Quien primero dijo la frase, creyendo que no había periodistas escuchándola, fue Felipe González en 1999, cuando ya se veía venir el batacazo socialista y la mayoría absoluta del PP del año siguiente: “Anguita y Aznar son la misma mierda”. La expresión hizo fortuna. Simpatizantes del coordinador de Izquierda Unida propagarían su propia versión con el célebre “PSOE y PP la misma mierda es”.

Es esta exitosa variación la que recupera ahora la coordinadora de Podemos Andalucía, Teresa Rodríguez, en el documento –adelantado el pasado jueves por Público.es– con que el concurrirá al congreso de la formación en enero próximo en el que casi con toda seguridad revalidará su liderazgo.

Con un título que seguramente habrá suscitado sentimientos encontrados en inscritos de Podemos hipersensibles a la cursilería, el documento ‘Análisis y tareas para el periodo inmediato: Ser luna llena’ contiene un durísimo alegato contra el Gobierno de coalición acordado entre Unidas Podemos y el Partido Socialista, que para Rodríguez supone dar “pasos atrás en el discurso impugnatorio y sin medias tintas en materia de corrupción que hemos tenido siempre”.

Corrupciones comparadas

El documento hace un análisis de la corrupción del Partido Popular y el Partido Socialista con los casos Gürtel y ERE como guía, para concluir con este dictamen: “Es la misma mierda y tratar de disimularla solo hará que nos haga oler a nosotras también al tiempo que le dejamos el campo de la impugnación de la corrupción a la extrema derecha. Un doble error”.

Como siempre ha venido sosteniendo aunque ello ahondara aún más sus diferencias con Pablo Iglesias, Teresa Rodríguez reitera que Podemos debería haber apostado por un pacto a la portuguesa que, en su opinión, tendría muchos menos riesgos para la formación morada, abocada con el acuerdo entre Pablo Iglesias y Pedro Sánchez a “una especie de autocensura” ante el escándalo de los ERE.

La version más dura

Lamenta Rodríguez que incluso “Vox llegue a reprocharnos que blanqueamos la corrupción del PSOE”, un partido que en Andalucía ha destinado “ríos de dinero de fondos europeos” para “tejer redes clientelares” merced al “reparto de migajas entre la gente trabajadora para granjearse apoyos y garantizarse la permanencia en el poder”.

Rodríguez a apunta a la interpretación política más descarnada del caso ERE, más cercana a la del Partido Popular que a la de Izquierda Unida o los sindicatos de clase y en la que ni siquiera cabe el atenuante de los varios miles de prejubilados de grandes empresas en crisis –Santana, Hitemasa, Delphi o la minería onubense– a quienes las partidas de los ERE permitieron acceder a pensiones dignas.

Para la dirigente morada, el único objetivo de los gobernantes socialistas fue mantener “un sistema cuyo objetivo fundamental era comprar la paz social y alimentar la dependencia de Andalucía con un partido-administración-gobierno, todo junto y sin comas”.

La vía portuguesa

Más allá del severo diagnóstico de Rodríguez sobre el PSOE andaluz, su análisis de los riesgos de entrar en el Gobierno no va desencaminado, hasta el punto de reflejar lo que seguramente piensan para sí muchos de los inscritos de Podemos a pesar de haber dado públicamente un sí rotundo y mayoritario en la consulta convocada por la dirección nacional del partido.

“Nosotras creemos –argumenta Rodríguez– que el 28 de abril tenía que haberse buscado un pacto a la portuguesa, un acuerdo de legislatura que pusiera el acento en políticas como la derogación de las reformas laborales, el control de los precios de los alquileres, la garantía de suministros básicos de luz y agua, la recuperación de niveles de inversión social previos a la crisis…”.

Como ejemplo de que aquel era el mejor camino, la dirigente morada recuerda los beneficios del pacto de presupuestos suscrito en 2018 entre Pablo Iglesias y Pedro Sánchez:

“Allí fuimos capaces de acordar con el PSOE la mayor subida del SMI de la historia de este país y una mejora de las pensiones más bajas incluso a pesar de que los presupuestos no se aprobaron una parte del acuerdo se hizo valer y salió adelante. Todo el mundo identificó entonces que aquello se consiguió gracias a nosotras, demostramos utilidad a la par que independencia respecto al proyecto social liberal del PSOE. Si hubiéramos seguido caminando esa senda quizá hoy no tendríamos que lamentar la extrema derecha es la tercera fuerza en este país, por delante de nosotras y acercándose a un 20% de los votos, y que vamos a tocar poder ejecutivo justamente en el momento en que más débiles estamos”.

Por lo demás, la explicación polítca del título, tan arriesgado estilísticamente, puesto por Rodríguez a su documento político es la siguiente:

"A este gobierno [de Andalucía] se le combate en las calles. Se le combate con movilización social, con mareas verdes, bancas y violetas. Con toda la rabia de nuestro pueblo ocupando los titulares. En ese trabajo no somos surfistas, somos Lunas llenas, que hacen crecer las mareas con nuestro trabajo activista e institucional sin esperar a cambio más que el crecimiento del movimiento popular como única vacuna a los peligros del fascismo".