Gran Vía, la calle más turística de Madrid, acumula montones de basura. Cartones, muebles o restos de comida por el suelo decoran la calle principal de la capital. La estampa ensucia -nunca mejor dicho- la imagen que desde tiempos inmemoriales acapara libros y películas, vestida por el edifico de Schweppes y una oferta cultural y gastronómica amplísima. De un lado Sol, del otro Plaza de España, por una de las callejuelas se llega a Chueca… Gran Vía sirve de corazón, pero no tanto de pulmón pese al césped del que disfruta al principio y contar con el tempo de Debod a escasos metros.

Basta con dar un paseo por la amplia avenida para darse cuenta. Sin embargo, el problema no reside solo en Gran Vía. Si se echa la vista atrás, los vecinos han puesto históricamente el grito en el cielo por la basura que acumulan diferentes puntos y distritos de la ciudad. Así las cosas, los madrileños se han quejado a lo largo de la vigente legislatura de la gestión del alcalde, José Luis Martínez-Almeida, pese a que éste defendiera un día que Madrid “no era la ciudad sucia heredada”.

A finales del año pasado, la izquierda lamentaba que las reclamaciones de los madrileños para con la limpieza habían subido en un 30% si se comparaba con los datos de los últimos seis años. Lo cierto es que el portal de Transparencia del Ayuntamiento de Madrid recoge en sus quejas que solo en 23 de los 131 barrios de la capital la basura no es el primer motivo de protestas. Unos barrios que, por otro lado, se concentran en las zonas turísticas de nivel más alto. Asimismo, las cifras hasta agosto de 2022 no han variado sustancialmente en los últimos cuatro años, mientras que fuera de la M-30 y a excepción de algún punto del centro, las quejas se duplican,

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) concluía en 2019, después de una encuesta realizada en otras cinco ocasiones que recoge la opinión de diferentes vecinos, cuáles eran las ciudades más limpias y más  sucias de España. En este sentido, el ranking lo lideran para bien Oviedo, Bilbao, Vigo, Logroño y Pamplona, mientras que Barcelona aprobaba por la mínima y Madrid volvía a suspender. En nuestro entorno, los expertos de End of Tenancy Cleaning Service de Londres analizaron la limpieza e higiene de las grandes capitales famosas a través de calificaciones promedio de Airbnb, Booking.com y Tripadvisor. En esta lista despunta Lisboa como ciudad más limpia, mientras que Madrid no se sitúa como la más sucia, pero sí que se ve superada por Praga, República Checa, Roma, Viena, Moscú, Varsovia, Berlín, Atenas o Budapest.

Problema de contaminación

El problema no es solo de basura, ya que varios estudios amparan a Madrid como una ciudad contaminada. El más reciente obedece a 2021 y corre a cargo del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), que analiza la calidad del aire en 1.000 ciudades, consecuencia directa del tráfico rodado.

En este sentido, países como el nuestro, Bélgica, Italia y Francia encabezan el ranking de muertes asociadas al dióxido de nitrógeno (NO2), un gas tóxico derivado de la lacra de la contaminación. En concreto, Madrid encabeza la lista con Barcelona y Mollet del Vallès en sexta y séptima posición respectivamente. El estudio incluye otros gases, pero el hecho de disminuir la emisión de éste podría evitar hasta 57.030 muertes prematuras, mientras que alcanzar los niveles más bajos podría ascender la cifra hasta los 79.000 euros. En este sentido, Madrid es la ciudad con más presencia de NO2 de Europa por encima de Amberes (Bélgica) y Turín (Italia). La ciudad pasaría a evitar hasta 1.966 defunciones si se alcanzase la nueva meta propuesta por el máximo organismo de la Salud.

Otro informe, en este caso de Greenpeace -Living. Moving. Breathing- desliza que el nivel de contaminación de la capital de España es mayor al de otras urbes masificadas como Roma o París. De entre las 13 ciudades analizadas, Madrid obtuvo una media anual de 44,54 microgramos de NO2, un valor que aumenta año tras año y a partir del cual los distintos informes emplazan a una “regulación más estricta sobre los vehículos contaminantes” y a “penalizar a los que violen la misma”. Cabe recordar que en este sentido Almeida recuperó uno de los caballos de Troya de su programa: acabar con el Madrid Central que después recuperó, pero con matices que llevan a la oposición a acudir a los tribunales.