Corren tiempos de ajedrez político en la Comunitat Valenciana. La dimisión de Carlos Mazón ha activado un proceso para su sustitución que no está siendo sencillo para el Partido Popular. Para el PP nacional, porque las negociaciones para elegir al nuevo jefe o jefa del Consell están dándose a sus espaldas, sin que Alberto Núñez Feijóo tenga apenas agencia de lo que ocurre en los despachos valencianos, y para el PP valenciano, porque Vox les presionará en todo lo que puedan para elegir un representante con el que la extrema derecha esté conforme porque, de lo contrario, no aceptarán el nombramiento y las elecciones anticipadas podrían convertirse en realidad. Las reuniones comenzaron este viernes y las presiones por parte de los de Abascal ya han comenzado en unos encuentros que el PP valenciano, en primera instancia, negó que se estuvieran produciendo.
Tras pasar horas negando desde el partido que aún dirige Mazón que la reunión se hubiera producido y con Juanfran Pérez Llorca asegurando que se trataba de un bulo, la formación de extrema derecha les ha dejado en evidencia confirmando el encuentro y presionando a los 'populares' para que elijan un sucesor a la mayor brevedad posible. La ultraderecha ha explicado en una nota a los medios de comunicación que la reunión de este viernes se ha tratado de una "primera toma de contacto en la que se ha podido constatar buena voluntad de negociación". Vox, que hasta ahora ha tenido potestad en las decisiones para el futuro de la Comunitat Valenciana, no se baja de esa senda y ha trasladado "la necesidad de que el PP decida quién va a ser su nuevo candidato a la Generalitat Valenciana para, una vez designado, poder explorar con él su disposición a acordar políticas que permitan continuar con la reconstrucción de la Comunitat Valenciana y su defensa frente a las políticas destructivas de Pedro Sánchez". El primer escollo, según fuentes conocedoras de la reunión, serán los menores migrantes, en tanto que la ultraderecha se niega categóricamente a acogerlos.
Desencuentros Génova-Valencia
La manga ancha de la que goza Vox les da la posibilidad de presionar, desde la calle Bambú, en la elección del nuevo presidente valenciano. Las condiciones para la investidura serán más que duras para los 'populares', y es que la ultraderecha podría llegar a pedir la lectura institucional de un escrito con sus peticiones, como el no rotundo al pacto verde o a recibir ningún inmigrante más. Este ejercicio de poder por parte de Vox no solo debilita al PP valenciano, sino que pone de manifiesto la escasa agencia del PP nacional en estas negociaciones.
En clave 'popular', el grueso de la pugna se encuentra en el nombre de la sucesión. Mientras que la dirección de Génova quiere imponer a su candidata, la actual alcaldesa de Valencia, María José Catalá, el aún president opta por Juan Francisco Pérez Llorca, su número dos y mazonista de pro. Esta posibilidad parece la más ideal para él, incluso de cara a un hipotético futuro incierto, ya judicialmente hablando. Catalá, por su parte, ha llegado a desvincularse de estas posibles sucesiones, negando la mayor en sus intervenciones públicas. Por otra parte, desde Valencia proponían el sábado pasado el nombre de Vicente Mompó, sin informar a Génova, actualmente presidente de la Diputación de Valencia, como candidato a las elecciones de 2027.
Sea como fuere, Vox es fundamental para cualquier votación sobre un nuevo presidente. El apoyo de la extrema derecha en las Corts deberá dar el visto bueno a la persona que el PP decida poner al frente de la institución valenciana y, en caso de no llegar a un acuerdo, podría forzarse una llamada prematura a las urnas, un escenario completamente a evitar para el PP por la movilización de la izquierda y el crecimiento de la extrema derecha.
Secretismo y fecha límite
Los contactos entre el PP valenciano y Vox están viéndose marcados por el hermetismo de sus encuentros. Hay una alta probabilidad de que ello se deba a la ya mencionada brecha entre Génova y la dirigencia de Mazón y a que el ex jefe del Consell aún necesita mantener el perfil bajo tras su atropellada dimisión a principios de esta semana. Por su parte, el secretario general del PPCV y uno de los nombres más sonados para sustituirle, Juanfran Pérez Llorca, lleva una semana sin apariciones públicas en Valencia, donde también es portavoz en las Corts Valencianes, y apenas ha lanzado tres mensajes en redes desde Finestrat (Alicante), el municipio del que se desempeña como alcalde.
Por su parte, la formación ultra lleva días apuntando que no les importa tanto el nombre, sino que están más centrados en el programa político que sean capaces de pactar, con especial énfasis en el rechazo a la inmigración irregular, el cambio climático y las cuestiones lingüísticas. Por otro lado, mientras el PP aún se rearma para la etapa post-mazoniana, en Vox ya tienen todo preparado: este viernes, la formación ultra desveló el nuevo equipo de Vicente Barrera, presidente provincial en València, que podrá diseñar las listas para unos futuros comicios.
El PP tiene hasta el 19 de noviembre para seducir a Vox con una propuesta de gobierno que les convenza o, de lo contrario, no quedará más remedio que convocar elecciones, un escenario en el que los 'populares' no quieren verse bajo ningún concepto con una izquierda movilizada tras la dimisión de Mazón y con la ultraderecha en un momento muy dulce.
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