¿Por qué el accidente de Valencia no alcanzó siquiera la mitad de cobertura mediática de lo que contemplábamos en la pantalla del televisor los teleespectadores de casi todo el mundo?, emergió de mi subconsciente como una duda espontánea y cierta rabia por la discriminación a las víctimas de Valencia.
De pronto, tuve la sensación de que la luz diurna que alumbraba la escena del accidente de Galicia, que todo sucediera al aire libre en una zona poblada y la inmediata colaboraciónn ciudadana desde el minuto cero, contribuyeron a que todo fuera distinto (dentro de una macabra similitud) si se comparaba con el accidente de Valencia.
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