El presidente del Rayo Vallecano, Raúl Martín Presa, podría comparecer en breve ante la Asamblea de Madrid para abordar la situación del Estadio de Vallecas y su eventual reubicación. Esta posibilidad surge tras una solicitud del grupo parlamentario Más Madrid, que ha requerido información detallada sobre los planes del club y de la Comunidad de Madrid, entidad propietaria del recinto deportivo. Sin embargo, la decisión final sobre la participación de Martín Presa en esta asamblea recae en él mismo.

La posible comparecencia de Presa se produciría tras las últimas noticias sobre la posibilidad de que el Rayo Vallecano construya un nuevo estadio, y que podría incluso estar fuera del barrio de Vallecas, donde el equipo lleva jugando desde su fundación en 1924. El diputado de Más Madrid Pablo Gómez, portavoz de la Comisión de Turismo y Deporte, ha solicitado la presencia del presidente del club ante dicha comisión, con el objetivo de informar sobre la situación del estadio y los motivos que le llevan a plantearse un traslado.

"Es muy fácil: si no tiene nada que ocultar, que venga a sede parlamentaria y nos lo explique. Además, no pilla muy lejos del Estadio, la Asamblea de Madrid también está en Vallecas. Nuestra posición es clara, rotunda y lo hemos dicho mil veces: el Estado del Rayo se queda en Vallecas. Lo único que tiene que salir de aquí es el scalextric”, subraya a ElPlural.com Manuela Bergerot, portavoz de Más Madrid en la Asamblea.

La Comunidad de Madrid estudia todas las opciones

La Comunidad de Madrid, por su parte, ha expresado su disposición a dialogar con el club y a buscar una solución que satisfaga a todas las partes. Fuentes de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte han señalado que se están manteniendo "conversaciones constantes y fluidas" con la directiva del Rayo Vallecano, y que se estudiarán las diferentes opciones que se planteen.

La presidenta del Gobierno regional, Isabel Díaz Ayuso, ya avanzó en una entrevista en el diario 'As' que el estadio podría moverse, pero que buscarían que se quede en el distrito de Vallecas. Díaz Ayuso reconoció que el estadio actual "cada vez es más insostenible" y que el club "necesita un estadio adaptado a la realidad". La presidenta afirmó que el club ya había visto "una serie de terrenos" para una posible nueva ubicación, y que la idea era "ceder terrenos y que ellos costeen el nuevo estadio".

El presidente del Rayo Vallecano, Raúl Martín Presa, se ha mostrado satisfecho con la postura de la Comunidad, y ha defendido la necesidad de contar con un estadio mayor y más moderno, que permita al club crecer y competir en mejores condiciones. Presa ha asegurado que, en los actos del Centenario, que se celebrará en 2024, presentará una propuesta para conocer una maqueta sobre el nuevo estadio.

Mientras tanto, la afición y las peñas del club rechazan la idea de un traslado fuera de Vallecas, y exigen que se respete la identidad y la tradición del Rayo. Desde la izquierda, se ha anunciado la búsqueda del compromiso de la Junta Municipal de Puente de Vallecas, a través de una moción de urgencia, para "preservar la ubicación del estadio del Rayo". La moción insta a la Comunidad de Madrid a que no autorice ningún cambio de ubicación del estadio sin el consenso de la afición, el club y el Ayuntamiento de Madrid.

Recelo en la afición: “Lo que queremos es que arreglen de una vez el estadio que tenemos”

La idea ha despertado recelo en una afición que ya no se fía de las promesas de los dirigentes madrileños ni de los del club, y mucho menos en que estas puedan ser positivas para el devenir de un equipo que es religión en la región, en el conjunto del país y que, incluso, traspasa fronteras por su ideología y sus valores. Además, de unos años a acá está desplegando un juego de notoria calidad.

De hecho, es la duración en Primera División y la posibilidad de que esta se alargue en el tiempo una de las razones que esgrimen desde la Comunidad para mover el estadio de Vallecas y hacer uno que esté, en boca de la presidenta, “adaptado a la realidad”. Pero nada más lejos de esta, la hinchada no quiere eso.

ElPlural.com habla con Raúl, de la peña Los Desperdigaos. En el Estadio de Vallecas, expone a este medio, guarda algunos de sus mejores recuerdos -ascensos, salvaciones in extremis, semifinales de Copa del Rey- y es que más de 40 años dan para mucho. Él lo tiene claro: no van a ceder ni un palmo de terreno porque “el Rayo es de Vallecas y Vallecas es del Rayo”. Por eso se sorprende de que a alguien en la Comunidad “se le haya tan siquiera pasado por la cabeza” la propuesta mencionada, aún por definir.

A este histórico aficionado le bastan pocos minutos para tumbar las justificaciones de Ayuso: “No hay posibilidad de decir que lo vamos a llevar a otro sitio porque va a ser mejor, porque cuando aquí no ha habido Metro, les ha importado un comino si la gente podía o no llegar al estadio (…) Hemos visto aquí al equipo en distintas divisiones y contra diferentes combinados y no ha pasado nada”.

Este fiel seguidor pone voz a los miles de rayistas que coinciden en que la situación del campo puede considerarse poco menos que insostenible, pero defienden que la solución no pasa por aquí: “Lo que queremos es que lo arreglen de una vez. Han tardado entre dos y tres años para una grada, mientras que la otra sigue en la misma situación: con huecos entre los azulejosbaños que se caen a pedazos, no hay mantenimiento, las vallas están oxidadas, los asientos están sucios, llenos de mugre…”.

En la misma línea, Raúl se hace eco de lo complicado que resulta llenar un estadio de fútbol: “A lo mejor en Primera tienes suerte, pero ya sabemos lo que pasa si bajas. Somos los que somos y no compensa tener un estadio pagado con dinero del contribuyente que puedes no llenar”.

Raúl Martín Presa es el presidente y máximo accionista del Rayo Vallecano desde 2011, cuando compró el club por un euro simbólico al empresario José María Ruiz Mateos, que había dejado al equipo al borde de la desaparición. Desde entonces, Presa ha sido el responsable de la gestión económica y deportiva del club, que ha vivido momentos de gloria y de drama bajo su mandato.

Martín Presa, el presidente que divide al Rayo

Raúl Martín Presa es el presidente y máximo accionista del Rayo Vallecano desde 2011, cuando compró el club por un euro simbólico al empresario José María Ruiz Mateos, que había dejado al equipo al borde de la desaparición. Desde entonces, Presa ha sido el responsable de la gestión económica y deportiva del club, que ha vivido momentos de gloria y de drama bajo su mandato.

Bajo la presidencia de Presa, el Rayo Vallecano ha logrado dos ascensos a Primera División, en 2011 y 2018, y ha disputado una Copa de la UEFA, en 2001. El club ha contado con entrenadores de prestigio, como Paco Jémez, Míchel o Andoni Iraola, y ha fichado a jugadores de renombre, como Diego Costa, Michu, Trashorras o Bebé. El Rayo Vallecano ha sido capaz de competir con los grandes del fútbol español, y ha logrado victorias históricas, como el 0-1 al Real Madrid en el Bernabéu, en 2019.

Sin embargo, la gestión de Presa también ha estado marcada por la polémica, la controversia y el enfrentamiento con la afición -el último, el futuro del Estadio de Vallecas-. Presa ha sido acusado de llevar al club a una situación de precariedad económica, de no pagar a los jugadores y empleados, de no invertir en el estadio ni en la cantera, de no respetar la identidad y los valores del Rayo, y de no tener un proyecto deportivo claro. Presa ha sido objeto de numerosas protestas, manifestaciones, pancartas y cánticos por parte de los seguidores rayistas, que le han pedido reiteradamente que venda el club y se marche. De hecho, jugadores históricos como el capitán Óscar Trejo también se han sumado a estas reclamaciones.

El Santa Inés, otra vez al abordaje en aguas revueltas

La tradición vallecana, también en su equipo de fútbol, es históricamente de izquierdas. No así la deriva de su directiva contra la que la afición del Rayo ha luchado tantas y tantas cosas.

El club pertenece a ese elenco de equipos del mundo a los que podría sumarse el St Pauli alemán -aunque su postura frente a la situación entre Israel y Palestina ha generado controversia- o el Celtic de Glasgow escocés. En nuestro país, equipos como el Cádiz, el Athletic Club de Bilbao o el Deportivo de la Coruña son otros ejemplos que unen a la perfección fútbol y conciencia de clase.

Partiendo de la base, no es de extrañar que los desencuentros entre grada -sobre todo la del fondo sur, donde se asientan los Bukaneros- y palco sean una tónica habitual que se ha ido manteniendo en el tiempo y que se ha agravado desde el nombramiento de Presa en 2011.

En lo estrictamente deportivo, la venta de entradas a precios nada populares aún cuando el equipo regresaba a la categoría de oro del fútbol o el fichaje fallido de Roman Zozulia, jugador ucraniano que en 2014 se identificó con los sectores fascistas del golpe de estado de Ucrania, son solo algunos de los casos que han ido mermando la relación entre las partes.

En lo político, uno puede referirse a la invitación al palco a la portavoz de Vox en la Asamblea, Rocío Monasterio -por destacar un ejemplo concreto- o el cuestionamiento de las cifras oficiales de muertos durante el coronavirus por parte de José María Sardá, número dos del club, tras el fallecimiento del padre del presidente.

Y en lo económico, en 2021 futbolistas y personal del fútbol base criticaron la gestión del máximo responsable del club y accionista mayoritario. Unas quejas a las que se sumaron la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) y la Plataforma ADRV, formada por peñas, grupos y aficionados constituidos en asociación, que exigen la dimisión de Presa. Un grito, el de “Presa, vete ya” que se repite en cada encuentro.

En aquellas protestas, los futbolistas señalaron que el club afrontó un expediente de regulación temporal de empleo (Erte) “pese a tener los recursos necesarios” y “sin haber querido llegar a un acuerdo”, por lo que perdieron el 15% de sus contratos, y lamentaron algunas de las actuaciones llevadas a cabo por el club en plena pandemia, al ir en contra de la seguridad.

Las reclamaciones llegaban desde el equipo femenino, cuando las jugadoras expresaron su disconformidad al considerar que las condiciones que tenían quedaban muy lejos de las exigencias de la Primera Iberdrola. En cifras, lamentaban que el 80% de la plantilla tenía un contrato ajustado al mínimo previsto por el convenio colectivo” con pagos de varias nóminas que llegaban tarde “en tiempo y forma”, incumpliendo así el artículo 30 del convenio colectivo.

Ahora Vallecas vuelve “a las armas” como reza su eslogan. El Santa Inés sale otra vez a faenar con la marea alta, pero no se va a hundir o, al menos, no sin intentarlo. Porque lo tienen claro: el estadio es la tabla a la que agarrarse cuando el buque parece vencerse, las gargantas de su gente, la música, y las bufandas al viento; los violines que suenan cuando todo indica estar perdido. Imposible -e impensable- concebir el fútbol de otra manera.

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