Han pasado tres meses y medio desde que el Gobierno decretara el estado de alarma para hacer frente a una pandemia desconocida, movilizando todos los recursos posibles en un mercado inestable y saturado para poder garantizar los mínimos exigibles del protocolo de actuación frente a un virus que ha colapsado los hospitales públicos. Alcanzada la denominada nueva normalidad y restablecidas ciertas libertades, los plenipotenciarios en la gestión tanto nacional como autonómica observan ahora de forma detallada y pausada los rebrotes que se suceden a lo largo y ancho de la península, tratando de anticiparse a un descontrol que derive en la paralización de sectores que se empiezan a poner en marcha flexibilizando mínimamente el impacto económico de la mayor crisis sanitaria de los últimos 100 años.

La OMS lanzó este lunes un mensaje nada alentador: “Lo peor está por venir”. Así lo advirtió el director del organismo, Tedros Adhanom Ghebreyesus: “Todos queremos que esto termine. Todos queremos seguir con nuestras vidas. Pero la dura realidad es que ni tan siquiera estamos cerca del final. Aunque muchos países han hecho algunos progresos a nivel global, la pandemia del coronavirus en realidad se está acelerando". Seis meses después de que China alertara por primera vez de una infección respiratoria fuera de lo común, diez millones de personas han sido contagiadas y medio millón han fallecido.

La apertura de fronteras, los desplazamientos a segundas residencias y el relajamiento cívico preocupan sobremanera a los sanitarios. Son diversas las organizaciones sindicales que piden responsabilidad ciudadana y fondos públicos para que el agujero de una nueva pandemia no sea tan pronunciado como el que se ha experimentado estos meses. España creía que tenía la mejor sanidad del mundo, y, al margen de la excelente labor de sanitarios que han trabajado hasta la extenuación, se han podido apreciar las carencias que alumbran un problema de recortes sistemáticos al que hacer frente.

En el caso de la Comunidad de Madrid las quejas son notorias. Agradeciendo los aplausos dedicados a los que han batallado en primera línea, la sociedad ha mostrado su apoyo. Pero las muestras de cariño no son suficientes: hace falta inversión, tecnologización y recursos humanos. El movimiento Sanitarios Ciudadanos explica que es crucial tomar las calles para “dar visibilidad a la situación de precariedad”. “¿Quién cuida a quien nos cuida?”, se preguntan.

Interrogante que también pone sobre el papel la Federación de empleados de servicios públicos de la Unión General de Trabajadores (UGT), que ha emitido este lunes un comunicado muy duro cargando contra “algunos gestores” del Gobierno de la Comunidad de Madrid, acusándoles de “despreciar el trabajo de los profesionales de la Atención Primaria” y “culparles” a estos trabajadores “del abandono a los mayores durante los peores meses” de la pandemia del coronavirus. “Han significado un virus añadido al COVID por su torpeza y por poner por delante todo tipo de intereses antes que los pluralmente sanitarios”, critican.

“La Atención Primaria nunca ha estado cerrada, pero hay un interés de este gobierno en hacer creer a los madrileños que así ha sido”, condena la asociación, marcando a Antonio Zapatero, director del hospital de Ifema y viceconsejero de Salud Pública del Gobierno madrileño, después de que este asegurara en una entrevista reciente que “de los 400 y picos centros de salud que hay [en la región], estaban cerrados la inmensa mayoría”

Una Atención Primaria, criticada también por Antonio Burgeño, líder de la privatización del servicio de salud en Madrid (“la Atención Primaria en España dejó a los enfermos mayores abandonados”), que ha sido torpedeada y precarizada hasta niveles condenados por sus trabajadores: “Los profesionales merecen el respeto que de momento no se les ha dado. Los profesionales no necesitan homenajes, necesitan otra cosa, necesitan al menos que los que los han gestionado no les traicionen ni les humillen. Sra. Ayuso y Sr Ruiz Escudero, actúen”, sentenciaba UGT en su comunicado.

Madrid, la región que menos invierte en AP

Tal y como recogió ElPlural.com, la Federación de Asociaciones para la defensa de la Sanidad Pública condenó la crítica situación de la AP a nivel nacional, con especial atención a la Comunidad de Madrid. Lo hacía en base a las comparativas de gasto y la cantidad de pacientes por sanitario de cada una de las regiones en su informe Repercusiones de la Crisis sobre la Atención Primaria: evolución en las CCAA.

Las conclusiones son demoledoras. Prácticamente en todo el territorio nacional el porcentaje de gasto sanitario dedicado a la Atención Primaria sobre el gasto sanitario total invertido por las diferentes administraciones cae peligrosamente. Tampoco el presupuesto en euros/habitante y año ha alcanzado los niveles de 2010.

Es la Comunidad de Madrid la que presenta un menor porcentaje, destinando únicamente un 11,63% del gasto total. Le siguen Baleares (12,01%) y Galicia (12,11%). Fruto de estas cifras, hay otra conclusión que queda plasmada sobre el papel por la federación de asociaciones: el recorte en recursos humanos ha sido importante, notándose sobremanera en comunidades como Madrid, con 30 tarjetas sanitarias más por profesional; La Rioja, con un incremento de 55 tarjetas más; y Baleares, que encabeza este ranking con una subida desde 2010 de 102 pacientes más por cada profesional.