El pasado 29 de octubre, mientras Valencia se inundaba, el transporte público se paralizaba y cientos de ciudadanos se veían atrapados por la virulencia de la DANA, los miembros del Gobierno de Carlos Mazón ya estaban en casa. Así lo demuestra una documentación oficial a la que ha tenido acceso ElPlural.com, una documentación sobre la que el PSPV ha puesto el foco este martes en lo que califica de abandono institucional generalizado por parte del Consell.
“El Consell se desentendió de Valencia en plena emergencia”, ha denunciado con dureza el síndic socialista en Les Corts, José Muñoz, quien ha hecho públicos los trayectos en coche oficial de varios consellers ese día. La imagen que pintan los datos es demoledora: a última hora de la tarde, la mayoría de los altos cargos autonómicos ya habían regresado a sus domicilios, mientras miles de valencianos sufrían los efectos del temporal.
"El conseller de Educación, José Antonio Rovira, llegó a casa a las 15.30, cuando los colegios aún seguían abiertos”, ejemplificaba Muñoz. “El conseller de Infraestructuras lo hizo con cortes en la red de metro y carreteras cerradas, y el coche del responsable de Agricultura dejó de prestar servicio también a las 19.30”, añadió.
“Mientras centenares de valencianos se ahogaban en sus casas o quedaban atrapados en sus vehículos, los miembros del Consell ya estaban en los suyos, cómodamente en sus casas. Ninguno actuó como exige su cargo”, reprochó el portavoz socialista.
El PSPV no se limita a criticar la inacción, sino que eleva el tono acusando directamente al Gobierno de Mazón de negligencia y falta total de liderazgo. “Esto no va de una consellera, esto va de todo un ejecutivo ausente. Han fallado todos. Ninguno puede seguir al frente de la Generalitat. No es tiempo de recambios, es tiempo de elecciones”, sentenció Muñoz ante los medios.
Pero si hay un silencio que resuena con especial fuerza es el del propio Carlos Mazón, presidente de la Generalitat. A día de hoy, sigue sin conocerse dónde estuvo ni qué hizo durante las horas más críticas del temporal, algo que los socialistas llevan semanas reclamando sin obtener respuesta. “La Generalitat ha facilitado los trayectos en coche de prácticamente todo el Consell, menos los del señor Mazón. No se identifican sus desplazamientos. ¿Por qué? ¿Qué están ocultando?”, se preguntó Muñoz.
Para el síndic del PSPV, la publicación del trayecto del coche de Salomé Pradas —a la que el PP ya ha apartado— evidencia un intento de culpabilizar a una consellera amortizada para salvar al presidente. “Dejan caer a Pradas porque ya no les importa, pero siguen protegiendo a Mazón con una opacidad intolerable. Han sacrificado a una para tapar a quien realmente lideraba el Consell ese día”, denunció.
El caso se suma a una creciente sensación de desamparo institucional en la Comunidad Valenciana durante el episodio de la DANA, que dejó daños materiales severos, infraestructuras colapsadas y barrios enteros inundados. La falta de explicaciones por parte del Consell y la ausencia de comparecencias inmediatas por parte del presidente no han hecho más que alimentar las críticas de la oposición, que exige ya una auditoría completa de la gestión de esa jornada.
“Hemos pasado de un PP de todos a la cárcel a un PP de todos al Ventorro, desaparecidos e incomunicados”, ironizó Muñoz. “Este no es el Gobierno que los valencianos merecen cuando más lo necesitan. La ciudadanía debe poder decidir si quiere seguir con un Consell ausente o no”.
La presión política sobre el ejecutivo autonómico se incrementa. Desde Les Corts, el PSPV ya prepara nuevas iniciativas parlamentarias para forzar al Gobierno a entregar la información aún oculta sobre los desplazamientos del presidente Mazón. “No pararemos hasta que se sepa la verdad. La sociedad valenciana merece respuestas, merece transparencia y, sobre todo, merece respeto”, concluyó Muñoz.
Hasta el momento, desde el Palau de la Generalitat no ha habido una sola explicación oficial sobre el paradero de Mazón el 29 de octubre. El silencio, lejos de calmar el debate, lo alimenta cada día más. Y las exigencias de asumir responsabilidades —más allá de cabezas de turco— siguen creciendo.