Siempre polémico. Como todo bufón que se precie. Desde muy joven que Albert Boadella se dedica al teatro. Fue alumno del Institut del Teatre de la Diputación de Barcelona, centro del que después sería profesor. Muy joven, con 19 años, fue el fundador de Els Joglars junto a Carlota Soldevila i Joan Font (posterior fundador de Els Comediants). En sus iniciops, Els Joglars entendían el teatro con su función social y política, que era la de hacer una crítica mediante el sarcasmo o la ironía. Els Joglars empezaron siendo un grupo de mimo, pero desde 1962 hasta ahora ha producido decenas de montajes, tanto en teatro como en televisión o cine.

Els Joglars también han tenido una amplia producción televisiva, sobre todo en TVE. En plena transición eran los responsables del espacio infantil Terra d'Escaudella en el circuito catalán de TVE. Fue en los años 80, con el PSOE en el poder, cuando más trabajaron con la televisión pública española, tanto en catalán como en español en programas como Semos europeos o Som una meravella! (¡Somos una maravilla).

El montaje que sirvió para que Boadella tuviera un espaldarazo social fue La torna (1977). Recreaba la muerte por garrote vil del polaco Heinz Chez, condenado junto al anarquista catalán Salvador Puig Antich. Era diciembre de 1977, con el dictador Franco muerto, pero las autoridades militares abrieron un consejo de guerra contra Els Joglars y sus componentes y los encarcelaron. El dia antes del juicio, Boadella se escapó del Hospital Clínico de Barcelona, donde había sido ingresado gracias a una imaginaria enfermedad. Él se escapó a Francia, haciendo un precedente Puigdemont, mientras que sus compañeros de compañía jueron juzgados y condenados hasta una amnistía. En 2005 recreó La torna de la torna, lo que le supuso las críticas de us santiguos compoañeros por no haberlos tenido en cuenta como coautores de la obra original.

Su capacidad de satirizar el poder es legendario: desde la iglesia con Teledeum (1983) hasta al entonces todopoderoso presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, con Operació Ubú (1981). Como con La torna, Boadella revisará la obra y en 1995 la estena como Ubú, president! Boadella era el actor mimado por la izquierda catalana. En los años ochenta se aproximó políticamente al PSC y también pidió el voto para el CDS de Adolfo Suárez. La Diputación de Barcelona le subvencionó el centro teatral para Els Joglars construido en una masia de Pruit.

Además de dirigir Els Joglars y actuar en sus espectáculos, en muchos de ellos disfrazado mosso d'Esquadra, sus espectáculos fueron perdiendo interés para el mundo teatral barcelonés.  Su último espectáculo 2036 Omega-G pasó sin pena ni gloria por Barcelona. Aunque él lo achacó a sus críticas al nacionalismo y al independentismo, otros espectáculos en español y protagonizados por adversarios al nacionalismo catalán como Bertín Osborne tienen éxito en la cartelera barcelonesa.

En su curriculo quedan sus ácidas sátiras sobre personajes de la cultura como Josep Pla (Ara Pla, 1998, y La increíble historia de Mr. Floïd & Mr. Pla, 1997) o Salvador Dalí (Daaalí y Dalí visto por Dalí, 1999). Pero también al empresario nacionalista Joan B. Cendrós, fundador de Òmnium Cultural y propietario del laboratorio que fabricaba la loción Floïd. Cendrós fue de los pocos industriales que desde un principio apoyó a Pujol. Sin olvidar a Franco (Franco en Vic, 2003 o la película Buen viaje, excelencia, 2003).

Cuando se jubiló como profesor del Institut del Teatre aceptó la proposición de Esperanza Aguirre, en 2009, para dirigir los teatros del Canal de Madrid, cargo que simultaneó con la dirección de su grupo hasta que en 2012 fue sustituido por Ramon Fontserè.

A pesar de haber coqueteado políticamente con los socialistas, Boadella fue uno de los promotores de Ciudadanos, formación que abandonó para abrazar la UPyD de Rosa Díez. Ahora, ha vuelto a la órbita de Ciudadanos. Él mismo, en el vídeo de Tabarnia, se define como payaso. Más bien ha encarnado a la perfección en su vida teatral al bufón, un arquetipo teatral que acompañaba a los juglares y que hacían divertir al noble de turno.