La plataforma Pisoraca y Comarcas Vivas ha congregado este sábado en el municipio palentino de Prádanos de Ojeda a medio millar de vecinos en muestra de su rechazo al intento de implantar una nueva industria porcina en la zona y el silencio de la Junta de Castilla y León, que hace dos años desoyó 10.000 alegaciones ciudadanas contra ese modelo de negocio.

Los portavoces afirman que tratan de “reivindicar la vida de los pueblos” oponiéndose de forma activa contra este nuevo intento de macrogranja, repulsa que manifestaron en 2020 presentando más de 10.000 alegaciones a las que el gobierno de Alfonso Fernández Mañueco no contestó.

La plataforma recuerda que la empresa Decamed Trading “atacó hace dos años con la instalación de 14 macrogranjas en un radio de 20 kilómetros, con más de 116.000 cerdos, para una población de 4.271 habitantes”.

Ni población ni empleo

Así, este sábado, repiten los argumentos de entonces: “Quieren vendernos esta iniciativa como una fuente de desarrollo para la comarca, que fijará y aumentará la población”, algo que entienden es “totalmente falso”, porque sólo fijará población de cerdos.

“¿Quién aguantará viviendo entre olores, purines, y sin agua en el grifo?”, se preguntan en el manifiesto que han leído durante la concentración.

Asimismo, señalan, “nos dicen también que va a generar empleo. También falso: los proyectos, en la primera ola, lo dejaban claro: 1,5 empleos por cada macrogranja, un trabajador con sueldo bajo y en condiciones insalubres, expuesto a sustancias y gases nocivos para la salud. ¿Y el 0,5 trabajador que queda?, cuestionan, para responderse a sí mismos: “Temporales en épocas de vaciado y limpieza de las instalaciones”.

Inexistente bienestar animal

La plataforma describe el trabajo de ese empleado en esas granjas industriales: barrer, supervisar a los animales, con comportamientos antinatura, forzados por el estrés de vivir en condiciones pésimas, como morderse y devorarse entre ellos, y dar a un botón para el resto”

Habrá quienes piensen que “menos es nada”, denuncian. “¿Tan barata vendemos nuestra tierra, y nuestra salud?”, continúan, y recuerdan las consecuencias de estas instalaciones: contaminación del aire por emisiones de amoniaco, polvo, monóxido de carbono y metano, que además de incidir en el efecto invernadero, pueden impulsar organismos patógenos en la atmósfera, con el consiguiente riesgo de enfermedades.

Destacan, igualmente, la contaminación del agua por nitrógeno y fósforo en las zonas de influencia de los ríos Boedo, Burejo y Valdavia, afluentes del Pisuerga, y recuerdan que la Confederación Hidrográfica del Duero ha confirmado que un número no despreciable de municipios de la comunidad ya supera el límite de nitratos permitido por la OMS (50 mg/l), de forma que “nuestros suelos no pueden más”.

Pisoraca y Comarcas Vivas piden que la Diputación de Palencia cumpla con su compromiso de apoyar un mundo sostenible con objetivos de Desarrollo en la agenda 2030, que se escuche a los ayuntamientos de los municipios afectados, que ya se manifestaron en su día contrarios a la instalación de esta industria, y consideran incomprensible que la Junta de Castilla y León, “no corte por lo sano este tipo de iniciativas”.