Las esperanzas de hallar al pequeño Julen con vida menguan a cada hora que pasa, pero nadie quiere perder la esperanza de encontrarlo con vida después de haberse precipitado el domingo en un estrecho pozo de apenas 25 centímetros, sin protección ni señalización y de más de 100 metros de profundidad.

El suceso ocurrió a última hora de la mañana en la localidad malagueña de Totalán cuando la familia disfrutaba de un día de campo. Desde entonces, más de cien personas trabajan a contrarreloj para encontrar al niño.

Otra tragedia anterior

Según publica el diario El País, en una información firmada por Nacho Sánchez desde Totalán, en la primavera de 2017 los padres de Julen perdieron a su otro hijo, de apenas tres años, cuando paseaba por la playa de El Palo junto a sus padres. El niño falleció de forma súbita.

Las opciones que se barajan son tres: seguir extrayendo cuidadosamente el tapón de tierra que se ha formado a unos 70 metros de la superficie y que bloquea la sonda con una cámara que inspeccionaba el profudo agujero; perforar paralelamente un segundo pozo paralelo, pero tomando previamente la precauciòn de entubar el pozo origianl para evitar derrumbes; y finalmente llevar a cabo una excavación a cielo abierto desde el lateral de la montaña.

Búsqueda contrarreloj

Los investigadores no tienen duda de que el niño, pese a lo estrecho de la perforación, se encuentra ahí abajo: la prospección del pozo ha permitido hallar una bolsa de chucherías y un vaso de plástico.

Instituciones y empresas especializadas de todos el pais están en contacto con la Guardia Civil que dirige el operativo, para ofrecer soluciones técnicas viables.

El operativo está integrado por efectivos del Consorcio de Bomberos de Málaga (CPB), de la Guardia Civil, incluido el Equipo de Rescate e Intervención de Montaña; el Grupo de Especialidades Subacuáticas (GEAS); de la Policía Nacional y Local, y de la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias (EPES).