La primera quincena del mes de octubre fue muy dramática en lo que a la evolución de la pandemia del coronavirus se refiere en la Comunidad de Madrid. Tanto fue así que el Gobierno central se vio obligado a decretar el estado de alarma, no solo para reducir el número de contagios ante la negativa del Ejecutivo regional para cerrar perimetralmente la capital, sino también para evitar la salida masiva de madrileños a otras comunidades durante el Puente del Pilar.

Según los informes diarios de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, entre el 1 y el 15 de octubre se notificaron 615 fallecimientos. Sin embargo, en la misma quincena pero un mes después, del 1 al 15 de noviembre, la Consejería ha informado de 539 muertes. Unos dígitos que a día de hoy siguen preocupando por su similitud con los del mes anterior.

Esta elevada tasa de mortalidad contrasta con los datos de contagios que la Comunidad de Madrid lleva notificando en los últimos días. El pasado 15 de noviembre se notificaron 663 nuevos contagios, 324 el día 16, 749 el día 17 y 1.806 este miércoles 18. Cifras muy alejadas de los 4.342 contagios que se informaron el 1 de octubre o los 3.200 del 16 del mismo mes.

La fiabilidad de los datos epidemiológicos ofrecidos por el equipo de Isabel Díaz Ayuso se han cuestionado en varias ocasiones. Recientemente, fuentes del partido socialista han reconocido a ElPlural.com que no confían en “los datos que publica el Ejecutivo madrileño sobre la incidencia del coronavirus en la Comunidad de Madrid”. “Es un dato positivo cuando se observa que los diferentes indicadores de la Comunidad dan una cierta mejoría. A la vez manifiesto con total sinceridad mi duda respecto a los datos que publica la Comunidad”, afirman.

Por su parte, fuentes del Ejecutivo madrileño de Isabel Díaz Ayuso indican a ElPlural.com tras preguntarle sobre las causas de este elevado número de fallecimientos que “lo primero que bajan son los contagios, después las hospitalizaciones en planta, después de los ingresados en UCI y, finalmente, los fallecidos”. “Es la propia evolución de la enfermedad”, reiteran.