La sede del PSOE en León ha sido atacada con pintadas ofensivas y cristales rotos, sumándose a una preocupante cadena de agresiones que ya supera los 170 casos desde noviembre de 2023. Mientras tanto, el Partido Popular permanece en su habitual silencio, sin haber condenado ninguno de estos actos, que no amenazan únicamente a la democracia española, sino también a la seguridad y la tranquilidad ciudadana.
Por tanto, lejos de tratarse de un hecho aislado, esta fechoría se enmarca en un clima creciente de crispación política, que, según ha expresado el Partido Socialista, está siendo alentado desde sectores de la derecha política y mediática. El PSOE también ha expresado su firme condena, recordando que las Casas del Pueblo, que están siendo atacadas, forman parte de espacios simbólicos de convivencia y defensa de los valores democráticos, recalcando que este nuevo ataque es una manifestación más del odio político dirigido contra quienes defienden un sistema democrático y el diálogo como vía para avanzar en la sociedad.
La formación socialista ha vuelto a exigir una condena explícita por parte del PP y su líder, Alberto Núñez Feijóo, quienes no se han pronunciado aún sobre estos delitos, lo que supone un silencio inaceptable y, por consiguiente, una forma de amparo a la violencia.
Desde la organización insisten en que la violencia política no tiene justificación y no debe tolerarse. “Se condena o se ampara”, advierten, subrayando la gravedad de la situación y reclamando una respuesta democrática inmediata por parte de quienes aún callan.
PP y Vox convierten el Congreso en un patio de gritos
Por su parte, este miércoles el Congreso de los Diputados vivió una de sus escenas más bochornosas al convertir el espacio en un escenario de gritos, interrupciones y descalificaciones por parte de la derecha y la ultraderecha.
El Partido Popular arrancó su intervención con gritos unánimes de “dimisión” dirigidos a Pedro Sánchez, mientras que Vox escenificó su propia rabieta, abandonando el pleno tras un discurso plagado de insultos y dejando a su grupo sentado, aplaudiéndole por su bochornosa intervención.
Francina Armengol, presidenta del Congreso, se vio obligada a parar la sesión varias veces ante la falta de respeto de la bancada conservadora y solicitó directamente a Alberto Núñez Feijóo "poner orden" en su grupo.
Desde el PSOE denuncian que el PP actúa ya como una “banda de ultras”, subrayando que se ha perdido el respeto del PP a las instituciones de todos, “a la orden del cabecilla del movimiento, Alberto Núñez Feijóo”.