Isla de las playas azul turquesa, Formentera toma la iniciativa contra la saturación y apuesta por la conciliación entre turismo y medio ambiente. El verano de 2019 marcará una nueva frontera: límites al uso del coche.

La presidenta del Gobierno Balear, Francina Armengol, ya ha presentado en la menor de las Balears el proyecto de Ley de medidas urgentes de sostenibilidad ambiental y turística. Durante determinados períodos del año, el Consell Insular podrá limitar la entrada y circulación de vehículos así como establecer un número máximo de los de alquiler. La nueva normativa, que se prevé en vigor durante el verano del 2019, da cobertura a la potenciación del uso de vehículos eléctricos y no contaminantes. En definitiva, un fuerte impulso a la sostenibilidad y calidad del medio ambiente, áreas en las que Balears en general y Formentera en particular quieren ser abanderadas.

La iniciativa llega como culminación de un intenso y largo debate - tanto social como político - que ha conducido al acuerdo unánime de todos los partidos y entidades sociales de la isla, con el apoyo del Ejecutivo balear.

La singularidad de la menor de las Pitiusas favorece esta actuación en todo su territorio. Las reducidas dimensiones geográficas y su minúscula red viaria no casan con el incremento espectacular de la intensidad de tránsito – un 500% - que padece durante los meses de verano. Por otro lado, la peculiar arquitectura institucional de la isla –  Consell y Ayuntamiento son un ente único - ha facilitado la tarea. Las competencias de movilidad y policía local se gestionan desde el mismo engranaje político.

En las demás islas del Archipiélago también se estudian medidas para combatir la saturación veraniega en ciertas carreteras y  parajes singulares. Se estima que en temporada alta los coches de alquiler que operan en las islas ascienden a unos 90.000 que, unidos a todos los demás vehículos, superan ya el millón de tubos de escape. Casi uno por habitante.

La saturación de la red viaria, la sensación de atasco estival permanente, los malos humos, la contaminación atmosférica… son escollos a vencer en lucha contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Tampoco se avienen con la calidad de vida de los residentes ni con una actividad turística sólida y de futuro.

En Balears el medio ambiente se erige como política de políticas. El objetivo es transitar hacia energías más limpias, una movilidad más sostenible y la conservación de la riqueza natural. El desarrollo turístico debe caminar por esa senda. Crecimiento económico y respeto medioambiental se dan la mano. Economía y ecología, cómplices en el mismo plano.