A falta de trenes puntuales, buenos son los canapés. Metro de Madrid ha licitado un contrato de 100.000 euros para asegurar el catering de sus eventos corporativos, con brunchs, vinos de crianza y comidas protocolares incluidas. Una decisión que contrasta con la realidad que viven miles de madrileños cada día: andenes colapsados, averías constantes y un servicio cada vez más deteriorado.
El documento detalla con precisión milimétrica el tipo de servicios que se ofrecerán. El “servicio de catering y restauración en eventos” incluye desde cafés informales hasta comidas completas, tanto en la sede central de la Avenida de Asturias como fuera de las instalaciones de la empresa, “según necesidad”.
Los menús van desde el “coffee corner”, con café, infusiones, zumos naturales y bollería, hasta el “desayuno variado”, que añade chocolate, sándwiches o brochetas de fruta. Pero la oferta se amplía con opciones más sofisticadas: el “aperitivo-brunch”, con ocho variedades de canapés, snacks, dulces y bebidas alcohólicas; o la “comida o cena tipo cóctel”, que incorpora vinos blanco y tinto de crianza, cervezas de primeras marcas, doce variedades de canapés fríos y calientes, postres y café.
Para los encuentros de mayor protocolo, el pliego contempla una “comida o cena protocolaria” con entrantes, primer y segundo plato, postre y vinos “de primeras marcas”. Todo un despliegue de restauración de alto nivel destinado a mantener la “imagen institucional” de la empresa pública dependiente del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso.
Metro de Madrid se ha puesto en contacto con ElPlural.com para trasladar que la licitación corresponde al "servicio de catering para atender las visitas corporativas y los diversos congresos y encuentros profesionales que" la institución realiza cada año. Unos cónclaves que cifran en aproximadamente unos 50 al año.
"Las visitas corporativas y los congresos son reuniones de trabajo entre personal de Metro y personal de otras instituciones o explotaciones ferroviarias en las que tanto Metro como el resto de explotaciones ferroviarias, intercambian ideas modos de hacer y experiencias para mejorar los servicios que prestamos mutuamente", añaden.
Un contrato en tiempos de caos
La licitación llega en un momento especialmente delicado para el suburbano madrileño. Los retrasos, cortes de servicio y averías se han convertido en parte de la rutina diaria de los usuarios, especialmente en las horas punta, cuando los trenes circulan con menor frecuencia de la prevista. En los últimos meses, líneas clave como la 1, 5, 6 y 10 han registrado incidencias recurrentes, que han obligado a interrumpir el servicio y a evacuar trenes en mitad del recorrido. Las imágenes de andenes abarrotados y usuarios esperando hasta veinte minutos para poder subir a un convoy se han vuelto habituales en redes sociales.
A las averías se suma la falta de maquinistas, un problema estructural que se arrastra desde hace años y que el propio comité de empresa ha denunciado en varias ocasiones. Según los sindicatos, el número de conductores disponibles está muy por debajo de las necesidades reales, lo que repercute directamente en las frecuencias de paso. También alertan de que muchos trenes permanecen inmovilizados por falta de mantenimiento o piezas de repuesto, un déficit que, aseguran, deriva de la reducción del presupuesto en áreas técnicas y del aumento de la externalización de servicios.
El malestar no se limita al ámbito laboral. Los viajeros del Metro de Madrid también han expresado su creciente frustración ante un servicio que consideran menos fiable que hace una década. En foros y redes sociales proliferan las quejas sobre la falta de ventilación en los vagones, el deterioro de las estaciones más antiguas y la ausencia de información clara cuando se producen interrupciones.
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