La única coincidencia en todas las hipótesis disponibles para explicar el ‘caso Valderas’ es esta: que el ex coordinador regional de Izquierda Unida ha pagado –a precio de oro– unos platos rotos muy distintos a los que sus acreedores aseguran haberle hecho pagar.

Los hechos

Los hechos son conocidos: la presidenta Susana Díaz decide proponer al Parlamento el nombre de Diego Valderas, impulsor de la ley memorialista andaluza, para el cargo de nueva creación de Comisionado de la Memoria Histórica, lo habla primero con el interesado, y él está de acuerdo, para, más tarde, en concreto la víspera de su anuncio público, llamar al coordinador de IU, Antonio Maíllo, y comunicarle –no consultarle– su iniciativa, a raíz de lo cual el sucesor de Valderas monta en cólera al interpretar que Díaz quiere segarle la hierba e inmiscuirse en los asuntos internos de la federación de izquierdas.

Las hipótesis

En cuanto a las hipótesis, las hay para todos los gustos si bien la más extendida –aunque no necesariamente la más cierta– es la de que lo único que realmente pretendía la presidenta con su propuesta era fastidiar a Maíllo, a Izquierda Unida, al PCA y, de paso, a Podemos. Es difícil creer que no existiera ese oculto propósito en Díaz, pero es algo forzado concluir que era el único o incluso el más importante de sus propósitos pues, de haberlo sospechado así, alguien tan leal a su organización como Diego Valderas no habría dado nunca su consentimiento.

Aunque él ha guardado silencio, su hijo Javier Valderas ha visto tan “mezquino y ruin” el trato dado a su padre que, tras 23 años de rigurosa militancia, se ha dado de baja en IU y el PCA. Es tanta la gente que quiere a Diego, que la inmensa mayoría de ellos piensan lo mismo que Javi y comparten su misma indignación.

Los platos

¿Le habría parecido bien a Izquierda Unida la propuesta de nombramiento si Susana Díaz se la hubiera consultado, y no simplemente comunicado, a Maíllo? No. Es casi seguro que no, por no decir rotundamente que no.

La falta de tacto de Díaz ha sido la excusa perfecta de Maíllo para hacerle pagar a Valderas antiguos platos cuyo sonoro estrépito al estamparlos contra el suelo todavía resuena en los oídos del coordinador general: su buen entendimiento primero con Griñán y luego con Susana; sus reticencias con la gestión que hizo la dirección de IU del conflicto ‘okupa’ de La Corrala; su discrepancia con el precipitado ultimátum al Gobierno de coalición PSOE-IU donde Valderas era vicepresidente; su abierta discrepancia con la estrategia para confluir con Podemos; su tácito liderazgo del sector crítico de IU-CA.

Por lo demás, el hecho de que la figura Valderas, ya de retirada, no entrañe peligro alguno para el liderazgo político de Maíllo hace más innoble la factura que le han hecho pagar.

Los lobos

Le ha pasado a Valderas lo que al célebre lobo de Sánchez Ferlosio que pretendía entrar en el cielo tras sucesivas vidas en cada una de las cuales su conducta era más impecable y virtuosa que en la anterior. Los guardianes del cielo le dicen primero que no puede entrar porque mata, después que no pueden admitirlo porque roba, más tarde porque su presencia asusta… hasta que finalmente acaban por decirle la cruda verdad: nunca le dejarán entrar en el cielo…¡por lobo!

Al buen Diego IU y el PCA le han prohibido terminantemente la entrada a ese modesto pero digno y merecido cielo institucional que es el cargo de Comisionado de la Memoria no porque Susana sea muy mala ni Valderas no sea lo bastante bueno. Le han prohibido, bajo amenaza de excomunión, aceptar el cargo… ¡por Diego!