Nos citamos con Isabel Serra y su equipo minutos después de que la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, recibiese una carta con una navaja ensangrentada en su interior. Una nueva amenaza de muerte que evidencia que en estas elecciones está en juego algo más que el color político que ocupe la Puerta del Sol a partir del 4 de mayo. El fascismo campa a sus anchas y la movilización obrera será condición sine qua non para plantar cara a las balas, el odio y la equidistancia de líderes políticos y altavoces mediáticos que se empeñan en blanquear la gravedad de lo ocurrido.

Serra (Madrid, 1989) llega tranquila, curtida en la Asamblea de Madrid frente a los exabruptos de una presidenta autonómica, Isabel Díaz Ayuso, de la que dice que ha aprovechado la pandemia para construirse políticamente utilizando la mentira con fines electorales. A la espera de una sentencia del Tribunal Supremo que podría inhabilitarla, se muestra contundente con los medios de comunicación controlados por los fondos buitre, con la Justicia, con el fascismo e incluso con un Ángel Gabilondo que si los números son favorables se convertirá en pareja de baile cuando los colegios electorales apaguen sus luces en apenas siete días.

PREGUNTA (P): La última hora es más indispensable que nunca. La ministra de Turismo, Reyes Maroto, ha recibido una carta con una navaja ensangrentada después de las amenazas que sufrieron Pablo Iglesias, Fernando Grande-Marlaska y María Gámez. ¿Qué opinión le merece?

RESPUESTA (R): Lo primero de todo mandar todo mi apoyo, mi cariño y desde luego mi solidaridad a Reyes Maroto. Yo creo que es alucinante lo que estamos viviendo en estos últimos días; este nivel de odio, de amenazas, de intimidación, y desde luego espero que esto no quede impune y se abra una investigación para averiguar de dónde vienen estas amenazas.

Igual de importante es que haya por parte de la sociedad una condena rotunda y que nos demos cuenta de lo que está pasando. Creo que a partir del viernes hemos hecho un click en el contexto de la campaña que marca un precedente para la situación de este país, para la política de nuestro país y creo que ese es el camino: no debatir con el fascismo, ser contundentes y tener clarísimo que nos estamos jugando la democracia.

P: Acaba de mencionar que el viernes pasado la campaña sufrió un click y vosotros tomasteis una decisión: no a Vox. ¿Por qué ahora?

R: Lo que vimos en el propio debate fue un bochorno. Monasterio no solamente no condenó las amenazas, sino que se jactó del miedo que puede sufrir una persona cuando ha recibido una amenaza de ese tipo, que además no es una amenaza solamente a un político, sino a su familia. Lo que hizo Pablo fue un acto de dignidad, de decencia frente a esa indecencia de Monasterio. Creo que era necesario, había que decir ya basta.

Esto por lo menos nos ha hecho despertar como país, ser contundentes con la ultraderecha y sobre todo tener los límites marcados de dónde están los demócratas y dónde está la ultraderecha. Es evidente que desde Unidas Podemos llevamos mucho tiempo alertando de esta situación y es verdad que cuando dijimos hace dos años eso de ‘alerta antifascista’ se rieron de nosotros como si fuéramos unos trasnochados, pero la realidad es que tenemos un problema muy serio con la normalización de la ultraderecha. Una normalización que tiene que ver evidentemente con la impunidad judicial que hay hacia quienes hacen amenazas, con el blanqueamiento de algunos medios de comunicación, con los discursos equidistantes… y eso nos ha llevado hasta aquí y esta situación tan grave.

No se debate con el fascismo, hay que ser contundentes y tener clarísimo que nos estamos jugando la democracia

P: ¿Qué ha fallado en la democracia para que un partido como Vox haya pasado en unos años de ser una formación residual a tener un mensaje que cala en la sociedad y que condiciona tanto la agenda política?

R: Hay diferentes causas. Una que tiene que ver con la crisis social que venimos arrastrando en este país desde el año 2008. Es evidente que el Gobierno de coalición está enfrentando la pandemia y la crisis de una forma antagónica a lo que hizo el Partido Popular, pero todavía arrastramos las consecuencias de su gestión.

La generación que viene después de la mía ha vivido en una crisis permanente y es una generación no ya con las expectativas frustradas, sino que nace sin expectativas. En esa situación de malestar social generado por las políticas de recortes y por la precariedad, el fascismo trata de buscar apoyos y votos. Y además lo hace tratando de generar odio entre las personas que peor lo están pasando. Siempre es la misma estrategia: buscar chivos expiatorios como los niños migrantes o las familias que no pueden pagar el alquiler... y culparles de todos los males quitando de la ecuación a los verdaderos responsables (fondos buitres, a quienes aplican los recortes...).

Eso es una razón, otra tiene que ver evidentemente con la derecha de este país, que es una derecha que no es homologable a las derechas europeas. Ni siquiera Ciudadanos, no digo ya el PP, que han decidido formar gobiernos con el apoyo de la extrema derecha. Y esto no pasa en Alemania, donde Merkel tiene un discurso absolutamente contundente con la ultraderecha. Aquí, sin embargo, el PP se ha sumado a la deriva de la ultraderecha, ha reproducido sus discursos, le han marcado la agenda. Evidentemente esta deriva tiene unos efectos de derechización del debate público.

Por último, no podemos dejar pasar la responsabilidad de los medios de comunicación que reproducen discursos deshumanizadores y de odio contra responsables políticos como Pablo Iglesias. De hecho, hay personas como [Eduardo] Inda cuya labor consiste en mentir y reproducir bulos para construir odio por parte de la ciudadanía contra dirigentes políticos de izquierdas. Comprarle la agenda política a la ultraderecha, hablar de equidistancia, de ni fascismo ni antifascismo... el discurso de los altavoces mediáticos de la derecha es peligroso y lo estamos escuchando desde hace mucho tiempo.

P: Este mismo lunes Ana Rosa Quintana ha llamado “fascista” a Pablo Iglesias. ¿Cuál es su respuesta?

R: En primer lugar, respecto a Ana Rosa Quintana, también ha dicho que no existe ultraderecha en este país. Es evidente que se retrata sola y que ha decidido ponerse al lado de la ultraderecha y no del lado de los demócratas.

Respecto a los medios de comunicación, la postura que tiene Unidas Podemos no es algo que hayamos escogido nosotros, es algo que tiene que ver precisamente con tener que responder ante la cantidad de mentiras que se dicen permanentemente de nuestra formación. Muchas de ellas están basadas en denuncias judiciales por parte de Vox que no tienen ningún tipo de sostén jurídico, pero que sirven para numerosas horas de tertulias y portadas.

Lo que demuestra esto es que los medios de comunicación son actores políticos, no son contrapoderes, son poderes políticos que pueden decir defender la democracia o denostar a actores políticos. No podemos olvidar que los medios tienen intereses económicos, entre otras cosas, porque están financiados o son propiedad de fondos buitre.

P: Volviendo al debate del pasado viernes de la Cadena Ser, ¿se equivocaron Mónica García y Ángel Gabilondo quedándose en el plató?

R: Se levantaron muy tarde, pero es mejor tarde que nunca. Bienvenidos a esa acción de levantarse y decir no a la ultraderecha. Es evidente que lo hacen cuando les llega una llamada desde fuera, tras apreciar que mucha gente les pide que se levanten desde las redes sociales. Lo que sucedió desde que Iglesias se levanta de la mesa, hasta que acaba, es que hay un elefante en ese debate, es que están debatiendo no ya con Ayuso, sino únicamente con Monasterio después de que haya hecho algo tan bochornoso como no condenar las amenazas y reírse de Pablo Iglesias.

La izquierda debe permanecer unida en esta batalla frente al fascismo. Nos estamos jugando la democracia y eso puede hacer que mucha gente se movilice en este 4 de mayo porque saben el riesgo que tenemos enfrente, porque saben que estos de Vox, que podrían estar en el Gobierno porque Ayuso está dispuesto a meterles, son unos energúmenos que se alimentan del odio, del miedo y que están dispuestos a todo. 

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Isa Serra, entrevistada por ElPlural. Fotografía: Fernando Coto Marín
P: Me quiero detener en una cosa que acaba de decir, que es que la izquierda tiene que estar junta. Eso es una petición que millones de madrileños llevan pidiendo desde hace muchos años. En este sentido, ¿cómo se ha vivido dentro de Unidas Podemos el cambio de postura de Ángel Gabilondo que en apenas una semana ha pasado del ‘con este Iglesias, no’ al ‘Pablo, tenemos 12 días’?

R: Se ha dado cuenta, también tarde, de lo que estaba pidiendo la ciudadanía y de que frente a la extrema derecha no podíamos estar desunidos. La ciudadanía aquí también ve ciertas contradicciones que creo que responden a lógicas de campaña.  Más allá de eso, bienvenidos, tenemos que estar juntos, la ciudadanía de Madrid estaba desesperanzada porque la izquierda está desunida, también por cierta sensación de orfandad, como si los partidos pensasen siempre desde Madrid en términos estatales más que en nuestro territorio y en las elecciones autonómicas o incluso municipales.

Eso es algo que también ha roto Pablo Iglesias en esta convocatoria. Por primera, un vicepresidente ha renunciado a su cargo para asumir un reto como el de Madrid, rompiendo esa sensación de orfandad y demostrando que desde Unidas Podemos estamos poniendo todo para ganar estas elecciones, echar a Ayuso y evitar que entre la extrema derecha. 

Los de Vox, que podrían estar en el Gobierno porque Ayuso está dispuesto a meterles, son unos energúmenos que se alimentan del odio, del miedo y que están dispuestos a todo

P: Juntos para ganar las elecciones, pero no para formar Gobierno. Al menos esa es la postura del candidato del PSOE, Ángel Gabilondo. ¿Estarían ustedes dispuestos a dar los apoyos quedándose fuera del Gobierno autonómico?

R: El tiempo de decir que Unidas Podemos no tiene que estar en un gobierno ya ha pasado. Lo que toca ahora es que formemos un gobierno de izquierdas como el del Gobierno estatal, donde Unidas Podemos es garantía de que las promesas se cumplen. Es algo que estamos demostrando en todas las disputas dentro del Gobierno de coalición, como la regulación de los precios del alquiler.

No puedes presentarte a unas elecciones diciendo a la ciudadanía que vas a hacer lo mismo que Ayuso en algunos sectores como política fiscal, para empezar porque si mantienes esa política fiscal es imposible hacer una mejora de los servicios públicos (Sanidad, Educación, Servicio sociales...).

P: ¿Ha sido Ángel Gabilondo un buen líder de la oposición?

R: Hemos tenido diferencias que tienen que ver con la contundencia con la que hay que responder a las barbaridades que Ayuso ha hecho durante este tiempo. Diferencias que no solamente tienen que ver con una actitud, que creo que es lo que más se le ha recriminado a Gabilondo, sino fundamentalmente con una propuesta política. Yo entiendo que Gabilondo represente un papel de voluntad de acuerdo, pero hay momentos que hemos vivido en los que no cabía esta postura y desde luego la ciudadanía de izquierdas no quiere ningún tipo de acuerdo con Isabel Díaz Ayuso. Mi diferencia fundamental con Gabilondo tiene que ver con que, en los momentos en los que veíamos como Ayuso prefería recortar la sanidad pública o la educación a reforzar los servicios públicos, el candidato socialista estaba dando apoyo. 

P: Pese a todo, ¿creen que podría ser un buen presidente de la Comunidad de Madrid?

R: Creo que el mejor presidente para la Comunidad de Madrid es Pablo Iglesias y todavía creemos que es posible, ya que las mejores encuestas son las que se realizan el día de la votación en las urnas. Más allá de eso, toca entenderse entre las fuerzas de izquierdas y nos entenderemos con Ángel Gabilondo y con el PSOE.

P: Lo que dicen las encuestas es que es necesaria la movilización de los barrios históricamente menos participativos. ¿Qué le diría a un votante que esté sopesando no acudir a las urnas?

R: Le diría en primer lugar que las elecciones se han convocado un martes laborable porque Ayuso no quiere que la gente trabajadora vote, ya que ella gobierna contra ellos. Tienen cuatro horas para ir a votar, aunque este derecho se vea privado en muchas ocasiones por los niveles de precariedad y de explotación de ciertos sectores.

Si Ayuso no quiere que vayan a votar, es por algo. No solamente hablamos de los trabajadores, sino también de las mujeres, sobre las que recae el peso de los cuidados y la falta conciliación en un martes que es laborable pero no lectivo.

El PP lleva gobernando 26 años en contra de los intereses de la gente trabajadora. Ha apostado por un modelo de recortes y privatización de los servicios públicos, que hace que las personas de Parla, Vallecas o Carabanchel no tengan las mismas oportunidades que quienes viven en el barrio de Salamanca. Ese modelo de segregación social hay que revertirlo y a la gente hay que decirle que el PP gana si solo se moviliza el 30% de los más ricos de esta comunidad. Es mentira que el PP es eterno en Madrid, que es lo que tratan de instalar, ya que somos mayoría, como se demostró en el año 2015 o en 2003.

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Isa Serra, entrevistada por ElPlural.com. Fotografía: Unidas Podemos
P: Con toda la izquierda pensando en cómo movilizar los barrios más desfavorecidos, que suelen ser también históricamente donde menos participación se registra, ¿sigue creyendo que una coalición con Más Madrid hubiera despertado una ilusión mayor para la participación?

R: Yo creo que la coalición con Más Madrid tenía un efecto revulsivo más emocional que cuantitativo. Por la desunión que critica siempre el votante de izquierdas, la unidad podía ser un revulsivo para la campaña, haciendo pensar a la sociedad que los políticos dejaban atrás sus intereses personales por la búsqueda del bien común.

A partir de la decisión de Más Madrid de no concurrir conjuntamente, no tiene por qué sumar menos ir separados. Podemos representar una pluralidad de opciones que provoque que el votante se encuentre cómodo. Los votantes nos exigen que no nos dediquemos a confrontar entre nosotros, más allá del debate reposado sobre las diferencias que tenemos de cara al 4 de mayo.

Esta idea se ha reforzado cuando la gente ha entendido que enfrente no está solamente Isabel Díaz Ayuso, sino también la ultraderecha fascista.

P: A fin de que los electores conozcan las diferencias programáticas entre Unidas Podemos y Más Madrid, qué le diría a quien esté dudando entre votar a Mónica García o a Pablo Iglesias este 4 de mayo. ¿Qué les hace fuertes?

R: Le diría que nosotros llevamos demostrando desde hace mucho que somos firmes con los poderes económicos que gobiernan y dirigen Madrid. Nosotros tenemos más clara la apuesta por los servicios 100% públicos y los ciudadanos pueden contrastarlo en los programas electorales. Yo creo que Unidas Podemos, cuando es permanentemente atacado por los poderes mediáticos, económicos y judiciales, demuestra que es independiente al poder. Por eso estamos aquí.

Es mentira que el PP es eterno en Madrid, que es lo que tratan de instalar, ya que somos mayoría, como se demostró en el año 2015 o en 2003

P: Han atacado permanentemente a Isabel Díaz Ayuso por su gestión de la pandemia. ¿Qué hubieran hecho diferente?

R: Todo. Cuando llega una crisis económica y sanitaria, debemos asumir que implica gasto. ¿Pero quién lo paga? En 2008, por la gestión de las políticas de austeridad obligadas por el FMI y la troika, las mayorías trabajadoras fueron las más afectadas. Rescatamos a la banca y a grandes empresas con el dinero de la ciudadanía y recortando los servicios públicos.

La gestión del Gobierno estatal en esta pandemia ha sido radicalmente diferente, aportando 40.000 millones en la primera fase de la pandemia, más unos presupuestos expansivos para reforzar sanidad, educación, dar ayudas directas, ayudas a los autónomos y los ERTES, que, solo en Madrid, han protegido a 600.000 personas.

Lo que ha hecho Ayuso ha sido lo contrario: no ha gastado ni un solo euro en la gestión de la pandemia. Hablamos de su rebeldía con el Gobierno central, que demuestra su interés por construirse políticamente mintiendo, difundiendo bulos y siendo frívola, pero hablamos muy poco de su gasto. No ha destinado ni un euro. Ni a la hostelería, ni a complementar los ERTEs. Ni siquiera ha habido presupuestos, ya que su gobierno ha sido totalmente incapaz de sacar medidas adelante.

P: Si dan los números y es posible formar un Gobierno progresista, ¿qué medidas prioritarias exigirá Unidas Podemos en las negociaciones?

R: Hay muchas políticas que hacer porque hay mucho daño que revertir tras 26 años del PP. Si tengo que escoger tres de forma prioritaria, me centraría en fortalecer los servicios públicos (sanidad y educación), cambiar la fiscalidad y defender el derecho a la vivienda.

La sanidad está totalmente precarizada y son los sanitarios los que nos han cuidado en esta pandemia. En Urgencias tenemos un 90% de interinidad porque el Partido Popular ha precarizado a los sanitarios. Nosotros decimos 1.000 millones de euros anuales para reforzar la sanidad, que permitirá la entrada de 10.000 profesionales más que garanticen una cobertura universal también en oftalmología y cuidado de los dientes.

La segregación en la educación también es preocupante. Somos la tercera región con más segregación en Europa y eso tiene que ver con que el PP ha identificado la educación como un objetivo prioritario para el adoctrinamiento. Por eso apuesta por la privada-concertada, dando las competencias a fundaciones religiosas amigas del PP.

También tenemos que acabar con el paraíso fiscal que vemos en Madrid, donde hay unos millonarios que reciben regalos del PP permanentemente. Y en tercer lugar es prioritario encontrar una solución para la vivienda, ya que tenemos siete de los diez municipios de este país con los alquileres más altos. Los jóvenes tienen que destinar un 105% de su sueldo a pagar el alquiler, algo totalmente inasumible que debemos regular.

Tenemos que acabar con el paraíso fiscal que vemos en Madrid, donde hay unos millonarios que reciben regalos del PP permanentemente 

P: ¿Nos puede asegurar que Pablo Iglesias se quedará en la Asamblea de Madrid independientemente de cuál sea el resultado?

R: Sí, Pablo Iglesias estará donde le ponga la ciudadanía, como ha demostrado en este tiempo. A pesar de todo el daño que le han hecho, él ha asumido que debe encabezar este reto bajándose de la vicepresidencia. Pese a todo, creo que podemos ganar y que tendremos un gobierno decente en la Comunidad de Madrid. Hay que recordar que ya nos dijeron con Rajoy que el PP sería infinito, pero lo echamos, firmamos un acuerdo de Gobierno con una protección social histórica y ahora podemos seguir sus pasos haciendo un gobierno decente en Madrid.

P: ¿Y usted, estará o teme ser inhabilitada por la Justicia?

R: Yo estoy esperando a que haya una decisión por parte del Tribunal Supremo, que debe decirme algo en las próximas semanas. Creo que una decisión del Supremo que avalase la sentencia del TSJM sería una injusticia total, ya que está basada en una sentencia sin fundamento, basada en acusaciones falsas y mentiras que es una vergüenza. Ahora bien, viendo otras sentencias en este país, no las tengo todas conmigo y vivo con desconfianza lo que pueda firmar el Supremo. Espero que no me inhabiliten, y en caso de que suceda iré al Tribunal Europeo de Derechos Humanos para exigir justicia.