Un bebé siendo amamantado en una tribuna parlamentaria. Una imagen curiosa pero que cada vez es menos noticia. Sin embargo, en Australia, la estampa ha obtenido categoría viral cuando Larissa Waters se ha llevado a su hija recién nacida a su escaño en el Senado de Camberra y le ha dado el pecho durante la sesión parlamentaria.

La noticia la ha recogido el diario El País, asegurando que Alia Joy, la niña en cuestión, “se ha convertido en parte de la historia política australiana” y el gesto de su madre es “un claro mensaje en apoyo a la conciliación y a la lactancia materna”.

La información del diario de Prisa subraya que el bebé nació “el 8 de marzo, el Día de la Mujer” y que la madre “emocionada por marcar un hito, compartió una foto del momento en su cuenta en Twitter”. El resto de la noticia se dedica a recoger los mensajes de apoyo y aliento a la diputada y a señalar que el “papá de Alia” también acudió a la Cámara, aprovechando que había dejado su trabajo para ser “padre a tiempo completo”.

Todo el reportaje choca cuando se hurga en la hemeroteca de El País y nos remontamos al día en que Carolina Bescansa acudió con su bebé al Congreso de los Diputados. En la noticia dedicada a tal evento, el diario entonces arrancaba con la “polémica” generada y en su primer párrafo subrayaba que “la Cámara baja dispone de un servicio de guardería, de pago, pero la política prefirió llevar a su hijo al escaño”. Sin embargo, a la senadora australiana nadie le reprochaba que llevara a su hija al escaño pese a tener a su marido a unos metros de distancia.

“La guardería del Congreso se instauró en 2006, cuando presidía la Cámara el socialista Manuel Marín. Es de pago, tiene 45 plazas y un servicio especial de urgencia para acoger a algún niño en ocasiones puntuales si sus padres lo necesitan. Bescansa, que acudió al Congreso con una cuidadora para ayudarla, prefirió que el pequeño Diego entrara con ella en el hemiciclo”, redundaba la información de El País.

Además, el resto de la noticia se dedicaba a recoger todas las críticas posibles, tanto de diputados de otros partidos como de asociaciones de mujeres que no apoyaban el gesto de Bescansa. “Si pretendía convertir lo de hoy en un acto reivindicativo, hay otras formas y no hace falta hacerse fotos de esa manera”, decía en El País Marisa Sotelo, de la Fundación Mujeres.

Aunque sin nombrar explícitamente al bebé de Bescansa, El País dedicó un editorial durísimo al “show de Podemos” aquel día en el Congreso. Apelando a la importancia de un parlamento en el que habían estado “Dolores Ibárruri o Rafael Albertí”, el editorial decía que “sobran las faltas de respeto al Parlamento” de Podemos.

El País acusaba a Podemos de haber convertido el Congreso “en una suerte de teatro donde solo cuenta la imaginación de cada cual para montar números presuntamente espectaculares”. “Podemos tiene un problema evidente: sus dirigentes están tan acostumbrados a manejarse ante las cámaras de televisión que han confundido el Congreso de los Diputados con un plató”, añadía el editorial.