Restan tres días para conocer el sentir de las bases de Junts. Del resultado del viernes dependerá el futuro del Govern y del propio partido, desdibujado desde los primeros momentos de ebullición de la crisis. El ambiente de tensión y división se acrecienta entre los posconvergentes, con un incremento de los partidarios no solo de abandonar el Ejecutivo catalán, sino de una convocatoria electoral. “Cuanto antes mejor”, proclaman algunos diputados.

“Este gobierno es fraudulento”. Con esta contundencia se pronunció este pasado martes la presidenta de Junts, Laura Borràs. En declaraciones a TV3, a pesar de que no ha querido verbalizar públicamente el sentido de su voto, la ex presidenta del Parlament ha defendido la ruptura con Esquerra Republicana de Catalunya (ERC).

Y es que los pesos pesados del partido transitan sin tapujos hacia el ‘no’, como es el caso del expresident de la Generalitat, Quim Torra, quien pese a no estar afiliado, cuenta con una poderosa influencia en el partido. Sostiene que la coalición ha agotado su “recorrido político”. Una línea argumental sobre la que orbitan destacadas figuras posconvergentes, como Francesc de Dalmases, vicepresidente de Junts y próximo a Laura Borràs, así como Jaume Alonso-Cuevillas, miembro de la guardia pretoriana de Carles Puigdemont, quien defiende la ruptura como única “salida digna” a esta crisis.

El diputado Joan Canadell y el portavoz de Junts, Josep Rius, han respaldado la ruptura con los republicanos. Sendos representantes justifican sus posicionamientos en base a que la permanencia en el Govern lamina las opciones de “acabar con la carrera que empezamos el 1 de octubre”.  

En una entrevista concedida este miércoles al diario ARA, Canadell urge a sus compañeros a abandonar el Govern, al que define como “fraude democrático”, y exige la convocatoria electoral. “Cuanto antes mejor”, sugiere. En paralelo, el parlamentario de Junst subraya que la formación “ha perdido credibilidad” en el último año y medio debido a que no se han dado los pasos necesarios para “culminar la independencia”. Es más, sostiene que el Ejecutivo ha dado “pasos atrás”.

En esta línea se mueve también Rius, quien advierte que mantener la coalición con los republicanos limita las opciones de alcanzar el sueño dorado de la independencia. El portavoz de Junts recrimina a ERC que priorice el pacto firmado con el PSOE para la investidura de Sánchez, acusando a los de Aragonès de negarse “en redondo” a compaginar la mesa de diálogo con la “estrategia de confrontación” planteada por los posconvergentes.

Visos de división e “irrelevancia”

En el lado opuesto del cuadrilátero se encuadra el perfil institucional de Junts. Los consellers de la Generalitat han manifestado el “error” que supondría la salida de la coalición. Algunas voces, como la de la titular de Exteriors, Victòria Alsina, incluso han alertado de las posibles consecuencias a futuro que acarrearía la salida. “Caeríamos en la irrelevancia, perderíamos visibilidad. La travesía en el desierto no sería la de los 60 diputados de Artur Mas”, ha deslizado la titular del ramo en una entrevista concedida a Catalunya Ràdio.

Alsina, este pasado martes, sugería en Twitter que una renuncia en el Govern pondría las instituciones en manos del “PSC”. Es decir, el archivo de la “carpeta catalana”. En unos términos similares se pronunció desde el Parlament el responsable del departamento de Economía, Jaume Giró, cuya principal preocupación reside en la “estabilidad” del Ejecutivo catalán.

Además de los consejeros, los partidarios del ‘no’ a la ruptura cuentan con el beneplácito del ex secretario general de Junts Jordi Sànchez. Ante las cámaras de TV3, el ex representante de la ANC ha sugerido que ésta supondría un golpe crítico para el independentismo. “Si sale Junts, la unidad tardará muchos años en volver a hacerse realidad”, advirtió.

El clima de división entre los posconvergentes es palpable, tanto que incluso Xavier Trias ha paralizado su candidatura a la alcaldía de Barcelona. El que fuera regidor de la Ciudad Condal, partidario de la permanencia, no escondió su “estupefacción” ante la guerra de familias en el seno del partido. Tanto él como Joaquim Forn han rogado que la formación no renuncie a posición de influencia desde las entrañas del Ejecutivo.

Puigdemont entra en campaña

El tiempo se agota y las espadas están por todo lo alto, pero aún faltaba la incursión del peso pesado de Jutns por antonomasia. Desde el exilio, el expresident Carles Puigdemont ha tomado partido en el plebiscito. Despojado de todos sus cargos, pero con una enorme influencia orgánica, el exdirigente se ha posicionado a favor de la salida. Lo ha hecho a través de Twitter, al compartir un artículo de Josep Rius en el que defiende las tesis rupturistas.

“Ante el inmovilismo de ERC para cumplir el pacto de gobierno que firmamos y que debía permitir avanzar hacia la independencia. Hago público mi voto. Sí a Junts. Sí a la independencia. No en este Govern”, rezaba el comentario del portavoz de Junts que ha encandilado al que fuera su jefe.

Puigdemont ha defendido constantemente el debate interno en Junts, rechazando las acusaciones de división y catalogándolo como un episodio de “salud democrática”. “Hay partidos en los que manda un único poder, a menudo una única persona, y a veces el dedo de esa persona. Pensamiento único, bloque granítico, defensa sectaria”, censuró el expresident en una clara referencia a los republicanos.