El presidente del Partido Popular de Castilla-La Mancha, Paco Núñez, ha vuelto a centrar su discurso en atacar al presidente regional, Emiliano García-Page, insistiendo en que el socialista estaría más preocupado por la situación interna del PSOE que por los problemas de la ciudadanía. Sin embargo, mientras acusa a Page de supeditarse a Pedro Sánchez, Núñez ha mantenido durante años una línea de obediencia estricta a la dirección nacional de su partido, y en particular a Alberto Núñez Feijóo, incluso cuando las posiciones del PP han perjudicado de forma directa a la población castellano-manchega.
Esta dependencia ha sido especialmente clara en cuestiones hídricas, donde el PP nacional sigue defendiendo los intereses de Murcia y la Comunidad Valenciana, ambas gobernadas por el PP y beneficiarias históricas del trasvase Tajo-Segura en detrimento del desarrollo castellano-manchego.
En su último comunicado, ya que últimamente no atiende a los medios de comunicación, Núñez ha afirmado que las palabras de García-Page demuestran que su única preocupación es lo que pueda ocurrirle al PSOE. A juicio del presidente del PP, el socialista estaría más pendiente de preservar la estabilidad interna de su partido que de los efectos de las decisiones del Gobierno de España. Ha sostenido además que Sánchez es una mala noticia para Castilla-La Mancha y que las concesiones del Ejecutivo central a los partidos independentistas generan desigualdad territorial, perjudicando directamente a la región.
No obstante, esta argumentación contrasta con la actitud mantenida por el propio Núñez frente a la dirección nacional del PP. Mientras acusa a Page de someterse a Sánchez, el líder del PP ha evitado durante años cualquier crítica al rumbo marcado por su partido en asuntos esenciales para la región. Un ejemplo recurrente son las políticas de agua, donde Castilla-La Mancha ha reclamado durante décadas una gestión más justa del Tajo. Mientras gobiernos del PP en Murcia y la Comunidad Valenciana han defendido la continuidad del trasvase, Núñez no ha cuestionado públicamente esas posiciones. Por el contrario, ha asumido las directrices de Feijóo incluso cuando estas sacrifican los intereses de la ciudadanía castellano-manchega.
El presidente del PP también ha denunciado que Page solo protesta de palabra mientras que, en los hechos, sostiene a Sánchez en La Moncloa. Ha criticado que los diputados socialistas de Castilla-La Mancha respaldaran la investidura y que Page piense supuestamente más en el futuro del PSOE que en el de la región. Pero esa misma lógica no la aplica cuando se trata de la disciplina interna del Partido Popular. Núñez ha evitado siempre poner en cuestión a Feijóo, aunque la estrategia nacional del PP en materia territorial, económica o hídrica haya dejado a Castilla-La Mancha en una posición secundaria frente a otras comunidades del mismo signo político.
Se opone a 9.000 millones para sanidad, educación y dependencia
El comportamiento de Paco Núñez no se limita a su defensa sistemática de las posiciones de Feijóo. Su alineamiento con la dirección nacional del PP y el "no a todo" ha quedado también reflejado en decisiones presupuestarias que afectan de lleno a la vida cotidiana de los castellano-manchegos.
Los diputados regionales del PP en las Cortes de Castilla-La Mancha, votaron el pasado mes de septiembre en contra del techo de gasto de 9.000 millones de euros para 2026, una cifra destinada a financiar la sanidad pública, la educación, la dependencia y los servicios sociales esenciales de la región. Este rechazo, que va en la línea marcada por Génova, supone oponerse a los recursos que sostienen hospitales, colegios, residencias y programas de apoyo a las familias más vulnerables. La medida salió adelante gracias a la mayoría socialista en las Cortes, pero la postura del PP vuelve a mostrar que Núñez prioriza la estrategia nacional del su partido por encima de los intereses reales de Castilla-La Mancha.
Olvida el deterioro sanitario provocado por los recortes de Cospedal
El líder del PP de la región también ha cargado contra la gestión sanitaria, asegurando que la región figura entre las comunidades con mayores listas de espera. Ha afirmado que la sanidad necesita gestión, inversión y planificación, acusando a Page de estar más pendiente de lo que ocurre en Ferraz que de los hospitales y centros de salud. Sin embargo, ha omitido cualquier referencia a los recortes ejecutados por gobiernos autonómicos del PP en otras regiones, o al hecho de que la sanidad castellanomanchega sufrió su mayor deterioro durante la etapa de María Dolores de Cospedal, también bajo directrices del PP nacional.
Con su mensaje, Núñez ha intentado presentar a Page como un presidente subordinado. Pero la realidad política deja un panorama muy distinto. Mientras García-Page ha mantenido posturas críticas hacia Sánchez en asuntos concretos, Núñez nunca ha mostrado esa autonomía respecto a Feijóo. Ha preferido mantener una obediencia absoluta a la dirección nacional del PP, incluso cuando eso supone aceptar políticas contrarias a los intereses de Castilla-La Mancha y favorables a comunidades como Murcia o Valencia. Una contradicción que vuelve a quedar al descubierto en cada una de sus intervenciones.