% mientras que, en el lado contrario, alrededor de un 9% de las empresas reconocen haber registrado un aumento. 

En esta línea, alrededor del 65% de las empresas prevé tener una actividad inferior o incluso muy inferior tras el fin de las restricciones a la movilidad y menos del 5% cree que podría aumentar. Por otro lado, el aplazamiento de deudas tributarias es la única medida "muy útil" para la mitad de las empresas. Así, la encuesta muestra la "elevada intensidad" del impacto del coronavirus en el sistema empresarial español.

Todos los sectores han sufrido este impacto, al igual que tampoco ha importado el tamaño de la empresa, aunque las más afectadas son aquellas que se dedican al sector servicios, explicable por el cierre de los establecimientos y de la restauración tras el decreto del estado de alarma, según el Banco de España. 

Motivos de la caída de la actividad

El informe explica también los motivos del descenso de la actividad, donde destaca la disminución de la demanda como causa principal. De hecho, más de la mitad de las sociedades no financieras declaran un impacto fuerte o muy fuerte en su actividad, al igual que las empresas de servicios. Más allá de la caída de la demanda, otro de los principales motivos es la paralización forzosa de las actividades durante el estado de alarma. 

Además, alrededor de un 20% de las empresas aseguran haberse visto afectadas por las dificultades relacionadas con la falta de suministro por parte de sus proveedores habituales, especialmente en las empresas industriales, y otro 20% lo explica por los obstáculos para el cobro a sus clientes. 

 

 

El Banco de España también ha preguntado a las empresas su opinión sobre la utilidad de las medidas de política económica adoptadas, así como de otras que podrían ser aprobadas próximamente. En este caso, la única "relevante o muy relevante" para más de la mitad es el aplazamiento de deudas tributarias. 

En menor medida, algo menos del 40% cree que están siendo útiles las medidas de facilitación de los ERTE, frente a un tercio de las empresas que consideran "relevantes o muy relevantes" las líneas y garantías públicas y la línea del ICO.

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Por tamaño de empresa, las más pequeñas se muestran más preocupadas por las dificultades de liquidez y perciben una mayor utilidad de los instrumentos de avales y préstamos del ICO en comparación con las grandes empresas. En cuanto a la moratoria de alquileres de locales, alrededor del 20% las ve relevantes, un porcentaje similar al de la moratoria de contratos.

La encuesta refleja también que alrededor de dos tercios de las empresas esperan que su nivel de actividad sea inferior al de antes de la llegada del coronavirus, lo que muestra una relación directa con el impacto ya percibido de la crisis. Por otro lado, algo menos del 20% cree que su actividad permanecerá en línea con el fin de las restricciones. 

El 80% considera relevante el teletrabajo

La encuesta pregunta también a las empresas por las diferentes estrategias adoptadas para hacer frente a la crisis, destacando el teletrabajo. El 80% de las sociedades no financieras afirma que este factor ha sido relevante o muy relevante en su reacción a la crisis, independientemente de que su actividad se haya visto o no afectada negativamente por ella.

"Este recurso tan intenso al teletrabajo habría permitido que la actividad empresarial no se hubiera resentido en mayor medida", señala el Banco de España. En cambio, las estrategias dirigidas al ajuste de los costes de producción han sido especialmente utilizadas por las empresas cuya actividad se ha visto dañada por la crisis.

En concreto, estas compañías han tendido a contener sus costes laborales suspendiendo transitoriamente la relación laboral con sus trabajadores, mediante el uso de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) y paralizando nuevas contrataciones. Esto, al igual que el escaso recurso a los despidos, "resulta en líneas generales coherente con la evolución de la afiliación a la Seguridad Social en la segunda quincena de marzo".

Sin embargo, las empresas cuya actividad se ha reducido con la crisis apenas declaran en un 10% de los casos haber hecho uso de la no renovación de contratos temporales, lo que contrasta con la fuerte destrucción de empleo temporal. Asimismo, parece haberse hecho un uso reducido de la posibilidad de realizar ajustes salariales, no alcanzando el 5% ni en las empresas sin caída de actividad ni en las que ha disminuido.

La adaptación a la crisis ha conllevado la paralización de inversiones ya planificadas y la reducción de otros costes no laborales, estrategias citadas, respectivamente, por el 50% y el 40% de las empresas que han visto disminuir su actividad.