La memoria histórica va a ser una de las perdices que el Gobierno andaluz de PP y Ciudadanos tendrá que marear con más habilidad e insistencia en esta legislatura para entretener a Vox, de modo que el partido ultra no se eche al monte dando al traste con el mandato de las derechas.

Las relaciones de la derecha (PP) y el centro derecha (Cs) con la extrema derecha (Vox) van a estar marcadas por la idea ‘¿verdad que no vamos a hacernos daño?’, que le susurraba el paciente del chiste a su dentista. Ni el PP y Ciudadanos pueden permitirse enfadar demasiado a Vox, ni éste puede tumbar una legislatura que ha despertado grandes esperanzas en la España conservadora.

De la A a la Z

El Gobierno que preside Juanma Moreno acordó en su reunión de ayer la creación de un Comisionado de la Concordia que sustituirá a la Dirección General de Memoria Democrática, cuya desaparición inquieta a las asociaciones memorialistas y a los dos grupos de la izquierda, que se pusieron la venda antes que la herida al interpretar el nuevo órgano como un peaje a Vox (que sin duda lo es) y el primer paso (que no está claro que lo sea) para desmontar las políticas de memoria del anterior Gobierno.

Tanto el portavoz y consejero de Presidencia Elías Bendodo (PP) como el vicepresidente Juan Marín (Cs) recalcaban ayer una idea que no debió gustar nada a Vox: la ley actual, que se aprobó sin ningún voto en contra pero con la abstención de PP y Cs, se cambiará solo si hay unanimidad en la Cámara. En el mismo sentido, el diputado popular y exalcalde de Córdoba José Antonio Nieto subrayaba que, mientras esté vigente, “la ley se aplicará de la A a la Z”.

Unanimidad imposible

El Gobierno descarta, pues, hacer uso de su mayoría parlamentaria para modificar el texto vigente, pero el caso es que ni Bendodo ni Marín pueden desconocer que tal unanimidad es imposible: no solo por la presencia en el Parlamento de esa variable montaraz llamada Vox, sino porque PSOE y Adelante Andalucía se negarán a rebajar la ley que ambos aprobaron hace dos años.

Complementariamente, no cabe imaginar una coincidencia de la izquierda y la extrema derecha en una cuestión tan sensible, aunque por motivos opuestos, para ambas.

El caramelo

Con esos parámetros trazados por los dos hombres fuertes del Gobierno de Moreno, la creación del Comisionado de la Concordia sería, de entrada y por ahora, más una suerte de caramelo para endulzar los ácidos paladares de los diputados ultras que un torpedo contra la línea de flotación del memorialismo institucional.

En todo caso, habrá que esperar a conocer el perfil de la persona que ocupe el cargo de Comisionado de la Concordia para saber si PSOE y Adelante Andalucía se han precipitado al ponerse la venda. El nombre y la biografía del Comisionado proporcionarán las pistas que hoy faltan para rastrear las verdaderas intenciones del Gobierno en esta materia.

Vox no pica

Los problemas del Gobierno con su socio parlamentario Vox no tardarán en aflorar. Su diputado Francisco Oña insistió ayer: lo que su grupo quiere es, pura y simplemente, la derogación de la Ley de Memoria; de hecho, el punto 33 del acuerdo firmado con el PP lo dice literalmente: “Promover una Ley de Concordia que sustituya a la ley de memoria histórica”.

Oña no parecía muy dispuesto a degustar el caramelo que le había preparado el Gobierno. El Comisionado de la Concordia, espetó a sus socios en su alocución ante la Comisión de Cultura, “quebranta en la letra y el espíritu” el pacto firmado con el PP. Se equivocan, remachó, si piensan que van a contentar a Vox “con un simple cambio de nombre”.

Aun así, varios miembros del Ejecutivo se mostraban ayer muy respetuosos tanto con la actual Ley de Memoria Democrática como con las familias que quieren recuperar los restos de víctimas de la guerra y el franquismo asesinadas y enterradas irregularmente. Seguirá habiendo fondos públcos para ello.

Del Pozo no es Hernando

La consejera de Cultura y Patrimonio Histórico, Patricia del Pozo (PP), competente en la materia, fue muy expresiva ayer en su apuesta “de corazón por el diálogo y el consenso”, que vinculó a la “ejemplar Transición”. Las coordenadas políticas del futuro Comisionado serán, dijo Del Pozo, “el pluralismo, la convivencia, la cultura de la paz y la defensa de los derechos humanos”.

Lejos de exabruptos como aquel del diputado Rafael Hernando acusando a las familias de acordarse de sus represaliados cuando había subvenciones, la consejera de Cultura parece alinearse inequívocamente con políticos de su partido como Francisco de la Torre, el alcalde de Málaga que, en el ámbito de la derecha, fue pionero en la recuperación y dignificación de las víctimas. 

"Todo el mundo tiene derecho a saber dónde están enterrados sus seres queridos, esto no es cuestión de ideología, sino de humanidad y este debe ser el punto de partida en este tema", proclamó con sensibilidad la consejera Del Pozo, aunque también reprochó a los grupos de izquierda que, en la tramitación de la Ley de Memoria aprobada en 2017, no aceptaran ninguna de las 70 enmiendas que los partidos que hoy están en el Gobierno andaluz.