La Diputación de Toledo, gobernada por Partido Popular y Vox, ha demostrado que el despilfarro puede alcanzar cotas insospechadas. Gastarse casi 15.000 euros en un logotipo que cualquiera puede descargar gratis en internet es la prueba más evidente de cómo la gestión política puede convertirse en una caricatura. Lo que debía ser un símbolo de modernidad e identidad provincial ha resultado ser un plagio descarado, disponible sin coste alguno en numerosas páginas de diseño gráfico en la red.
Para más inri, el gasto no se detiene aquí. La Diputación tiene previsto abonar una cantidad similar para adaptar el logo a distintos formatos de maquetación. Es decir, casi 30.000 euros en total para adquirir, presumir y versionar un diseño que cualquier usuario podría haber encontrado con una simple búsqueda en Google.
El logo, presentado como un "hito" en diciembre del pasado año, es en realidad un plagio de un diseño que circula desde hace años en plataformas de uso libre como Dribbble, Behance o Kreafolk, donde aparece bajo el título "castle". Basta con teclear unas pocas palabras en un buscador para comprobar que la silueta escogida por la Diputación está disponible de manera abierta, sin necesidad de pagar un solo euro.
El PP y Vox presumen de plagio
Lejos de mantener un perfil bajo, el equipo de gobierno de PP y Vox quiso dar bombo al nuevo logotipo. En diciembre del pasado 2024 lo presentaron como el emblema de una nueva etapa para la institución. La presidenta de la Diputación, Concepción Cedillo, llegó a afirmar que la imagen suponía “una marca representada por una doble ‘T’, como pilares que sustentan una fuerte identidad histórica, con profundas raíces en el pasado, pero que nos posiciona en el presente y nos abre al futuro”.
El discurso fue todavía más lejos. Esa doble “T” debía simbolizar hisToria, paTrimonio, culTura, deporTe, enTretenimiento, gasTronomía, Tejido social y empresarial, Tecnología, presenTe y fuTuro. Todo ello en un ejercicio de creatividad semántica que convertía la letra en un cajón de sastre con el que parecía imposible no sentirse identificado.
El problema es que la “T” mágica no era fruto de la inspiración ni de un encargo artístico exclusivo, sino un diseño ya colgado en catálogos de logos genéricos, al alcance de cualquiera sin coste alguno. De pronto, la épica sobre los valores, raíces, diversidad y modernidad se ha desinflado como un globo.

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Exigencia de explicaciones
La polémica obliga a la presidenta de la Diputación y a su equipo a dar explicaciones inmediatas. ¿Nadie comprobó la procedencia del diseño antes de pagar casi 15.000 euros? ¿Nadie se preguntó si realmente la “doble T” estaba ya en circulación? La ausencia de filtros y la improvisación en la toma de decisiones convierten este episodio en un auténtico bochorno institucional.
La situación no solo pone en entredicho la transparencia y el rigor del gobierno provincial de PP y Vox, sino que erosiona la credibilidad de la propia institución. Hoy, la Diputación de Toledo no presume de un nuevo diseño gráfico, sino de un error monumental que ha dejado en evidencia la ineficacia y el descontrol en la gestión pública.