Vox ha vuelto a elegir el camino de la confrontación y el retroceso. Desde Talavera de la Reina, su secretario general, Ignacio Garriga, ha dibujado un discurso plagado de alarmas, culpando a Pedro Sánchez de ser "el mayor enemigo de las mujeres" al hilo de la propuesta del Gobierno para blindar el derecho al aborto en la Constitución. Una afirmación que, lejos de defender a las mujeres, revela la paradoja de un partido que ha hecho de la negación de sus derechos su principal bandera.

Garriga ha cuestionado legitimidad de un Gobierno que pretende dar un paso histórico y situar a España entre los países más avanzados en igualdad. Pero en su ataque, cargado de cifras infladas, se esconde el verdadero objetivo de Vox, que no es otro que el de impedir que las mujeres tengan garantizada su autonomía y su libertad de decidir.

Garriga ha calificado a Sánchez como "el mayor enemigo de las mujeres", un juicio cargado de cinismo si se tiene en cuenta que Vox ha votado sistemáticamente contra leyes de igualdad, se ha opuesto a medidas de protección frente a la violencia machista y ha promovido discursos que cuestionan incluso la existencia de la violencia de género. Resulta paradójico que quienes rechazan la libertad de decidir sobre el propio cuerpo acusen a otros de ser contrarios a las mujeres.

El dirigente ultra ha recurrido además a cifras exageradas y manipuladas para tratar de construir un relato catastrofista, vinculando al actual Gobierno con un supuesto aumento descontrolado de violaciones, ablaciones genitales y matrimonios forzosos en España. Un discurso que, lejos de responder a la realidad, responde al manual de bulos y exageraciones que Vox ha utilizado de forma sistemática para generar alarma social.

Vox y el aborto: negacionismo frente a derechos

En el mismo acto, Garriga ha intentado marcar distancias con el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, después de que éste haya asegurado que el Ayuntamiento no obligará a las mujeres a recibir información previa sobre el aborto. Sin embargo, Garriga no ha querido entrar en el fondo de la cuestión, limitándose a acusar al Partido Popular de "incoherencia". Lo cierto es que, más allá de las pugnas internas de la derecha, Vox mantiene la línea clara de cuestionar de raíz el derecho al aborto y situar a España en un retroceso democrático que haría añicos décadas de avances en igualdad.

Resulta especialmente llamativo que Vox hable de "desprotección" en materia de violencia de género cuando ha sido el único partido en las instituciones que ha votado en contra de los presupuestos que destinan recursos a la protección de mujeres maltratadas, o que ha recortado programas de igualdad cuando ha tenido responsabilidades de gobierno en comunidades autónomas o ayuntamientos. El discurso de Garriga, cargado de ataques personales a Sánchez, obvia deliberadamente estas incoherencias.

Frente a la realidad de un Ejecutivo que ha aprobado avances como el permiso de paternidad igualitario o la ley de libertad sexual para fomentar la igualdad de oportunidades, Vox se ha limitado a bloquear, negar o ridiculizar cada medida. Hablar de "falsos derechos", como ha hecho Garriga, revela la auténtica posición del partido, la de negar la libertad de las mujeres porque no encaja en su modelo de sociedad.