En las últimas semanas se repiten en diferentes medios de comunicación la publicidad sobre la mina de cobre San Rafael. En esa propaganda se presume de lo “verde” y ecológico que es el proyecto, algo que, desde luego, choca frontalmente con lo que vienen señalando desde hace tiempo diferentes colectivos y organizaciones ecologistas.
La Asociación para a Defensa Ecolóxica de Galicia, Adega, es un ejemplo de esto. Es una de las entidades que, desde hace años, denuncia lo que supone esta explotación, algo sobre lo que ahora ha dado un paso adelante. Adega ha presentado ya las alegaciones contra lo que denomina “proyecto zombi” de la empresa San Rafael en los concellos de Touro, O Pino y Vila de Cruces.
Tal y como han indicado desde la Asociación, en realidad, se trata del mismo plan que “ya fue rechazado en 2021” y que ahora vuelve a aparecer “resucitado por la Xunta con todavía más impactos y contaminación”.
Según los denunciantes, el Gobierno presidido por Alfonso Rueda decidió en noviembre de 2024 dar luz verde “a la tramitación de un proyecto sustancialmente idéntico” al que la propia administración echó para atrás 3 años antes. Curiosamente, en aquel rechazo se dejó una puerta entreabierta, puesto que la Xunta podía haber negado la posibilidad de volver a admitirlo, algo que, sin embargo, no sucedió.
Para los responsables de Adega, con la tramitación de un plan casi calcado, el Ejecutivo gallego ha mostrado “ya de entrada su absoluta connivencia con la minera”, y ahora “gasta de nuevo tiempo y recursos públicos en una iniciativa que nunca debió traspasar las puertas de la administración”.
En un comunicado, la Asociación para a Defensa Ecolóxica de Galicia explica que Cobre San Rafael ha informado solo de las emisiones de 10 sustancias: CO2, CO, PM10, PM2,5, NO2, SO2, As, Cd, Ni e Pb. Sin embargo, “no cuantifica otros contaminantes importantes generados en la actividad minera”.
Una "bomba ambiental"
Precisamente, en relación con esto, le han recordado a la Xunta que, atendiendo a una reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, las administraciones deben tener en cuenta, al margen de sustancias contaminantes propias de la explotación de que se trate, “todas aquellas que sean objeto de emisiones científicamente reconocidas como nocivas que pueda emitir la instalación, incluidas las generadas por esa actividad que no fuesen evaluadas en el procedimiento de autorización inicial de esa instalación".
Adega pone de relieve otro dato que considera fundamental. Para la Asociación resulta “significativo” el hecho de que las cantidades de contaminantes informadas por la compañía en este proyecto de Cobre San Rafael “son sensiblemente superiores a las declaradas por explotaciones similares”.
Un aspecto que enciende todas las alarmas y en el que ha insistido Adega es en la comparación entre el proyecto presentado por la empresa minera que obtuvo una declaración de impacto ambiental negativa en 2021 en lo que a cantidades de determinados contaminantes calculadas, y el que ahora sí tiene el beneplácito de la Xunta.
Ha dicho la Asociación que la propia compañía “reconoce que el nuevo plan de explotación supone un considerable incremento” en la producción de algunos materiales nocivos para el entorno.
Por este motivo, califican el proyecto de “bomba ambiental” con aún “más riesgos”.