Esta vez sí encontraron motivos para concentrarse bajo una pancarta y repudiar un crimen. El lugar fue las puertas del Ayuntamiento de Sevilla, el mensaje de la pancarta era "La violencia no tiene género. Contra todo tipo de violencia intrafamiliar" y los protagonistas de la concentración eran dirigentes y cargos públicos de Vox en Andalucía.

El minuto de silencio escenificado ayer por los ultras era por el crimen perpetrado en noviembre en Dos Hermanas que se saldaba esta semana con la detención de la esposa del fallecido y el amante de ésta, considerados ambos por la Policía como presuntos autores del asesinato.

Al acto asistieron el presidente de Vox Sevilla, Javier Cortés; la diputada nacional Reyes Romero; el presidente del grupo parlamentario de Vox en Andalucía, Macario Valpuesta; el diputado provincial, Rafael García; la portavoz en el Ayuntamiento de Sevilla, Cristina Peláez; el portavoz de Vox en Dos Hermanas, Adrián Trashorras, así como más cargos orgánicos, institucionales y simpatizantes del partido.

Para el presidente de Vox en Sevilla, Javier Cortés, que encabezaba la concentración, resulta obvio que “la violencia no tiene género”, algo que en su opinión se niegan a admitir los demás grupos políticos: “Si la persona que hubiera sido asesinada hubiera sido una mujer –argumentaba Cortés– hoy nos encontraríamos aquí a todos los grupos políticos del Ayuntamiento. Al ser un hombre, nos encontramos solos; no existe la violencia machista, lo que existe es la violencia intrafamiliar, ya que tiene el mismo valor sea quien sea la víctima".

La formación de extrema derecha considera, en palabras de Cortés, que los partidos de izquierda promueven "chiringuitos progres y de género", mientras que Vox es el único partido que "exige la cadena perpetua para los asesinos, pederastas y violadores".

Para la ultraderecha lo único que en realidad existe son "los dogmas progres que intentan enfrentar al hombre y a la mujer sin buscar la verdadera igualdad". Por eso exige derogar esa “auténtica vergüenza” que es la ley de violencia de género, que habría que sustituir por una ley violencia intrafamiliar que “reconozca a todas las víctimas por igual, sin distinción de sexo, raza o condición económica".

El negacionismo de la violencia de género es una de las principales banderas esgrimidas por Vox en su ‘guerra cultural’. Fruto de esa posición fue la creación en Andalucía de un Teléfono de Violencia Intrafamiliar, medida impuesta por el partido ultra al Gobierno de PP y Cs, que no pusieron impedimento a ello. El teléfono ha sido un absoluto fracaso: se puso en marcha el 16 de octubre de 2020 y una año después apenas había recibido una media de dos llamadas al día.

El empeño de Vox suponía en realidad una duplicación de esfuerzos por parte de la Junta de Andalucía, que ya disponía y dispone de teléfonos como el de Atención a las Personas Mayores, Atención a las Mujeres o Información de la Infancia y la Dependencia, servicios a los que precisamente se desvían la mitad de las pocas llamadas que recibe el teléfono de Vox.

La declaración de la ONU para propiciar la eliminación de la violencia contra la mujer data de 1993 y la define así: “Todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la vida privada”.

La Ley de Protección Integral contra la Violencia de Género, del año 2004, nació para combatir esa violencia que, según sus promotores, “se basa y se ejerce por la diferencia subjetiva entre los sexos”, es decir, la sufrida por las mujeres “por el mero hecho de ser mujeres y por parte de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones de afectividad (parejas o ex-parejas), con el objetivo de producir daño y conseguir el control sobre la mujer, por lo que se produce de manera continuada en el tiempo y sistemática en la forma”.