Desde hace cinco años Gabriel Ariza, hijo de Julio Ariza, presidente del grupo Intereconomía, está al frente de la plataforma “InfoVaticana”. En esta página web se definen como “ un medio de información libre e independiente que tiene la vocación de servir a la Iglesia Católica y a la sociedad, siendo cooperadora de la Verdad, informando sobre cuestiones que afectan a la vida de la Iglesia, especialmente del laicado occidental en su defensa de los principios no negociables, que enumeró Benedicto XVI “.

Recientemente ha sido noticia porque el Vaticano quiere quitarle su dominio, por lo que Gabriel ha saltado a la palestra informativa para hacer oír su queja. Tras la intervención pública de Ariza, nos hemos puesto en contacto con él para aclarar cuestiones que nos parecen contradictorias, ya que mientras se define de una manera, su imagen se proyecta de forma muy distinta. Sirva como ejemplo su declaración como católico, “ seguidor a ultranza del Papa “, al mismo tiempo que es comparado en un mismo texto como “ el demonio en la tierra “ para Roma.

Confesión y matización ante la contradicción

Sobre esta primera comparación, el joven aclara, que “ no me gusta verme comparado con el demonio. Yo jamás frivolizaría ni con el infierno, ni con el demonio “, aunque lo justifica “ como un recurso literario “.

Del madrileño también se ha escrito que se dedica a “ denunciar la pedofilia, el clericalismo; así como la falta de transparencia y el alejamiento ‘ cada vez mayor ‘ de esa iglesia pobre y para los pobres que Francisco no se cansa de predicar desde que ocupa la silla de Pedro “. Ante esta afirmación, la cuestión es si Ariza se siente integrado como católico, ya que este tipo de acusaciones son poco asumibles tanto por los fieles, como eclesiásticamente. El joven afirma que “ si. Absolutamente. Participo en grupos parroquiales y no me he sentido juzgado, ni me han mirado mal por mi trabajo, más bien todo lo contrario “. Además especifica que “ este tipo de afirmaciones, al igual que cuando se me atribuyen testificaciones como los ‘ pecados de la Iglesia Católica ‘, es injusto. Yo nunca he hablado de los pecados de la Iglesia Católica, ya que la Iglesia como tal no puede pecar, en cualquier caso, pecamos los católicos. Me he referido siempre a la falta de transparencia en las cuentas de la Conferencia Episcopal, ya que recibe anualmente del Estado 258 millones de euros, a través de la asignación tributaria y no rinde cuentas de a dónde va ese dinero, aunque se diga que si, faltan muchos detalles “. Es más, añade Gabriel, “ cuando yo hablo del alejamiento de una Iglesia pobre y para los pobres, que el Papa predica, sorprende que al mismo tiempo desde la ciudad del Vaticano se recurra al despacho de abogados más poderoso del mundo para una causa de este tipo : “ política “ o menor “.

Otra de las atribuciones que se le hacen a Gabriel es la de “ seguidor a ultranza del Papa “, al tiempo que de “ cruzado contra la Iglesia Católica “, lo que el responsable de InfoVaticana califica de “ barbaridad. Yo amo a la Iglesia Católica y daría mi vida por ella. Soy su seguidor y creo que hay que luchar contra sus enemigos, así como contra los que se sirven de ella “.

Una de las polémicas que ha provocado Ariza, es la acusación de falsedad curricular del Cardenal-Arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, cuando afirmó que “ decía que tenía cuatro licenciaturas (Filosofía, Teología, Ciencias exactas y Psicopedagogía) pero era falso : “ en realidad es instructor de gimnasia y sacó un curso para poder dar matemáticas a niños “. Sin embargo, ahora matiza que “ en la web del Vaticano consta desde el año 2014 que tiene las titulaciones de Ciencias Exactas por la Universidad Complutense de Madrid y Psicopedagogía por la Universidad de Salamanca. Nosotros publicamos que Ciencias Exactas y Psicopedagogía, no existían ni en la universidad madrileña, ni en la salmantina. De hecho en el Curriculum que está colgado en el Arzobispado de Madrid no están recogidas “. Asimismo aclara que sobre su aseveración “ es instructor de educación física y tiene un curso para poder impartir matemáticas a niños “ no son más que “ manifestaciones del entorno del propio Arzobispo “. Ante esto, cabe preguntarse si dentro de su religión tiene cabida a dar pábulo a comentarios, esperando a que alguien se los desmienta.

Versión de la Conferencia Episcopal y “docetismo”

Llegados a este punto desde El Plural, nos hemos puesto en contacto con la Conferencia Episcopal Española ( CEE ), ante el litigio que el Vaticano plantea a la web que dirige Ariza. Ya que también se ha publicado que el presidente del organismo eclesiástico, Ricardo Blázquez, ha sido el encargado de interponer la denuncia ante la Nunciatura. Desde la CEE aseveran que  sobre la denuncia a InfoVaticana no han recibido ningún tipo de información, salvo lo que se ha publicado en algunos medios. De esta forma, es obvio, que ni han denunciado, ni han iniciado ningún proceso de protección de una marca que no les pertenece “.

Tras las confesiones de Gabriel Ariza, ha llegado el momento de sacar conclusiones.

La más elemental, es preguntarse si existe la Iglesia perfecta amparada en la premisa de “ la defensa de los principios no negociables, que enumeró Benedicto XVI “. La respuesta es que la perfección no existe. Creer que la Iglesia no tiene miserias es simplemente un ideal que no tiene cabida en la realidad humana. Uno de los principios básicos que promulga el catolicismo y que es reconocido tanto por las personas creyentes, como por las que no lo son, es el perdón. Por lo tanto, desde este punto de vista existe la Iglesia de los perdonados y de los que perdonan. Siendo así, pretender hacernos reflexionar únicamente denunciando los fallos de los demás es una conducta que pretende disimular las cualidades de las que realmente carecemos.

Como nos ha manifestado un profesor de teología, hay ciertos sectores que "tienden a un docetismo eclesial", es decir, que "así como en el siglo I hubo entre los nuevos cristianos algunos que negaban que Jesús fuese un verdadero hombre con las debilidades propias de todo ser humano, hay cristianos actualmente que se niegan a aceptar una Iglesia con las miserias de los pecadores. La grandeza de la Iglesia, concluye el docente, no consiste en la pretendida santidad de sus miembros. Una Iglesia de perfectos sería insoportable para vivir el perdón necesario de cada día".