Los procesos internos de selección de candidatos habidos en los últimos días en partidos como el PP, el PSOE, Ciudadanos o Podemos no se han caracterizado precisamente por su pulcritud democrática: o bien sus militantes ni siquiera han sido consultados o bien lo han sido muy parcialmente o, cuando se les ha consultado, su opinión no ha sido respetada por los líderes.

¿Ocurre lo mismo en otros países en este asunto crucial del funcionamiento interno de los partidos? ¿En esto ‘Spain is different’? ¿Son peores las leyes o simplemente no se cumplen? ¿Hasta qué punto es importante para la salud de una democracia que existan controles internos eficaces y procesos democráticos impecables dentro de los partidos?

La sala de mando

De todo ello reflexiona el libro ‘Desprivatizar los partidos’, recién aparecido bajo el sello editorial Gedisa y del que son autores los sociólogos José Antonio Yáñez y Joan Navarro. El primero de ellos, profesor de la Universidad Carlos III de Madrid, resumía ayer en una entrevista en Canal Sur Radio algunas de las conclusiones de su investigación.

Yáñez y Navarro parten de la constatación de que “los partidos son la sala de maquinas e incluso la sala de mando de la democracia, son los partidos, no el Parlamento ni el Gobierno, elegidos en realidad por los partidos”.

Una de las tesis del libro es resumida así por sus autores: “Un partido político español tiene menos obligaciones de control y de transparencia de sus cuentas y funcionamiento que una comunidad de vecinos, una cooperativa o una empresa”.

Alemania no es España

Para Yáñez lo que sucede en España no es comparable con lo que ocurre en otros países europeos: “En Alemania la ley ordena a los partidos organizar congresos cada dos años, e incluso la CDU los hace todos los años; en Gran Bretaña, en septiembre, los tres grandes partidos hacen sus congresos. En todos estos países todo está bastante pautado. Recordemos, por ejemplo, que en Gran Bretaña el partido conservador presentó moción de censura a Theresa May, pues bien, la presentó por la mañana y se votó por la tarde". Inimaginable en España.

¿Pero tampoco los nuevos partidos, como por ejemplo Podemos, se comportan con pautas más democráticas? “Ni siquiera. En Podemos montaron un sistema de primarias que en la práctica solo sirve para ratificar lo que dice la dirección. Podemos es un partido con una vida interna tan degradada que ha ocurrido lo que en ninguna parte del mundo, se ha votado sobre si la pareja dirigente (ya es bastante) tiene derecho a comprarse un chalé. Eso no se ha dado ni en la Argentina de Perón”.

Para el profesor y sociólogo, “lo que sucede en España es muy grave: estamos en un sistema en que los dirigentes de los partidos literalmente no tienen ningún freno interno, hacen lo que quieren”, y de ahí que acabe habiendo tantos casos de corrupción, “porque no hay ningún control interno”.

Sobre las primarias

Yáñez y Navarro tampoco salvan las primarias que han venido implantando los partidos en los últimos años: “Participar en la política –sostiene Yáñez– no vale para nada, salvo que entres en un partido para medrar. Cuando en Madrid hay unas primarias en el PSOE y no participan ni 2.000 afiliados eso demuestra que no tiene ningún interés participar en la política.

¿Y por qué ese desinterés? “En política se participa por dos cosas: para ser elegido (o poder elegir a los dirigentes) y para participar en debates del partido e influir en su línea política. Si no hay congresos, participar no vale para nada”.

En el libro puede leerse esto que a muchos militantes del PSOE les sonará dolorosamente familiar: “Lejos de representar el triunfo de las bases frente a los aparatos [las primarias] suponen el triunfo del líder (y su equipo) sobre las viejas oligarquías internas, normalmente de corte territorial”.

Normas y conductas

La tesis central del libro está explicitada en su título y la resume así Yáñez: “Los partidos se han privatizado, las direcciones son propietarias de hecho de los partidos. Hay que invertir este proceso, los partidos tienen que volver a ser abiertos, con equilibrios de poder, al menos con un congreso cada dos años”.

¿El problema es la normativa vigente o la habilidad con los partidos para burlarla? “Ambas cosas. La normativa es mala. En 2015 se hizo una nueva normativa sobre los partidos, muy prolija pero que en el fondo estaba pensada para que los partidos la eludieran. Un artículo habla de que se deben organizar congresos cada cuatro años, pero si lo lees bien ves que dice eso como podría decir otra cosa porque no obliga a nada. La normativa es tan prolija que acaba creando un montón de recovecos para eludirla, y los partidos siempre se las ingenian para encontrar agujeros y eludir restricciones presupuestarias y de control”.

Algunas soluciones

¿Hay soluciones? Los autores de ‘Desprivatizar los partidos’ piensan que sí y que bastaría con una cierta voluntad política para implementar esas soluciones.

El profesor Yáñez recuerda, por ejemplo, que “en Austria tienen sistema muy ingenioso, con una comisión de profesionales de la publicidad que observan las campañas electorales y, como conocen los precios de mercado, cuando ven que un partido se pasa de gasto lo llaman para que les dé información de por qué está gastando más. Es un sistema bastante razonable; de hecho en Austria se dan muy pocos abusos”.

Los autores proponen reformas lo bastante concretas como para poder ser asumidas por los partidos… si quisieran: cambios en la Ley de Partidos orientadas a una mayor democratización de las organizaciones, participación de los simpatizantes en la elección de los candidatos, más transparencia, mayor compromiso en los programas electorales, responsabilidad penal de dirigentes en materia de financiación, mayor proporcionalidad en las elecciones, elección directa de al menos la mitad de los candidatos en distritos unipersonales, limitación de mandatos, desbloqueo de las listas…