Durante 32 años en las elecciones municipales de Ourense la invariabilidad del gobierno de la Diputación provincial fue una constante. Desde 1987 hasta comienzos del año 2012, el popular José Luís Baltar Pumar, símbolo paradigmático del viejo caciquismo agrario de la Galicia profunda, logró comandar el ente. Pero fue antes, concretamente en enero del 2010, cuando Baltar Pumar dejó a su hijo José Manuel la presidencia del PP ourensano, cuando se advirtió el principio del fin de la carrera política del barón popular y el comienzo de la de su vástago. Tan solo dos años después, en febrero de 2012, se consumaba la operación de sucesión entre padre e hijo.

José Luís Baltar lo tenía todo bien atado, ya que el primer suplente del PP en el partido judicial de Ourense, renunció a ser diputado dejando el paso libre a José Manuel Baltar, que ya había sido puesto como segundo suplente, para poner en marcha la maniobra sin peligro. Así Baltar hijo heredó el virreinato que parecía vitalicio de la Diputación de Ourense, desde el gran padrino provincial Gómez Franqueira, célebre por la famosa frase que reza que “en el PP gallego conviven los del birrete y los de la boina”, ya que, aunque los primeros desprecien a los segundos, nunca han sido capaces de romper el cordón umbilical que les mantiene presos del caciquismo rural.

Pero este bucle que mantiene la mala calidad de las instituciones públicas, consecuencia inevitable de las tramas de favores personales, gestionadas por los conseguidores que permiten retener el voto cautivo de la Galicia interior puede que esté a punto de romperse.

En las pasadas elecciones del 2015, a pesar de que el liderazgo provincial de José Manuel Baltar consiguió mantener la mayoría absoluta en la Diputación con 14 representantes, bajaba uno con respecto a los anteriores comicios, provocado por la irrupción con fuerza de la formación liderada por Gonzalo Pérez Jácome, líder de Democracia Ourensana, que cumplió su objetivo con dos diputados. De forma que del total de los 25 escaños de los que se compone el ente, además de los 14 que corresponden al PP y dos a Democracia Ourensana; el PSOE se mantuvo con ocho representantes y uno el BNG.

Sin embargo, a día de hoy la caída de más de 14 puntos en las elecciones generales del pasado 28 de abril, con respecto a las anteriores, han hecho saltar las alarmas en el PP ourensano. La corta distancia que separa a los populares con 66.100 votos de los socialistas con 62.600 papeletas, abre la posibilidad al cambio. Aunque la extrapolación de voto no es posible entre ambos procesos electorales, los sondeos recientes dan más viabilidad a la oportunidad.

De cumplirse los pronósticos preelectorales la maquinaria de los populares, junto a la de los socialistas y Democracia Ourensana está a pleno rendimiento en un único partido judicial, el de Ourense, que aglutina a 15 de los 25 representantes provinciales. El ayuntamiento que más se juega es el de la capital, en donde las previsiones dan una notable bajada al Partido Popular en contraposición al ascenso de los socialistas.

Este dato junto a las predicciones que se manejan con respecto a los más de 20 consistorios que conforman el partido judicial determina que “hay una posibilidad real de que el Partido Popular pierda entre 2 y 3 diputados, de los que el partido del puño y la rosa podría resultar el gran beneficiado. La clave está en la ciudad, además de lo que vaya sumando cada ayuntamiento del partido judicial. Aunque también pueden existir variables en los partidos judiciales de O Barco de Valdeorras y Trives”, ha señalado una fuente socialista a ElPlural.com.