No ha habido especiales novedades en la apertura este jueves del curso parlamentario en la Cámara andaluza tras el parón veraniego. Si acaso, que la sesión de control de la oposición al presidente ha sido convertida por este en una sesión de control del presidente a la oposición.

En concreto, de control a la líder de la oposición y expresidenta Susana Díaz, aunque no a Adelante Andalucía, con quien Juanma Moreno ha mostrado una indulgencia que tal vez no haya sido sincera pero que sí muy útil para erosionar al verdadero adversario electoral del Partido Popular, que es el Partido Socialista.

"Me suena bien"

De poco le ha servido a la portavoz de Adelante Inmaculada Nieto disparar una batería de medidas nítidamente de izquierdas para someter el problema de vivienda que sufren miles de familias y de jóvenes: sacar al mercado viviendas vacías, imponer tasas punitivas a los grandes tenedores de pisos, fijar un precio tope para el alquiler…

Aunque fueran medidas todas ellas contrarias al discurso y a la praxis del Partido Popular allí donde gobierna, ello no ha sido obstáculo para que el presidente confesara que algunas le “suenan bien” porque “enriquecerán el Plan Vive 2020-2030” y hasta permitirán, “dentro de las discrepancias, llegar a acuerdos con Adelante Andalucía”.

El turno de Díaz

Una vez cumplimentado el trámite de las comprometidas preguntas de control al Gobierno de los partidos que sustentan al Gobierno –con el portavoz naranja Sergio Romero poniéndose bastante más estupendo de lo que aconsejaría la prudencia y los portavoces popular y ultra José Antonio Nieto y Alejandro Hernández haciendo como que preguntaban a Juanma Moreno para en realidad zaherir a Pedro Sánchez–, llegaba el momento más esperado de la sesión con la interpelación de Susana Díaz.

La líder socialista reprochó al consejero de Salud sus “mentiras” en la gestión de la crisis de listeriosis; afeó al presidente que siguiera “escondido” detrás de su consejero; cambiando de tercio, esgrimió los “2.500 profesores interinos con experiencia que en estos momentos están en el paro”; habló de aulas atestadas de alumnos y finalmente le recordó al presidente que, cuando Mariano Rajoy gobernaba en España y él era jefe de la oposición, disculpaba al Gobierno central una morosidad en el pago de las entregas a cuentas que hoy, en cambio, le escandaliza porque quien habita en la Moncloa es el socialista Pedro Sánchez.

Presidente al ataque

No se arredró Moreno ante los embates de Díaz, a quien sabe políticamente débil y no deja de restregárselo siempre que surge la ocasión. Se quejó la mala memoria de Díaz de lo inaudito de que un presidente atacara a la líder del primer partido de la oposición, pasando por alto las muchas veces que ella misma lo hizo con Moreno cuando era presidenta y él deambulaba como alma en pena por el lado oscuro.

En su turno de réplica que cerraba su intercambio de argumentos con Díaz, el presidente –buen alumno en esto de su antecesora– se empleó a fondo con quien ya no iba a tener ocasión de defenderse: la acusó de aprovechar el brote de listeriosis para “arañar un puñado de votos poniendo tuits incendiarios”; le dijo –otra vez– que su Gobierno ocultó a 500.000 andaluces en las listas de espera y contrapuso su desleal actitud como oposición con el “respeto” mostrado por Adelante Andalucía.

Concluyó sin piedad con una pregunta que, ciertamente, nunca habría hecho siendo Rajoy presidente, pero que no por ello era menos pertinente: “¿Va usted, señora Díaz, a dar la cara pidiéndole a Pedro Sánchez los 1.350 millones que son nuestros, que nos debe a los andaluces y que el Estado ya ha recaudado en Andalucía?”.