La sanidad pública ha ganado este martes una nueva batalla en Cuenca. Tras más de 14 años de espera, ha comenzado a funcionar el nuevo Hospital Universitario de la capital conquense, una infraestructura moderna y dotada con tecnología de última generación, que contrasta radicalmente con el modelo de recortes y privatizaciones que intentó imponer el Partido Popular durante su etapa de Gobierno en Castilla-La Mancha.

5.282 días después de que se colocara la primera piedra en febrero de 2011 con José María Barreda como presidente regional, los primeros pacientes han sido atendidos en un centro sanitario que simboliza la apuesta por la sanidad pública y universal. Joaquín, Javier, Verónica y Mabel han sido los primeros ciudadanos en utilizar los nuevos servicios de resonancia magnética de un hospital que representa la mayor inversión sanitaria de la historia de la provincia, con 200 millones de euros ejecutados por el Gobierno de Emiliano García-Page.

La apertura ha sido celebrada por los responsables sanitarios como un "día histórico". El vicepresidente regional, José Luis Martínez Guijarro, ha recordado que fue el Ejecutivo del PP, presidido por María Dolores de Cospedal, el que paralizó la construcción del hospital, lo que condenó a Cuenca a años de retrasos injustificados. Solo con la llegada de García-Page a la Junta en 2015 se retomaron las obras.

Un retroceso sin precedentes durante el mandato del PP

Durante los años de gobierno del Partido Popular, la sanidad pública en Castilla-La Mancha sufrió un duro golpe. Se suprimieron los Puntos de Atención Continuada (PAC) en 21 municipios, dejando sin urgencias nocturnas a más de 100.000 vecinos del medio rural, especialmente en zonas alejadas como la Sierra de San Vicente, La Manchuela o los Montes de Toledo. Además, se despidió a casi el 10% de la plantilla del SESCAM, con 2.800 trabajadores menos y el cierre de 688 camas hospitalarias en todo el sistema público.

A esto se sumó un plan que planteaba la privatización de los hospitales de Almansa, Tomelloso, Villarrobledo y Manzanares, entregando su gestión a empresas como ACS o Acciona, en un modelo que reproducía el fallido sistema madrileño y que generó una ola de rechazo social sin precedentes en la región.

Tecnología, accesibilidad y plantilla reforzada

Ahora, con el nuevo Hospital Universitario de Cuenca ya operativo, el modelo ha dado un giro de 180 grados. El centro está equipado con el mejor equipo de resonancia magnética del sistema sanitario regional, con Inteligencia Artificial incorporada, capaz de reducir a la mitad el tiempo de exposición de los pacientes. La plantilla sanitaria de la provincia se incrementará en 400 profesionales adicionales, según ha anunciado el vicepresidente Guijarro, en un plan que busca no solo modernizar la asistencia, sino también garantizar su sostenibilidad futura.

Los primeros usuarios han coincidido en señalar la funcionalidad, la amplitud y la luminosidad del edificio, así como la facilidad de acceso en transporte público y la comodidad de las instalaciones, que ya han empezado a recibir pacientes derivados de Atención Primaria.

Según ha explicado el director gerente del Área Integrada de Cuenca, José Antonio Ballesteros, esta misma semana entrarán en funcionamiento los servicios de radiología y extracciones, y en los próximos días comenzarán las consultas de pediatría. El calendario de puesta en marcha de cada servicio podrá consultarse de forma pública a través de una web habilitada por el SESCAM.

Con esta apertura, Castilla-La Mancha da un nuevo paso en la recuperación del sistema sanitario público tras una década marcada por los recortes y la precarización. Frente a aquel proyecto privatizador y excluyente, el hospital de Cuenca se alza como ejemplo de lo que es posible con una apuesta decidida por lo público con infraestructuras modernas, empleo digno, atención cercana y tecnología al servicio de la ciudadanía